Machismo homicida
Tras el último crimen de Zarautz es toda la sociedad la que se ve interpelada a comprometerse frente a la desigualdad
El asesinato machista ocurrido en Zarautz ha vuelto a conmocionar a la sociedad guipuzcoana y nos sacude profundamente. La rabia y la indignación que pudieron ... constatarse en la concentración de ayer tarde en la plaza del Ayuntamiento fueron elocuentes. La muerte de esta mujer se añade a la lista de otras 16 víctimas de la violencia de género en Gipuzkoa en los últimos 20 años, una lacra que exige tenacidad, esfuerzo y compromiso a la hora de hacerle frente. La Justicia tendrá que dilucidar la tipificación penal de este crimen y aclarar las circunstancias en las que se produjo a partir de la investigación aportada por la Ertzaintza. Pero el trasfondo apunta a un problema de fondo de machismo estructural que sigue pesando entre nosotros como una losa que quiebra los cimientos morales. Sabemos que no se trata de un homicidio aislado, que este hecho es un nuevo reflejo de un sistema de dominación asentado durante siglos y que estas estructuras de poder han servido, y aún sirven, para invisibilizar, minimizar y diluir esta violencia contra las mujeres que sigue cometiéndose con impunidad. Por eso la batalla por los valores sigue siendo una herramienta imprescindible para prevenir estas actitudes criminales. Cada muerte es una brecha sangrante abierta en nuestra convivencia y una expresión de barbarie. Es necesario que las nuevas generaciones de chicos –atenazados por una involución de valores alarmante– no crezcan en la indiferencia ni en la pasividad ante esta horripilante expresión de desigualdad de género que nos avergüenza como comunidad.
El rechazo y la condena son, por supuesto, necesarios, pero ya no son suficientes a la hora de erradicar esta lacra. Las actuaciones legales también son imprescindibles desde la firmeza aunque deben perseverar y necesitan tener la cobertura de una Justicia formada en los principios de la igualdad. La verdadera batalla para proteger a las víctimas pasa también por garantizar recursos suficientes que garanticen su protección. Pasa por ser eficaces y por llamar a que las mujeres sigan denunciando y a que la ciudadanía permanezca vigilante cuando detecte que se conculcan los derechos humanos de las mujeres. Es una reflexión que interpela a todos. A los poderes públicos, a los legisladores, a todas las fuerzas de seguridad, a los educadores, a las familias y al conjunto de la sociedad.
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