Otro varapalo político
El ingreso en prisión del exministro Ábalos y el fracaso en la preparación del Presupuesto agravan la extrema debilidad de Sánchez
El presidente del Gobierno encajó ayer dos duros golpes. Una especie de 1-2 que sacudió su flanco judicial y parlamentario con la fuerza suficiente ... para hacer tambalear la legislatura, sostenida a duras penas ya por un grupo de aliados en retroceso e incapaz de pactar siquiera las bases de un futuro Presupuesto. El ingreso en prisión sin fianza del exministro José Luis Ábalos y de quien fue su asesor Koldo García, en un intento del juez que investiga la trama de amaños en la compra de mascarillas durante la pandemia por evitar el riesgo cierto de fuga, supone quizás el mayor varapalo recibido por Pedro Sánchez, después de que Santos Cerdán entrase en la cárcel. Se trata de dos excolaboradores de su máxima confianza en el PSOE en serios aprietos judiciales, unidos por el supuesto cobro de mordidas a cambio de adjudicaciones de obras públicas y, desde ayer, por un paso común por Soto del Real por su implicación en casos de corrupción. El hecho de que los tres hayan acabado encarcelados cuando fueron artífices de la llegada de Sánchez a Ferraz, simbolizada por la imagen del 'Peugeot' con el que los cuatro recorrieron las agrupaciones socialistas en busca de apoyos para las primarias de 2017, trasciende cualquier imagen berlanguiana para interpelarle directamente a él como secretario general del PSOE y jefe del Ejecutivo. Ábalos fue su ministro de Transportes y su primer secretario de Organización. Luego le recuperó para integrar las listas electorales que le llevaron al Congreso, donde ha recibido la puntilla a su carrera política. El cerco se estrecha por la decisión del magistrado que instruye la pieza de los sobres, el dinero en 'cash' entregado a Ábalos y Koldo, de solicitar a la dirección socialista la relación de «pagos en metálico» entre 2017 y 2024. El período de Sánchez al mando de un partido que se nutre en su cúpula de ministros y cargos próximos al líder, sin apenas cuadros ni voces discrepantes. Y por la extrema debilidad parlamentaria del presidente, al descubierto ayer también por el rechazo a la senda de estabilidad presupuestaria presentada como paso previo a unos Presupuestos condenados a seguir en el cajón. Pero imposibles para desplazar a Sánchez de la Moncloa. Los socios que le quedan parecen más temerosos del PP, en pleno ensayo con Vox en Valencia aunque ese pacto entrañe cesiones sociales, que de la evidente inestabilidad de la legislatura. Sin una mayoría de votos para impulsar la agenda legislativa ni elecciones en el horizonte, el mandato se abona a la agonía. Tampoco es oportuno que Feijóo lleve la pulsión política a las calles con una protesta «sin siglas» este domingo.
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