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Más de dos toneladas

MONTAÑA ·

En la aldea de Nasarsuaq reagrupamos el material, que acumula más de 2.200 kilos, que transportaremos en el trineo

Sábado, 30 de abril 2022

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Regresaba a Groenlandia justamente 21 años después de la primera vez que estuve, también con Ramón Larramendi, director de esta nueva expedición, la undécima ya, con el trineo de viento, Sos Arctic 2022 Cero Emisiones, y sobrevolando el hielo entre Kangerlussuaq y Nasarsuaq me entró esa misma sensación de inquietud que hace dos décadas por afrontar un nuevo reto, esta vez con otras connotaciones, nada más y nada menos que científicas, aunque con las mismas dosis de exploración y aventura. ¡Una mezcla de sensaciones apasionantes para vivirlas!

Ramón iba de avanzadilla, pero cosas que son exclusivamente producidas por la dura naturaleza de Groenlandia, debido al mal tiempo, estuvo retenido por anularse sus vuelos domésticos tres días por diferentes aeropuertos, llegando el mismo día que nosotros a pesar de haber salido cinco días antes. Me junté en Barcelona con Lucía Hortal, Begoña Hernández y Carlos Pitarch. Por la noche, ya en Copenhague, el venezolano Marcus Tobía y la estadounidense Anne Conover, que nos acompaña a Nasarsuaq, aunque por diferentes motivos, tuvo que retirarse de la expedición, no quiso perderse los laboriosos preparativos puesto que se siente parte integrante.

En estos momentos estamos en Nasarsuaq reagrupando todo el material que no es poco. Nosotros vinimos con 14 bultos. Vaciamos un contenedor del puerto donde Ramón Larramendi tenía guardada la parte esencial de la expedición, el trineo de viento, además de decenas de petates, cajas enormes, las parkas de abrigo, sacos, aislantes y un sinfín de enseres necesarios para emprender esta aventura. Por carretera desde Madrid hasta Copenhague y después en barco hasta Narsaq, se enviaron hace unos meses otros 400 kilos que fuimos a buscar en otras embarcaciones. Aquí venía, además de las cometas, comida y otras cosas, los instrumentos científicos con los que se realizarán los estudios que hemos venido a hacer, bajo la dirección de Lucía Hortal, química e investigadora, responsable en la expedición del aspecto científico, para tomar muestras de hielo y de aire y extraer los microrganismos que en ellos se encuentran y posteriormente analizarlos. En total más de dos toneladas que llevaremos con nosotros en el trineo de viento.

Nasarsuaq es, más que una pequeñísima población, un asentamiento. Lo que quedó de una base americana es hoy lo que conforma esta pequeña aldea del suroeste de Groenlandia, situada en la región de Narsaq. Sus habitantes no llegan a 60 en invierno, doblando la población en verano, temporada en la que llega el turismo activo y de aventura porque aquí, con diversas agencias, entre ellas Tierras Polares que regenta el propio Ramón Larramendi, se puede hacer trekking, kayak y diferentes salidas para disfrutar de la naturaleza salvaje de Groenlandia.

Cosas de la improvisación en la isla: íbamos a volar en helicóptero al hielo el 5 de mayo. Nos lo han atrasado al día 7. Habrá que cruzar los dedos para que el tiempo sea bueno y permita hacer los cuatro viajes que necesitaremos para trasladar esas más de dos toneladas a un punto del casquete polar. Mientras tanto nos toca trabajar y gestionar cuidadosamente esos 2.200 kilos controlados casi gramo a gramo. Y terminar de hacer las compras de comida, sin dejar desabastecido el único supermercado que hay en Nasarsuaq.

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