Bretton Woods y el capitalismo omnímodo
El legado de aquella conferencia internacional hace 45 años fue que un sistema económico liberal regulado podía contribuir tanto a la paz como a la prosperidad
Acaban de cumplirse 75 años de la clausura en la localidad estadounidense de Bretton Woods (New Hampshire) de una de las conferencias internacionales más importantes ... de la Segunda Guerra Mundial. A la cita, gestada por EE UU y Reino Unido acudieron 44 países, en ella se decidió el futuro económico del mundo tras el fin del conflicto bélico y las decisiones que se tomaron determinaron la evolución económica mundial durante la segunda mitad del siglo XX. Los acuerdos sentaron las bases del libre mercado y dieron vida al FMI, para financiar a corto plazo a los países arrasados por la guerra y establecer unas tasas de cambio estable entre monedas, al Banco Mundial, que proporcionaría el crédito necesario para la reconstrucción a largo plazo, y al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). Los dos primeros garantizaron la estabilidad y facilitaron el acceso al comercio de los países destruidos y arruinados, mientras que el tercero se encargó de supervisar el sistema multilateral de comercio y estrechar los lazos de intercambio económico hasta que fue sustituido en 1995 por la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La libra esterlina dio paso al dólar como principal divisa internacional (respaldado por un valor fijo en oro de 35 dólares la onza) hasta que Richard Nixon eliminó el vínculo el 15 de agosto de 1971 a causa del caos y desbarajuste vietnamita. La estabilidad del sistema desapareció y quedó en manos de los bancos centrales y las funciones del BM y del FMI (equilibrar la balanza de pagos y evitar las devaluaciones masivas) pasaron a ser otras. Los vencedores de la Segunda Guerra Mundial consolidaron en la localidad norteamericana los cimientos en los que se asentarían las relaciones económicas en la mitad capitalista del mundo bipolar que estaba a punto de nacer. Todo esto se estaba realizando mientras los muertos seguían engrosando las cifras de la ignominia bélica y los campos de exterminio seguían en funcionamiento.
El acuerdo de Bretton Woods expresó una visión compartida de que un sistema económico internacional liberal regulado podía contribuir tanto a la paz como a la prosperidad. El pacto contribuyó a consolidar el compromiso de EE UU y de otras grandes potencias con la provisión de los bienes públicos necesarios para apoyar un orden económico liberal. Aunque no llegó a materializarse institucionalmente a corto plazo, el otro gran legado de la conferencia fue el compromiso de terminar con el proteccionismo y fomentar la apertura comercial. Todos los participantes consideraban que las dos guerras que habían marcado la primera mitad del siglo XX fueron consecuencia de una competencia política y económica descarnada entre las grandes potencias. De ahí que fuera imprescindible establecer un marco regulatorio que ayudara a prevenir conflictos de esa índole. Bretton Woods fue importante porque abordó los problemas del período de entreguerras que contribuyeron a la crisis económica de esa época y funcionó durante varias décadas en Occidente hasta que muchos de sus pilares se abandonaron en la década de los 70 del pasado siglo.
El sistema, cuyo precedente más claro fue la Carta del Atlántico (agosto de 1941), funcionó bien hasta colapsar 27 años después de su inicio. Supuso un antes y un después en el nuevo orden económico internacional de regulación del capitalismo y lo podemos considerar, a todos los efectos, como una refundación del sistema capitalista en la que no sólo participaron países de este perfil, pero en la que EE UU marcó su supremacía económica internacional. Bretton Woods fue en gran medida responsable de los treinta años gloriosos del capitalismo, período en el que se logró el mayor crecimiento económico en la historia de la humanidad hasta ese momento.
En estos momentos se están cuestionando muchos de sus paradigmas básicos. Renacen las políticas proteccionistas, la guerra comercial entre EE UU y China y el debilitamiento de muchos foros internacionales, son algunas muestras de ello. A los EE UU de Trump ya no le interesan y el mundo de los BRICS ha elegido otro camino, creando el New Development Bank (NDB), con sede en Shanghái, para hacer frente a sus propios retos de financiación del desarrollo y principalmente de estabilidad financiera mediante un fondo de reserva para futuras presiones de liquidez con una participación China del 41%.
En esta nueva fase del capitalismo, la neoliberal (nacida ya en los años 20 del pasado siglo cuando colapsó el liberalismo en Europa y para enfrentarse al surgimiento de la socialdemocracia), los preceptos de Bretton Woods han sido superados. En este proyecto político-ideológico de la clase dominante, asociado al ascenso del capital monopolista-financiero, su principal objetivo estratégico es implicar al Estado en las relaciones del mercado capitalista
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