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La directora Julia Ducournau da unas indicaciones al elenco durante el rodaje de 'Alpha'. Carole Bethuel

Julia Ducournau

Directora de cine
«El terreno más fértil para crear algo es ir hacia lo desconocido»

«Mi película parece una distopía porque con los enfermos de sida nunca hubo reparación», asegura la cineasta, que estrena este viernes 'Alpha'

Iker Cortés

Madrid

Jueves, 20 de noviembre 2025, 00:27

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Con 'Titane' (2021), Julia Ducournau (París, 41 años) alcanzó la gloria. La película, acerca de una mujer con una placa de titanio en la cabeza que acaba desarrollando una fascinación erótica por los automóviles, se llevó la Palma de Oro en el Festival de Cannes y Ducournau se convertía en la segunda mujer en la historia del certamen en hacerse con una. Ahora, la directora regresa a las salas de cine con 'Alpha', un drama que explora la relación entre una adolescente problemática de 13 años y su madre y que comienza cuando la joven vuelve de una fiesta con un tatuaje en el brazo en un momento en el que una extraña enfermedad que recuerda al sida está causando estragos.

-¿Cómo se recupera una de un éxito como el de 'Titane' y la Palma de Oro? ¿Pesa mucho a la hora de dar los siguientes pasos?

-Sí y no. Creo que la mayor presión que siento normalmente es la que me pongo yo misma. Sinceramente, recibir un honor como la Palma de Oro es algo con lo que todo cineasta sueña desde que es niño y es algo que parece completamente fuera de alcance, así que, básicamente, cuando la recibí, primero, nunca esperaba recibirla. Y segundo, aún no lo he procesado. Siento que sé que ese momento ocurrió, pero todavía me parece muy surrealista. Siendo honesta, como no lo he procesado, no pienso tanto en ello. Para mí, lo importante al pasar de una película a otra es intentar profundizar más en mi trabajo y tratar de encontrar un territorio en el que no espero encontrarme, una zona desconocida que es, para mí, el terreno más fértil para crear algo: ir hacia lo desconocido. Así que la presión viene más de la que yo misma me pongo en mi trabajo que de fuera.

-¿Cómo surgió esta historia? Evidentemente hay mucho de los años oscuros del sida, pero no sé si también el fenómeno de la pandemia ha estado presente en algún momento.

-No, en realidad no hice esa conexión. Quiero decir, es un vínculo que es evidente y la pandemia de la covid sigue siendo algo que nos persigue a todos hoy en día, simplemente por el hecho de que hubo una recesión económica después que prácticamente paralizó el mundo entero. Todavía estamos sufriendo sus efectos directos e inició un ciclo muy difícil de atravesar para todos nosotros. Pero la razón por la que creo que llegué a la idea de una pandemia tiene más que ver con que, cuando empecé a escribir la película, el mundo había empezado a tomar un rumbo que es el que vivimos hoy en día, un ciclo que es bastante oscuro, y en el que todos estamos en shock, despertándonos cada día con un nudo en el estómago. Nos sentimos bastante impotentes. Y es un momento extremadamente difícil de conceptualizar o ficcionalizar, porque no tenemos distancia con respecto a él.

-¿Entonces?

-Necesitaba catalizar o purgar los miedos que el periodo que estamos viviendo me provoca ahora mismo y creí que la mejor forma de enfrentarme a este miedo era volver a una época en la que, por primera vez, sentí que el mundo estaba muriendo y que el futuro estaba, por así decirlo, bastante comprometido en muchos sentidos. Así que volví a los años 90, cuando era muy niña. Tenía unos 7 u 8 años en el pico de la pandemia del sida. Sentía que había nacido en un mundo en el que todo el mundo estaba muriendo y donde la idea del futuro era extremadamente incierta y oscura.

-De hecho, como la enfermedad de la cinta es inventada, aunque esté el tema de la sangre y de las drogas presente, a veces parece que estamos viendo una distopía.

