Pseudociencia de la esclavitud
¿El esclavismo fue tolerado por intelectuales preclaros
El indigno negocio del esclavismo se prolongó cinco siglos, hasta finales del XIX. ¿Cómo es posible que se tolerara durante tanto tiempo? Para responder a ... esta espinosa cuestión es imprescindible ponerla en contexto y reconocer que se repite una y otra vez a lo largo de la historia, coincidiendo con episodios sociales y políticos dramáticos como guerras, persecuciones, dictaduras o terrorismo. En estas situaciones, más que el silencio, chirría la incoherencia. Los esclavistas eran coherentes: el esclavo era de su propiedad y lo explotaba por interés económico. Sin embargo, existe una sangrante contradicción en reyes, papas e intelectuales que proclamaban su defensa de la justicia mientras mantenían esclavos a su servicio o legislaban a favor de su tráfico. El caso de Thomas Jefferson es paradigmático, pero hubo muchos. Pudo ser cuestión de miedo, cobardía, conformismo, banalización o, en algún caso, ignorancia.
El historiador Francisco Bethencourt explica en su obra 'Racismo' que la esclavitud colonial fue aceptada por los pensadores de la Edad Moderna, con excepciones como Locke y Montesquieu. Posteriormente, los esclavistas se escudaron en el racismo científico que intentaba demostrar que el origen de las razas era múltiple y que había razas inferiores, con cerebros más pequeños, menor capacidad intelectual, incapaces de mejorar y con conductas salvajes como el canibalismo. Esto sirvió para tranquilizar la conciencia de intelectuales ilustres, a pesar de que científicos prestigiosos expresaran su disconformidad con esta hipótesis irracional. Así, Alexander von Humboldt rechazó la «deprimente asunción de razas superiores e inferiores ya que buscar la cuna de la raza humana es perseguir un mito». Humboldt denunció la erección de barreras entre los humanos a causa de prejuicios. Por su parte, la Enciclopedia declaró que la esclavitud se oponía al derecho natural y de gentes. Rousseau la equiparó con la deshumanización y Condorcet la tachó de crimen. La Ilustración supuso el renacer de la compasión y el inicio del movimiento abolicionista. Impulsó el progreso ético, se preocupó de reducir la pobreza y la desigualdad y luchó contra la tiranía, el dogmatismo y la ignorancia.
La Iglesia católica jugó un papel ambiguo, tanto que distinguía entre esclavitud justa e injusta. Pablo III defendió a los indígenas en 1537 y pasaron 300 años de silencio hasta que Gregorio XVI salió en favor de los negros. Otros grupos religiosos, como los cuáqueros, jugaron un papel destacado en la lucha abolicionista. La publicación de la teoría de la evolución por selección natural de Darwin asestó un duro golpe a la patraña pseudocientífica del origen múltiple de las razas y, más recientemente, la genética puso el último clavo en su ataúd, afirmando que la humanidad es una sola especie. No hay base biológica que justifique diferencias entre los seres humanos.
No hay base biológica que justifique diferencias entre los seres humanos
En Estados Unidos el racismo científico tuvo un fuerte compromiso político. Utilizaba la teoría de las razas en favor de las políticas sureñas de segregación plasmadas en las leyes Jim Crow. En pleno siglo XX, los presidiarios negros condenados a trabajos forzados sin un juicio justo pasaron a ser los nuevos esclavos. También era habitual que, tras la misa del domingo, familias enteras acudieran a presenciar linchamientos de negros condenados por vaya usted a saber qué. Los pragmáticos blancos del norte miraban a otra parte, aunque cada vez más gente mostraba su desacuerdo con la discriminación. Todavía en los 90, la policía californiana calificaba los delitos en que intervenían jóvenes negros como NHI (No Humanos Implicados). No puede juzgarse el pasado con los ojos del presente porque cada uno es hijo de la mentalidad de su época, pero ¡hay que ver! Por fortuna, los lóbulos frontales de la humanidad mejoran a golpe de cultura y progreso, aunque hay algunos que parecen de acero inoxidable, difíciles de moldear y que cobijan mentes obtusas que confunden barcos solidarios con barcos negreros. La ciencia genética y la declaración de Derechos Humanos deberían eliminar toda excusa.
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