Cada época trae sus tendencias y fuerza a todos a adaptarse o, si no, a desaparecer. Las tendencias actuales en la gestión de la economía ... global incluyen cosas como la revitalización de los bloques y cambios en su composición, frente a la globalización; la protección de los intereses propios, frente al mutilateralismo y, especialmente, el uso de todo el peso (económico, político, tecnológico, militar, …) del Estado para desarrollar una 'estrategia total' que incluye objetivos defensivos o agresivos frente a los demás. En este contexto, Europa se encuentra hoy en shock, agudizado cuando Estados Unidos, su principal aliado, ha tomado un camino de relación condicionada y subordinada a sus propios intereses a corto plazo. La gobernanza europea no se adaptará fácilmente. En lo referente a la economía, tiene nuevos diagnósticos sobre la mesa, que apuntan a estrategias y acciones más decididas y a mayores capacidades para gestionarlas y financiarlas. Pero costará tomar las decisiones consiguientes.
El modelo de gobernanza pública de esos asuntos, también en Euskadi, se sitúa lejos de una gestión 'total'. Es una gestión, fragmentada institucionalmente, que confía en que las iniciativas privadas vayan llenando de acción los planes deseados, con ayudas. Pero en el nuevo contexto es necesario definir más claramente los objetivos principales y, sobre todo, es más necesario gestionar la economía del territorio casi como si se tratase de una empresa, dotándose de los instrumentos, políticos, económicos y financieros necesarios para ello.
En particular, hablamos de la necesidad de una política 'industrial', pero hoy es imprescindible referirnos a una política 'empresarial'. La industria es muy relevante y es importante que siga siéndolo. Pero hay también otros sectores, por ejemplo, empresas con base tecnológica, de servicios, de 'intangibles' y otras (financieras, alimentación…) que constituyen hoy la parte más dinámica en otras economías desarrolladas. Además, la diversificación de la economía vasca es un valor que aporta resiliencia ante las crisis de uno o de otro sector.
Uno de los planes de acción esenciales de esa política, sería el de la creación y gestión de ecosistemas empresariales (sectoriales, de empresas tractoras, transversales …) con la misión de mejorar la competitividad de los participantes y la generación y aprovechamiento de oportunidades. Sería imprescindible una gestión apropiada de esos ecosistemas, impulsada por el Gobierno Vasco pero realizada con criterios profesionales, y al mismo tiempo, con una gestión 'persuasiva' que consiga la involucración, al máximo nivel, de las empresas participantes que deben practicar la coopetición: la cooperación a pesar de ser, en ocasiones, competidores.
Otro de los planes esenciales sería el uso de la financiación pública, en solitario y también como como tractora de financiación privada, para los objetivos definidos. De formas diferentes y ajustadas al riesgo de las propuestas y con gestión profesional. El objetivo de estas financiaciones debe ser promover actividades y empresas que más potencial tengan de futuro. También es importante desarrollar una política para el salvamento de empresas en dificultades. Y hay prácticas reseñables en el país: Algunas de las hoy 'empresas campeonas' son cooperativas que fueron apoyadas, por otras, en momentos críticos. También es importante el arraigo de las empresas, no solo para poder financiar nuestro modelo autonómico, por lo que la financiación debe permitir una cuota de poder que influya en sus decisiones clave, también las de arraigo.
Las empresas tractoras tienen una gran relevancia en estas políticas, y no solo por las compras locales que realicen, también para la generación y liderazgo de los ecosistemas de coopetición. Precisamente la mayor 'empresa tractora' del país debe ser nuestra estructura institucional. Y debería ejercer ese papel en favor de la creación de un tejido empresarial más amplio y competitivo, capaz de 'exportar' sus productos y servicios. Por ejemplo, puede hacerlo contratando empresas privadas para la gestión de sus objetivos. Cuando un servicio público se gestiona desde un ente público y tiene un mercado 'cautivo' y una existencia asegurada, ese ente deja de estar en situación de competencia y pierde el incentivo vital de superarla (en mejor servicio al cliente, en eficiencia…), y deja de ser un activo para una política empresarial.
Una parte clave de la política empresarial puede ser destinar recursos financieros públicos para constituir un patrimonio de participación en empresas y sectores clave. Euskadi podría ser capaz de ir generando este patrimonio público aprovechando los años de recaudaciones fiscales crecientes no solo para expandir el gasto, sino también para esa finalidad. Puede no haber muchos recursos públicos mejor invertidos a largo plazo.
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