«Tras el atentado me enviaron a Eibar. En los 80 no se tenía en cuenta si eras víctima o no»
«Lo primero que hice fue mirarme si estaba entero», relata Alfonso Sánchez como superviviente del primer coche bomba que ETA hizo estallar en Madrid
A. G. E.
Lunes, 2 de mayo 2016, 06:44
Alfonso Sánchez tenía 19 años cuando sufrió un atentado de ETA en la plaza de la República Argentina de Madrid. Fue el 9 de septiembre de 1985 y llevaba dos meses en la Guardia Civil. El presidente de la AVT recuerda que aquel día viajaba en un microbús junto a una veintena de compañeros, prácticamente todos de la misma edad, «todos con ganas de buscarnos la vida», pero «cuatro descerebrados por no sé qué historias de los gudaris vascos quisieron dejarnos allí destripados».
Usted resultó malherido.
Yo todavía tengo metralla. Me quitaron parte en el hospital, pero tengo restos pequeños en la cabeza, en un brazo y en un costado. También perdí el tímpano derecho, pero todo eso fue curando con el tiempo, al final lo que te queda es el trastorno post traumático y la depresión.
¿Estuvo consciente después de la explosión del coche bomba?
Sí, sí. Además, después de la bomba nos ametrallaron, hubo disparos, yo tiré al aire porque no podía ver, la sangre me cubría la cabeza... Fue un momento dantesco. Lo primero que hice fue mirarme para ver si estaba entero. Los primeros heridos los evacuamos en coches particulares y el más grave, el americano, se lo llevaron en un autobús urbano. Lo subimos entre cuatro como pudimos, aguantó unos días, pero finalmente falleció. A mí me llevó un coche de la policía.
¿Cuánto tiempo necesitó para recuperarse?
Mucho. Las heridas físicas se curan, pero, al cabo del tiempo, ves que te sobresaltas, que tienes palpitaciones sin darle ninguna explicación, te invade la tristeza, la angustia y descubres que son los síntomas del trastorno post traumático. La ansiedad no me deja subir a un autobús, la última vez que lo hice acabé en urgencias en el hospital.
¿Después del atentado siguió en la Guardia Civil?
Seguí trabajando en la Guardia Civil, de hecho tres años después me enviaron a Eibar donde estuve hasta 1989. Entonces no tenían en cuenta lo que te había ocurrido... En 1999 comenzaron los trámites para el juicio oral y tiempo después una forense de la Audiencia Nacional me ofreció la posibilidad de pasar a retiro de la Guardia Civil. Desde entonces me dedico a la AVT de manera altruista.
