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Expedición SOS Arctic 2022

El trineo de viento ya navega por el casquete polar groenlandés

Domingo, 22 de mayo 2022, 10:56

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El pasado miércoles, 17 de mayo, después de muchas vicisitudes, arrancamos con el trineo de viento arrastrando los 2000 kg distribuidos en 4 vagones, con una cometa de 80 m, para ser precavidos en esa primera arrancada, y dado que no hacia demasiado viento.

Pensábamos que desde el viernes 13 de mayo nuestros tres compañeros que permanecían en Narsarsuaq (Lucía, Begoña y Marcus), se reencontrarían con nosotros que ya estábamos en el hielo desde el lunes 9 de mayo. No pudieron volar hasta el pasado domingo día 15. Ciertamente fue una fiesta el reencuentro, una tremenda alegría que ponía de manifiesto la inmediatez para comenzar la navegación con el trineo de viento. Y así, sin perder ni un solo segundo, después de organizar los más de 60 bultos, nos dispusimos a trabajar con el trineo para tener todo listo y comenzar la travesía lo más inmediatamente posible.

Mientras tanto, antes, los tres que ya estábamos en el hielo, Ramón, Carlos y yo mismo, racionamos la comida desde el minuto cero en una sabia decisión de Larramendi para poder superar esos 7 días, como decía la pasada semana, atrapados en el hielo. La espera fue larga, las elucubraciones sobre la posible llegada de Lucía, Bego y Marcus, eran diarias. Quizás lleguen mañana, al otro, al siguiente, etc.

El viernes 13, podría haber sido el día. Incluso ese día llego para ello el piloto especialista en llevar la eslinga colgando la carga en el helicóptero, que venía de Copenhague a Kangerlussuaq, de allí a Nuk, y finalmente a Narsarsuaq. Pero esa posible ventana de buen tiempo, en el momento crítico, se cerró. No se pudo volar.

Sin duda la destreza del piloto hizo que el domingo 15, por fin, estuviésemos los 6, junto a toda la carga, en el hielo. Pero seguimos atrapados, esta vez por el mal tiempo, dos días más hasta que por fin el tiempo el martes fue excepcionalmente bueno, y el miércoles comenzamos a navegar en el trineo de viento con su espectacular composición: la denominada locomotora en la que plantamos su correspondiente tienda encima el pasado martes como digo con un día fantástico y sin viento. El segundo modulo es el de carga con diverso material como repuestos del trineo y sus cometas, comida, además del material científico. El tercer vagón es el llamado 'módulo de habitabilidad' donde el pasado domingo, cuando llegaron nuestros tres compañeros, montamos la tienda ya con mal tiempo. Ese domingo, como decimos, pudieron volar y reencontrarnos en el hielo, pero a partir del mediodía comenzó a cerrarse y a cubrirse todo de nubes y así, ya con frío y ventisca, montamos dicha tienda.

Allí dormimos Ramón, Lucía, Bego y yo, mientras que Marcus y Carlos dormían en la tienda que instalamos al llegar el lunes anterior. El mismo día que llegaron, y lunes y martes siguientes los utilizamos para ensamblar los travesaños en el trineo en una operación delicada, haciéndose aún más complicada por el mal tiempo del domingo y lunes, frío, mucho frío y gran ventisca. El martes, como se suele decir, tras la tempestad viene la calma, hizo un día fantástico y sin viento. Fue el gran día en el que dimos el arreón para ensamblar los 4 módulos del trineo de viento. Por cierto, el cuarto vagón, llevaba diverso material, esquís, sacos de repuesto, aislantes, etc. Y como carga importante un trineo de plástico llamado pulka, con un kit de supervivencia por si vienen mal dadas, como ha quedado demostrado que aquí, en Groenlandia, esas cosas pasan, que se suelte la cometa del trineo cuando vamos navegando. Según el protocolo establecido por Ramón Larramendi debe de ir a buscarla en primera instancia el piloto, seguido por el copiloto que marca el punto exacto donde se ha quedado el trineo y si hay mala visibilidad, el tercero al mando, tiene que llevar esa pulka por si luego no son capaces de regresar si es que la cometa ha quedado muy lejos, han tenido que andar varios kilómetros y no hay visibilidad suficiente.

Al tiempo que, del grupo, cinco estamos con las tareas de preparar todo para iniciar cuanto antes la navegación, Lucía, directora del programa científico aquí en el trineo de viento instala los aparatos de ciencia para comenzar a recoger en el hielo muestras de microorganismos en el aire para el proyecto 'Microairpolar'.

El pasado martes dejamos casi todo preparado, sacando los trineos de su posición anterior para enfocarlos al punto de salida exacto y a la vez despegarlos del hielo. Amarramos los petates y otros bultos a los dos trineos de carga y desmontamos la tienda que nos había servido de refugio mientras esperábamos al resto del grupo.

El miércoles 17, tras los últimos preparativos y dado que se daban las condiciones para poder navegar, a las 12 del mediodía Ramón decide que empezamos con las complejas y complicadas maniobras. Más de tres horas de preparativos, colocando las líneas de la cometa, llevándolas hasta su máxima distancia, en este caso 250 m desde el trineo, preparando la cometa, en principio una de 80 m2. Allí escuchamos a Ramón su magistral clase teórico-práctica de cómo extender la cometa, tener cuidado con sus múltiples líneas de cordino y otras precauciones. A las 15:45, momento álgido, momento cumbre, momentos de tensión, todo ello mezclado con una tremenda ilusión por avanzar y comenzar nuestra ruta por el hielo. ¡Comenzamos a navegar!, El momento soñado fue único. Mezclado también con nervios, expectativas y alegría, mucha alegría. El trineo del viento comenzaba a hacer sus primeros metros, iniciándose así la primera travesía Este-Oeste hasta ahora jamás realizada en Groenlandia.

Atrás había quedado el exquisito e ímprobo trabajo de precisión que nos llevó 10 días en Nasarsuaq para componer el trineo, preparar las cargas, meter en bolsas toda la comida… Atrás habíamos dejado esa semana separados los seis en dos grupos de tres, uno de ellos, atrapado en el hielo. Y atrás se había quedado ese infernal mal tiempo. Ya estábamos navegando el miércoles, aunque, eso sí, fue como una primera toma de contacto.

El jueves, tras repetir la operación técnica y compleja de preparar todo, lo que nos llevan unas horas, a las 8:30 iniciamos la navegación, volteándose y cayendo enseguida la cometa, dado que en el lugar donde estamos, unos nunatak, unas montañas, hace que el viento role y al estar metidos en una especie de vaguada, nos cuesta navegar en condiciones óptimas, aun así, hacemos kilómetros y nos quedamos satisfechos con la jornada.

Ramón Larramendi, director de la expedición Sos Arctic Trineo de Viento Cero Emisiones, ante la evidencia que de momento los vientos no nos son favorables, ya nos está adelantando y explicando que será necesario nuestro reloj biológico y pasar a dormir durante el día y navegar por la noche; esto, naturalmente con el agravante de más frío, pero con la ventaja de tener más viento óptimo para seguir haciendo kilómetros en nuestra larga travesía polar. Pero este extremo se irá viendo en función del dios Eolo…

Ayer, más de lo mismo, con dosis buenas de viento y otras rachas no tan buenas, pero siempre con el ánimo arriba. Todavía nos quedan kilómetros por recorrer, navegando con el trineo de viento en los próximos 30 días por estos campos espectaculares de hielo, siempre con la moral bien alta, donde volveremos a sentir cada día esos momentos de gran emoción y vibrantes.

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