Borrar

Tragedia y belleza

Montaña ·

El maravilloso espectáculo que produce contemplar una erupción volcánica contrasta con la destrucción sin contemplaciones

Sábado, 19 de febrero 2022, 10:36

Comenta

Ya está. Ya cesó por fin su actividad. Pero mucha gente ha sufrido las consecuencias de una terrible erupción volcánica, la del Cumbre Vieja de la isla canaria de La Palma, hoy hace 5 meses. Y con ella la gran tragedia ante semejante destrucción que día a día fuimos viendo. Estuvo casi tres meses expulsando roca y lava, en continua erupción llamada fisural, estromboliana... Ya está, se acabó. Ahora toca recuperarse de la tragedia después de un infierno de 85 días.

A nosotros, los montañeros, y a mucha más gente nos gusta la naturaleza. Desde que ese domingo 19 de septiembre a las 14:14 horas erupcionara Cumbre Vieja asistimos atónitos a un espectáculo natural maravilloso, el volcán en toda su expresión y grandeza, espectacular y destructiva a la vez. Un binomio difícil de conjugar cargado de horror y destrucción. De tragedia...

No se crean ustedes, pero me ha resultado muy difícil combinar en un mismo titular dos cosas diametralmente opuestas, resultando complicado mezclar en el mismo titular la tragedia que han vivido los lugareños de la isla de La Palma con la belleza y espectacular erupción del volcán Cumbre Vieja.

El maravilloso espectáculo que produce ver una erupción volcánica contrasta con la destrucción sin contemplaciones y el horror que provoca observar impotente esa lava arrasando absolutamente todo a su paso, dejando sin casa a miles de personas que lo han perdido todo.

Vivir a las faldas de un volcán puede ser tan maravilloso como incierto, tan idílico como tenso, generando una relación de amor-odio; lo primero por su grandeza y espectacularidad y, lo segundo, cuando se pone violento generando desgracia.

Como todos, supongo, estuve muy atento a las noticias que fueron contando el desarrollo y evolución del volcán. No me van a negar lo impactante de las imágenes que, a los que nos gusta la naturaleza, nos alegra la vista por poder ver semejante espectáculo. Pero no menos impactante es contemplar esa capacidad de destrucción que puede tener la naturaleza. Ver como la lava se lleva por delante las casas, plantaciones de plátanos, con una destrucción sin contemplaciones; y sobre todo haber visto y haber oído a los habitantes de la isla cómo perdían todo; esto no dejaba indiferente a nadie. Por un lado, tragedia con gravísimas consecuencias económicas y, por otro lado, naturaleza en estado puro. Un binomio difícil de asimilar cuando se habla de horror y grandeza. De tragedia y belleza. El horror de perder todo con el drama que ello conlleva y la grandeza de observar la belleza de un volcán en erupción.

Hemos escuchado en los largos meses de erupciones del Cumbre Vieja a los habitantes de La Palma hablar con tristeza, pero también con entereza: «Somos más fuertes que el volcán», decían, aguantando el tipo para que no se les cayeran las lágrimas. La gente de aquella isla tinerfeña, los palmeros, dicen que son lava, ceniza y salitre. «Llevamos lava en la sangre...» Y como decía una periodista en alguna de las decenas de retrasmisiones en directo por TV, «es impresionante la capacidad que tienen los palmeros de aceptación, de resistencia, de fuerza y coraje... Lección de vida... El volcán es dueño de la isla, pero ellos también». De ellos mismos salen estas palabras sobrecogedoras. «Somos lava, volcán y salitre y no nos rendimos...»

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Tragedia y belleza

Tragedia y belleza