Crepúsculo nuclear
Japón está hoy de aniversario y no de algo positivo que recordar. Nos referimos al bombardeo con armas atómicas de la ciudad de Hiroshima en ... la Segunda Guerra Mundial en Asia. Guerra diferente a la que Europa libraba contra el nazismo. Guerra imperialista iniciada mucho antes de Pearl Harbor cuyo principal objetivo fue el control de los territorios asiáticos comprendidos entre Corea e India y el dominio del Pacífico occidental. Guerra que no acabó el 2 se septiembre de 1945, cuando Japón firmó la capitulación a bordo del 'Missouri', sino que, tras un periodo de caos, continuó en los años siguientes en China, Vietnam, Corea, Birmania, Indonesia o Malasia. Guerra que a partir de mediados de los cincuenta del pasado siglo y en la Guerra Fría se definió como un enfrentamiento entre Occidente y países comunistas.
En mayo de 1945, mientras Alemania se rendía, las fuerzas japonesas en China recibían de Tokio la orden de replegarse a la costa oriental. Cuando los japoneses dejaron de oponer resistencia en Okinawa, los estadounidenses y sus aliados comenzaron a reflexionar sobre la invasión del archipiélago nipón. Realmente el plan se había aprobado por los jefes del Estado Mayor conjunto en 1944 y, de acuerdo con el mismo, la 'Operación Olimpyc' para conquistar en el mes de noviembre la isla de Kyushu, situada en el sur del archipiélago, costaría unas 100.000 mil bajas, y la 'Operación Coronet' para invadir en marzo de 1946 la isla principal, Honshu, alrededor de 250.000. El almirante Ernest King y el general Henry Arnold optaban por bombardear y aislar Japón, utilizando el hambre para forzar su rendición, mientras que Douglas MacArthur discrepaba, al considerar que pasarían años antes de conseguir su objetivo.
Al margen de las innumerables opiniones sobre la potencia real del ejército imperial en estos momentos, lo que nadie puede negar es que éste estaba decidido a combatir hasta el final, llevándose por delante a una población civil que consideraba que tenía que fenecer con él. Ataques kamikazes y guerra biológica fueron también dos factores determinantes en la decisión norteamericana. Que haya quien considere que estos argumentos no fueran los únicos y que a ellos se sumaran otros como que Japón no era ya capaz de ofrecer una resistencia sólida al haber destruido su industria de guerra; que la rendición no se debiera a los dos ataques nucleares estadounidenses porque ya no quedaba ninguna ciudad japonesa que destruir; que la represalia y la venganza estuvieran presentes en la decisión; que era importante amilanar al enemigo soviético que el 8 de agosto declaró la guerra a Japón e invadió el norte de China y Manchuria por tres frentes integrados por un 1.669.500 soldados que derrotaron al millón de soldados japoneses que aún se encontraban allí; que el general Dwight Eisenhower manifestara en sus memorias que creía que Japón estaba ya derrotado y que la utilización de la bomba no era necesaria o que el director del 'Proyecto Manhattan', J. Robert Oppenheimer, declarase que la decisión de Truman fue un error grave son razones de peso que debemos tener presentes.
El éxito de la prueba de la primera bomba atómica en julio ofreció a EE UU la herramienta con que doblegar a los japoneses y forzar su rendición. Después de numerosos análisis y debates, se decidió que Hiroshima fuera el primer objetivo y Nagasaki el segundo. La mañana del 6 de agosto, tres B-29 aparecieron en el cielo de Hiroshima; dos de ellos con cámaras y equipos científicos para registrar los efectos, y el tercero, el 'Enola Gay', lanzó el artefacto nuclear ('Little Boy') a las 08:15 y, apenas un minuto después, se desintegró prácticamente toda la ciudad en medio de una explosión de luz cegadora. Alrededor de 100.000 personas murieron al instante, y miles y miles perecieron más tarde debido a la radiación, la gravedad de sus quemaduras y la conmoción. El 9 de agosto se lanzó sobre Nagasaki una segunda bomba que acabó con la vida de unas 35.000 personas.
Sin las bombas atómicas Hirohito no habría puesto fin a la guerra y anunciado, el 15 de agosto, la decisión de aceptar la Declaración de Postdam y la rendición. Quince días después, fuerzas estadounidenses desembarcaron en Yokohama para iniciar la ocupación de Japón, aunque la rendición oficial no tuviera lugar hasta el 2 de septiembre.
El 6 de agosto de hace 75 años el mundo cambió para siempre. Desde ese día en el que se utilizó, por primera vez en la historia, un arma nuclear contra población civil hemos aprendido bien poco. De ahí que el actual panorama nuclear sea preocupante después de que los EE UU ratificaran su retirada del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio con Rusia (INF, 1987) el pasado año, y que sigue la estela de la retirada, en 2002, del Tratado sobre Misiles Antibalísticos (ABM). En estos momentos, el único tratado vigente entre ambos países para limitar el armamento nuclear es el START, válido hasta 2021. Como es probable que no se prorrogue, nos encontraremos en una encrucijada de mayor riesgo de confrontación nuclear y el monumento a la locura de las armas nucleares que fue Hiroshima se perderá entre la bruma.
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