Cadaqués
Una visita a la tumba de Esther Tusquets en el cementerio de Port Lligat
CRISTINA TURRAU
Sábado, 23 de septiembre 2017, 08:15
Este verano, en Cadaqués, visité el cementerio de Port Lligat y encontré la tumba de Esther Tusquets. Mi segunda lectura de 'También esto pasará', el ... libro que le dedicó su hija, Milena Busquets, había dado tan buenos frutos como la primera. Y había que rendir un pequeño homenaje. Ahí estaba. Un nicho en la parte alta del columbario. En mármol negro y con una pequeña escultura de la cara de la escritora y editora. Sé por qué me gusta tanto el libro de Milena. Es una carta de amor de una hija a una madre. Y me parece tan bonita que hace un par de años entrevisté a la psicoanalista Soledad Oraá para que desgranara las claves de las relaciones entre madres e hijas. Entre Milena y Esther. Estas son algunas cosas que me dijo:
"En mi percepción, la madre de la protagonista del libro ha sido una madre tan grande que ha hecho que su hija creciera un poco a su sombra. Tener una madre o un padre muy importantes es algo muy difícil para los hijos. Porque ocupan mucho. Y en la relación con los hijos hay que dejar sitio. Tiene que ver con cómo se 'constituye' un hijo. Lo hacen a partir de los padres y, en primera instancia, de la madre. Irse soltando e irse constituyendo en un individuo independiente es doloroso. Siempre es doloroso. Y ahí se conecta con el duelo cuando una persona muere. Se conecta en el proceso de separación. En la separación se suscita una ambivalencia. Se vive intensamente en la adolescencia, un momento de crecimiento".
"El libro es un diálogo con la madre. La protagonista está iniciándose en el proceso del duelo por la separación de la madre. Y describe muy bien la incredulidad por la muerte y el apego tan grande que siente por ella. Y lo siente en el cuerpo. La persona que se va deja un vacío en el cuerpo. Es como si le hubieran amputado una parte de su cuerpo. Las emociones están absolutamente arraigadas en el cuerpo".
"La sexualidad es la unión amorosa por excelencia. Lo importante de la vida es que la mente tenga movimiento. Que no se enquiste, que no se atasque. A la protagonista, el sexo le rescata de la relación con la madre, de quedarse atascada en ella. La protagonista utiliza la relación amorosa con hombres por los que se siente querida para salir de ese dolor. Son personas amables. Si busca personas buenas, personas que le quieran, que le respeten y a las que ella también quiere, ello habla de un buen origen de la relación vincular, de la relación amorosa".
"A veces hay malas experiencias amorosas y conviene descubrir por qué tienden a repetirse. Cuesta mucho ser consciente de que se está repitiendo algo, porque a veces, aún queriendo escapar, estás abocado a repetirlo. Los actos tienden a repetirse si no se les pone la luz del pensamiento. En nuestra primera relación todos hemos sido 'seducidos' por la madre. O al menos eso es lo deseable para que nos quieran, para querer y para entrar en una relación amorosa. De hecho, en las patologías más graves no se entra en esa relación amorosa, por muchos factores. ¿Qué hace la madre? Querer mucho a su hijo. Así entra en el círculo. Para luego decepcionarle también. Porque resulta que la madre tiene un marido o un trabajo. También pasará con la pareja. Que tendrá un trabajo que le apasiona. O muchos amigos. U otras cosas. Y el hijo o el enamorado se desilusionan. Pero aguantar la desilusión y por parte de la madre, soportar la desilusión del hijo, permitirá que éste encuentre otras personas, personas amables con las que podrá realizar la vida que elija".
"Para hacer un buen duelo hay que haber admitido una desilusión. El verdadero duelo pasa por poder ver lo que no te ha gustado, lo que te ha fastidiado. Porque de esa manera rescatarías, de forma más íntegra, la relación con la persona que ha muerto. Y así la puedes dejar marchar. Es la manera de poderte separar. Al principio en los duelos se dice 'no me quiero olvidar'. Y no quieres olvidar porque pierdes a la persona. Y al perderla, pierdes algo propio. No nos gusta perder nada".
"Soportar la exclusión ayuda a crecer. La protagonista agradece a la madre que le haya facilitado la relación con el padre. Es algo muy bonito. Desde el psicoanálisis se habla mucho de cómo la madre permite o no la relación con el padre, como un paso muy importante de presentación. La madre presenta al padre. Permite al padre acercarse a ese hijo. Se hará así una mejor vinculación. Y ahí empieza el 'lío' porque son tres, ya no son dos. Cuando hay tres, siempre hay alguien excluido. Y se resuelve el problema aprendiendo a soportar la exclusión. En la familia, el hijo está excluido frente a la pareja. O el padre, en la relación madre-hijo cuando es un recién nacido. Y no pasa nada. Lo único que se requiere es poderlo soportar. Cuando quieres a la persona y notas que se está sintiendo excluido, cuidas eso y lo mimas".
"En el libro asistimos a un momento inicial de la elaboración del duelo. El propio libro podría ayudar a hacerlo. Cuando una persona se siente excluida y no puede soportarlo no está aprovechando la experiencia. La experiencia de pérdida es una experiencia buena porque esa pérdida bien elaborada va a dar lugar a otra cosa mucho más rica. Una relación nueva. El poderte separar de tu madre, habiendo sido una persona importante, te permite, por un lado, hacer algo propio con todo ello. Con lo cual se permite el desarrollo personal".
"Vivimos en una sociedad que tiende a taponar toda falta, todo aburrimiento. El consumo viene para taponar. En la radio un padre recientemente prometía a su hijo: 'hijo mío no te va a faltar de nada'. Y yo pensaba que eso es una gran mentira. La frase sería: 'No te preocupes, que vas a poder vivir sin muchas cosas. Lo que no te va a faltar es mi cariño, mi amor. Supliremos juntos la falta, lo que sea'. No todo hay que calmarlo. Por ejemplo el dolor por una madre que se muere. Hay que ayudar a soportarlo, pero no calmarlo".
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