Embarcados en la vanguardia
El ecosistema cuántico de Donostia y la nao San Juan, la más moderna de la época, simbolizan la apuesta de Gipuzkoa por la innovación
Gipuzkoa ha sido históricamente un territorio puntero que ha fusionado tradición y modernidad. La innovación, presente en el foro empresarial de DV celebrado ayer, ... y la botadura de la reconstrucción de la nao San Juan tienen un hilo conductor de vanguardia, salvando las abismales distancias en el tiempo y en el contexto. En el pasado, en los siglos XVI y XVII, Gipuzkoa fue uno de los mejores talleres navales de Europa. Sus fabricantes demostraban técnica, audacia y una inequívoca apertura hacia lo desconocido, entonces hacia un nuevo Mundo. La pesca de la ballena escenificó el espíritu emprendedor de nuestros antepasados. Cinco siglos más tarde, nuestro territorio se ubica de nuevo en esa frontera de lo desconocido y en la pasión por el conocimiento. El ordenador de física cuántica es un ejemplo de esa apuesta de largo alcance por la ciencia que nos pone en un circuito de prestigio internacional, de concentración de talento, que puede tener efectos revolucionarios, por ejemplo, en la medicina y en otros ámbitos profesionales. Ya no se trata de surcar los océanos y los mares, como lo hacían los guipuzcoanos del siglo XVI, superando todas las dificultades, sino de adentrarse en las nuevas rutas de la física, de la robótica y de la inteligencia artificial. Una pregunta común recorre aquella aventura y la actual. ¿Sabemos a dónde nos conduce esa impulso modernizador que forma parte de nuestro ADN? El revulsivo que hizo posible que Gipuzkoa fuera uno de los mejores astilleros de Europa o que ahora concentre sabiduría y cambios tecnológicos de primer nivel tienen que tener un objetivo común: la defensa del territorio y su pretensión de mirar bastante más lejos, más allá de nuestro propio entorno, y a la vez hacerlo desde una arraigada cultura de valores sobre el uso adecuado que debemos dar a los nuevos conocimientos. La innovación por sí sola no garantiza el futuro pero contribuye a que llegue. Renovarse sin perder las raíces supone asomarse a nuevos horizontes teniendo claro a dónde queremos dirigir la nave.
La Nao San Juan representa el espíritu de vanguardia que Gipuzkoa siempre han tenido. Con aquellas innovaciones se dio la vuelta al mundo. Eran el cohete espacial de la época. Las naves más modernas de hoy están atracadas en la milla cuántica de Donostia y navegan con los remos de la inteligencia artificial. Raíces y vanguardia. Puro ADN guipuzcoano.
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