-Sí, absolutamente. Obviamente no aplicaría la palabra 'distopía' a la película porque, efectivamente, surge de una situación que ocurrió. Y cuando digo situación, no hablo solo de la pandemia del sida, hablo también de la forma en la que un mundo entero, una civilización entera, una sociedad entera, abusó y maltrató a personas por estar enfermas, avergonzándolas, señalándolas y diciéndoles que se merecían lo que les había pasado por su estilo de vida. Y este momento es, para mí, un momento en el que, como especie y como sociedad, alcanzamos un nivel bajísimo en términos éticos, morales y humanistas. Y lo peor es que nunca hubo ninguna reparación por ello. Nunca hubo un reconocimiento ni disculpas hacia esos pacientes que necesitaban cuidados, ni hacia esas familias que perdieron a sus seres queridos. Así que creo que el motivo por el que dices que es una distopía, aunque ocurrió, es que nunca hubo reparación, y se sucedieron treinta años de silencio al respecto, lo cual fue de algún modo conveniente porque nadie quería hablar de cómo la sociedad abusó completamente de su poder básicamente por miedo.

-Hablaba antes de que estamos en otra época oscura. ¿La humanidad no solo no aprende sino que da pasos atrás?

-Yo misma me lo pregunto todos los días. Hay un rayo de esperanza porque yo creo mucho en los ciclos. Creo que, incluso biológicamente, el concepto de ciclo está grabado en cualquier ser humano, pero también en la naturaleza misma, en cualquier animal: siempre hay un ciclo. La parte oscura es que ahora estamos en un ciclo extremadamente alarmante y aterrador. Y, efectivamente, parece que estamos repitiendo una y otra vez las mismas cosas, lo cual es bastante cierto. Pero aun así tengo mucha fe en la generación más joven. Creo realmente en su espíritu de resistencia, de rebote, en su mentalidad abierta respecto a la libertad, la identidad, la sexualidad… Son mucho más abiertos que nosotros cuando teníamos su edad. Y creo sinceramente que esto permitirá un cambio en algún momento y un retorno a un ciclo más virtuoso que el que vivimos ahora. Así que, supongo, esto me convierte en una persona optimista. Aunque estoy de acuerdo contigo en que es desconcertante lo poco que parece que la humanidad aprende de los horrores que ya han sucedido antes.

Tres fotogramas de la película.
Imagen principal - Tres fotogramas de la película.
Imagen secundaria 1 - Tres fotogramas de la película.
Imagen secundaria 2 - Tres fotogramas de la película.

-Secuencias como la de la piscina permiten hablar del miedo a lo desconocido y del estigma. ¿Es el género de terror y el fantástico una buena forma de hablar de las realidades que nos afectan?

-Oh sí, desde luego, pero no creo que 'Alpha' sea una película de terror. Para mí es un drama al c100% y, hasta cierto punto, también una historia de amor. O digamos, una historia sobre el amor, más que una historia romántica, porque no hay romance en ella. Pero creo que el terror es una forma increíble de llegar a lo inconsciente, de acercarnos mucho a nuestros propios tabúes y de proyectarlos en la pantalla mediante imágenes que pueden parecer, ya sabes, aberrantes, extrañas o muy incómodas de ver. Pero la razón por la que resultan incómodas es porque alcanzan un lugar dentro de ti al que tú mismo no quieres ir. Y creo que, en ese sentido, el horror es una manera muy filosófica y humanista de enfrentarse de frente a esos miedos que tienes, a esos miedos no dichos y a esos tabúes que llevas dentro. Así que, obviamente, funciona hoy en día, claro, pero de forma más general, veo el horror así. No creo en el horror por el horror, digamos, solo por el valor del impacto o algo así. Para mí, siempre es un medio que opera en muchos niveles, porque utiliza tantas imágenes que está cerca de la pintura, de la poesía y de la filosofía en muchos sentidos, porque te confronta con algo extremadamente existencial, que es básicamente tu miedo a la mortalidad y tu miedo a no poder protegerte del mundo.

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