Consuelo a las víctimas de la dana
La jornada de sentido duelo con la que ayer se recordó el brutal impacto de la dana que se llevó las vidas de 237 personas, ... 229 de ellas en Valencia, fue un merecido homenaje hacia las víctimas y sus familiares. Pero constituyó un acto de justicia con ellas, desamparadas en momentos trascendentales antes y después de la catástrofe natural, la más grave sufrida en las últimas décadas. Un año después de las devastadoras riadas que asolaron lugares como Paiporta, Catarroja o el barranco del Poyo, grabados para siempre en la memoria colectiva del dolor, los afectados siguen necesitados de reparación. El funeral de Estado en la Ciudad valenciana de las Ciencias -bajo la presidencia de los Reyes y con una amplia representación institucional liderada por el presidente del Gobierno y el de la Generalitat, así como por doce presidentes autonómicos, entre ellos, Imanol Pradales- tenía el objetivo principal de reconfortar públicamente a los damnificados. También de reconocer uno a uno la memoria de los fallecidos, en un acto en el que fue obligatorio adoptar unas prevenciones insólitas para aplacar cualquier arrebato de la indignación de las calles. Especialmente por la cuestionada figura de Carlos Mazón, triste símbolo del descrédito, irrecuperable como servidor público de garantías.
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