A las 9, elefantes; jirafas, a las 3
Disfrutamos de los parques de Kenia y Tanzania y sufrimos las consecuencias del gobierno corrupto tanzano desde las pasadas elecciones del 29 de octubre aislando el país del mundo
Uno no sabe si hemos vuelto de África con el sabor agridulce que se produce cuando hemos disfrutado tanto y sufrido algo menos, pero hemos ... sufrido, por culpa del gobierno absolutamente corrupto de Tanzania tras las elecciones de finales del pasado octubre.
Esta crónica podría ser de política internacional o descriptiva de lo que ha sido un periplo africano visitando dos maravillosos países de África Oriental. Y sin duda, me quedo con lo segundo.
Tras casi 40 años de haber estado allí subiendo al Kilimanjaro, regresé para recorrer en camión y en vehículos 4x4 Kenia y Tanzania disfrutando de los parques y reservas naturales de Masai Mara, Serengueti y el cráter del Ngorongoro, viendo miles de animales salvajes, visitando pueblos y aldeas de ambos países, culminando el viaje en las playas y pueblos pescadores de Zanzíbar.
Quien haya realizado alguna vez un safari en África, o en otros lugares del mundo, reconocerá la expresión característica que ha dado título a mi columna de hoy. Y es que yendo en los vehículos, y dadas antes las consignas para que los viajeros estemos al caso de lo que vemos, se empieza a oír a alguien en el coche, elefantes a las nueve; al par que otro señala, a las tres, jirafas, y así viendo animales a diestro y siniestro, parando para observarlos y fotografiarlos plácidamente.
Una aglomeración de 4x4 en una zona indica que allí hay algo. Se hace el silencio absoluto para ver esa manada de leonas y leones descansando; o ese guepardo al acecho para cazar algo; o esos imponentes hipopótamos hacinados en las grandes charcas, que dan miedo cuando abren sus enormes bocas o cuando los ves andando por la sabana a veces con aires de atacarte… Y esas deliciosas familias de elefantes protegiendo las hembras a sus crías. Y las enormes manadas de cebras, ñus, búfalos, gacelas y otros antílopes…, además de un sin fin de aves, algunos cocodrilos por el río Mara, hienas, chacales... Todo ello era una auténtica delicia.
Visitamos igualmente aldeas masai que nos ofrecieron sus típicos bailes con esos impresionantes saltos, pudiendo acercarnos también a las orillas del Índico para visitar esos pintorescos pueblos de pescadores.
El punto amargo al viaje lo puso la política. Como la mayoría de los países del mundo, Tanzania también tiene un gobierno corrupto. Nos pilló en Zanzíbar las elecciones del pasado 29 de octubre. Ya nos advirtieron que podría pasar de todo, incluso hasta un golpe de estado. No llegó a tanto, pero sí fueron unos comicios convulsos sobre todo en Dar es-Salam, donde cerraron el aeropuerto, y otros núcleos de poblaciones importantes, y donde ha habido muchos muertos. La presidenta electa, que anteriormente había metido en la cárcel a su opositor, con lo cual tenía vía libre para salir reelegida, ordenó cortar internet y así aislar Tanzania del mundo. Estuvimos incomunicados los últimos días de nuestra estancia y a la hora de salir de Zanzíbar a mí no me daban la tarjeta de embarque aludiendo 'overbooking'. Àngels y yo nos peleamos la situación hasta conseguirla y por fin pudimos salir del país.
Pero esto no amargó el viaje por Kenia y Tanzania donde sus gentes son lo más y de donde nos traemos ese recuerdo inolvidable de haber vivido una magnífica experiencia. Todavía me retumban los oídos escuchando a mis compañeros de viaje: hipopótamos, a las doce; cebras, a las seis.
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