Pasear entre pantallas de ordenador
Raro sería que la muerte de cualquiera en esta ciudad no cayera en una semana rematada por alguna carrera dominical. Tenemos la Maratón, la Media ... Maratón de primavera, la carrera de la Gimnástica de Ulia, la Lilatón, la Carrera de Primavera, la otra Media Maratón de otoño, la San Silvestre, la Behobia-San Sebastián o la Carrera de Empresas, por no hablar de las loables carreras solidarias. El jueves falleció Santiago Aizarna y la semana echa la persiana hoy con la Carrera de Las Tres Playas.
Sospecho que correr es una actividad que violenta la naturaleza física del ser humano, una criatura hecha para el paseo. Sin embargo, aunque no todos corremos en las carreras, todos vamos corriendo. No necesariamente con un dorsal.
Una redacción es un lugar ajetreado, sus habitantes vamos y venimos en estado de aceleración. En las antípodas de los artilugios que miden pasos, tiempos y pulsaciones, Aizarna convertía ese escenario plagado de ordenadores en 'territorio flâneur'. De este escritor y periodista recuerdo sus artículos, cuya primera frase era ya un cribado de lectores; su envidiable carcajada de bucanero, propia de quien compatibiliza la visión pesimista de la vida con la certeza de que algunos fugaces instantes merecen celebrarse por todo lo alto; y sus idas y venidas por la redacción. Caminaba con parsimonia, con las manos entrelazadas a la espalda y el aspecto de quien tiene la mente a mil kilómetros de todos nosotros. A un ritmo tan detenido que había que estar muy atento para verlo pasar, probablemente, la misma actitud con la que atravesó sus 97 años de existencia.
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