Recientemente se conocía que el filósofo chino Jianwei Xun no existe y que sus celebradas teorías, incluido el concepto de 'Hipnocracia, han sido creadas en ... comandita por un editor italiano y varios programas de Inteligencia Artificial (IA).
La polémica sobre este asunto en los círculos intelectuales y filosóficos, va in crescendo. Esas teorías planteadas por la IA, tenían un sustento extraordinario que hizo creer a muchos expertos que estábamos ante un gran, y nuevo, filósofo chino. Todo mentira. Nos han engañado con un chino, y las ilustres teorías, con ese concepto fantástico denominado 'Hipnocracia', están creadas en un juego de toma y daca con la IA, por el editor italiano Andrea Colamedici.
Es evidente que la IA ha llegado para quedarse, y es evidente también que buena parte de los creadores literarios, gráficos, musicales, audiovisuales, ven en esta herramienta, más que una herramienta, un peligroso competidor que puede acabar con ellos.
El exitoso intelectual ha sido creado en comandita por un editor italiano y varios programas de la IA
Y es como para ponerse a temblar, porque la IA es potente, y super potente, en la generación de creatividad basada en palabras, notas musicales, imágenes, y similares, y vete tu a pedirle derechos sobre las imágenes y textos que utiliza. Nadie parece estar dispuesto a meterle mano, en serio, desde el punto de vista de la regulación.
Todo aquello que pueda estar traducido a bits, la IA lo recompone en una renovada sopa de bits que genera creatividad a tutiplén. Así que, sí, es para ponerse a temblar.
La buena noticia es que hay sectores que, por ahora parecen librarse de este 'gargantua' digital. Hace unos días se me ocurrió poner a la IA a trabajar en tres aspectos. El primero estaba relacionado directamente con la creatividad, en concreto, la audiovisual. Pregunté a la IA.
–«Oye tú julai –por cierto, no se me enfadó por utilizar lo de julai, es otra de las ventajas de la IA– ¿Puedes escribirme un artículo sobre la IA y la creación de series de televisión?»
La respuesta me dejó patidifuso. Por supuesto, sin faltas de ortografía en todo lo que me escribió, tituló lo siguiente:
–«La Inteligencia Artificial en la Creación de Series de Televisión: Transformando el Futuro del Entretenimiento».
Y en el desarrollo decía, entre otras muchas cosas, «desde la generación de guiones hasta la creación de personajes y la personalización de contenidos, la IA está abriendo nuevas posibilidades en la producción televisiva, cambiando la forma en que concebimos y consumimos las series».
Y me explicaba que, gracias al desarrollo de lenguajes avanzados como GPT-4, la IA puede escribir guiones de series de televisión y adecuarlos a una audiencia concreta. Y no solo eso, sino también que esos guiones pueden ser adaptados al gusto de cada usuario de Netflix, Prime, o la plataforma que sea. Es decir, que la IA ofrece la capacidad de personalizar las series de televisión para los gustos específicos de cada espectador. ¡Toma castaña!
Y no hablemos del atrezzo, o de la creación de escenarios, porque existen programas como DALL-E y MidJourney que hacen verdaderas virguerías. Y, por supuesto, la IA sirve ya para tomar decisiones sobre si una serie puede gustar al público, o no.
Como me había echado a temblar como un flan con estas noticias de la IA, decidí ponérselo todavía un poco más difícil y pedirle algo en lo que, me parecía, podía empezar a flaquear.
–«¿Puede la IA ayudar a un fontanero?»
Ahí la respuesta ya no fue tan contundente como en la pregunta anterior. Empezó a enrollarse con elementos de visión artificial para ver las tuberías por dentro, que si el uso de sensores IoT (Internet de las Cosas) y cámaras de alta definición conectadas a sistemas impulsados por IA para detectar fugas, obstrucciones o daños en las tuberías sin necesidad de realizar excavaciones o reparaciones invasivas. En fin, la vi un poco espesa, como echando balones fuera.
Pero le tenía yo preparado un golpe final, un golpe de efecto. Puse en marcha el programa y le lancé la pregunta definitiva:
–«¿Es capaz la IA de cocinar un pollo asado?»
La respuesta me reconcilió, definitivamente, con el mundo digital.
–«La Inteligencia Artificial por sí sola no puede cocinar físicamente un pollo asado, ya que la IA, en su forma actual, no tiene la capacidad de realizar tareas físicas como cocinar».
Alabado sea el señor, y bienvenidos Escoffier, Bocuse, los Arzak y Martín Berasategui que, por ahora, se libran de los estragos de la IA.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.