Lecciones sobre Bernedo
La educación y la prevención son claves para que no se repitan el adoctrinamiento y el descontrol en un campamento con menores
El cúmulo de despropósitos aflorado en el campamento de Bernedo permite extraer varias lecciones que convendría asumir a instituciones y monitores para evitar que se ... repita un escándalo semejante. La primera, la prevención obliga a toda la cadena de administraciones concernidas –desde las competentes en Juventud, Cultura y Seguridad hasta las territoriales y las más próximas al vecindario– a actualizar los protocolos de funcionamiento y vigilancia. Y con mayor celo cuando se trata de udalekus que albergan durante semanas a menores de edad que se merecen un espacio seguro para disfrutar de la experiencia y no para enfrentarse a situaciones que han llegado a ser traumáticas en algunos casos.
El Gobierno Vasco y las tres diputaciones han pasado de lavarse las manos a llevárselas a la cabeza al comprender el alcance de la irregular actividad de la colonia alavesa, revelada por este periódico. Han necesitado dos semanas en las que se han difundido denuncias contra la libertad sexual de los participantes para poder reaccionar con firmeza, aunque quejas de esa seriedad ya eran conocidas por algunas instituciones desde hacía al menos un año. El como mínimo fallo en la cadena institucional de comunicaciones y custodia debería ser un motivo más que suficiente para corregir los errores registrados en la supervisión y en dar la voz de alerta, pero seguramente no el único. Señalar a los organizadores del campamento como culpables del desaguisado no debería suponer que la Administración eluda sus responsabilidades en este asunto tan sensible. No parece de recibo que existiera un udaleku «clandestino», como lo ha llegado a calificar algún mandatario público, cuando lleva funcionando años en el mismo lugar y con la misma organización.
Aunque las instituciones han comenzado a enmendar su error con una renovación de los protocolos, los organizadores de la colonia de Bernedo afrontan de momento 19 denuncias de gravedad que, de prosperar, podrían obligarles a dar explicaciones en sede judicial. La educación es la segunda gran lección que se puede extraer del controvertido campamento, cuyos monitores han confundido la necesaria enseñanza de valores con el adoctrinamiento. Una colonia en la que conviven chicos y chicas menores de edad debe ser un espacio en el que se respete su derecho a la intimidad, quebrado con un improcedente activismo que ocultaron a sus familias.
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