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De entre todos los animales a punto de extinguirse, el más hermoso es el lince ibérico. Nunca he sido testigo de su presencia en los ... lugares donde suele y quiere aparecer, que no son numerosos, por desgracia. Hace tiempo, transitando por Sierra Morena, extenso territorio, cubierto en parte de encinas y alcornoques, troceado por dehesas y olivares, paramos en una venta, de cuando Cervantes andaba por allí, y el dueño, un seguidor del Athletic, nos indicó que habían avistado una pareja, entretenida en sus labores, pero que no era fácil dar con ellos, por ser una especie de naturaleza recelosa.
Hay seres que, cuanto más escasean, más imprescindibles se convierten para la causa, sea la que sea. Organizaciones, que intentan ayudar a los linces en su existencia y conservación, hay muchas, y tienen multitud de socios y abonados, dispersos por todo el mundo, que hacen lo posible para la consecución de sus fines. Igual que hay multitud de asociaciones cuyo objetivo es la preservación de la vida de los pájaros, loable labor a la que me sumo en cuanto el ánimo y la voluntad no decaen. Y también habrá, supongo, millares, defendiendo con pasión otras causas, no menos loables, aunque no tan conocidas, o tan publicitadas
Quiero decir, sin pretender caer en la generalización más estúpida y absurda, que, en el fondo, la gente es buena, o pretende serlo en un fragmento de su vida, al menos: un instante, una milésima de segundo. Y si la gente, en ese preciso momento, en esa minúscula fracción de tiempo, es consciente de la bondad de su actuación, puede que el mundo, tomado como globalidad, como conjunto de todos los habitantes que vivimos en ella, tenga alguna solución, y puede que no merezca la extinción total y definitiva, que es lo que se piensa, viendo el panorama de guerra y destrucción sistemática.
El mal existe, y no hace falta adentrarse en la selva de la imaginación para encontrar algún atisbo, alguna huella de su paso reciente. Otra cuestión, importante, sobre todo para los pensadores, es indagar sobre su naturaleza, su pulsión, su desarrollo, su influencia total. No habría conciencia del mal, si antes no hubiera una imagen del bien, a veces abstracta, y, otras, muy concreta.
Algunas especies se recuperan de la situación extrema en la que se encontraban. Hace unos meses, un día espléndido de primavera, pude contemplar en un paraje, como pocos, el baile nupcial de una pareja de quebrantahuesos. Quise que el tiempo se parara.
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