El poema de T.S. Eliot titulado 'El mes más cruel' alimentó la mala fama de abril: «(...) es el mes más cruel, criando lilas de ... la tierra muerta, mezclando memoria y deseo, removiendo turbias raíces con lluvia de primavera»; sin embargo, estos meses en los que padecemos las altas temperaturas se llevan muchas vidas por delante. La mortalidad por calor aumenta un 4% por cada grado de más que sube la temperatura. Es necesario desprender al verano de su falso prestigio de época ideal para el descanso y el esparcimiento. Puede ser muy cruel, julio, sobre todo para personas como Montse, la trabajadora de la limpieza fallecida en Barcelona. Por suerte, los protocolos ante el calor, cuyas bases están recogidas en distintos marcos normativos, son cada vez más frecuentes. Hay que concentrarse ahora en lo más difícil: garantizar que esos protocolos, que tan bien se sostienen en el papel, se cumplan.
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