El auge de los nacionalismos en Europa es un hecho. Los partidos ultra son capaces de confeccionar un programa electoral completo repitiendo una vez y ... otra el nombre de su país. Se apela a la patria como una fórmula mágica que vale para todo. Por eso resulta curioso comprobar que a la hora de ondear banderas, más allá de las manifestaciones, los arranques nacionalistas se desinflan ante la conveniencia económica.
El buque que ha vertido pellets ante las costas gallegas es de capital alemán, pero su bandera es de Liberia, uno de los países favoritos de las navieras, junto con Panamá. No crean que lo de este barco alemán es algo excepcional: hace unos años España era el país con más banderas de conveniencia de Europa.
Clamar por la patria parece una tarea fácil; pero, por lo que se ve, defender la tierra, y defender el mar, es más complicado, sobre todo si al hacer números no sale rentable.
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