Inmersos en el casquete polar
Desde mediados de abril estamos en el indlandsis groenlandés con la logística porque no nos podemos permitir el más mínimo fallo
Por fin estamos en el lugar que deseábamos desde el principio, la capa de hielo. El tan necesario permiso para acceder al casquete polar nos llegó el 11 de abril y seis días más tarde ya estábamos arriba después de un trabajo enorme de tres semanas entre Narsaq y el fiordo Qaleralik.
Nos dedicamos a preparar el material de la expedición a conciencia separándolo por temas: cometas, tiendas, botas de un tipo, de otro, ropa, material de escalada, material de repuestos, cocinas, su combustible, menaje… Además, llegó la carga que Ramón Larramendi envió por cargo marítimo al puerto de Narsaq media docena de palets y los raíles nuevos del trineo y sus travesaños.
Más de una tarde la tertulia se convertía en hacer nudos y más nudos para unir los trineos, labor que comenzamos a primeros de abril.
En un par de días ya teníamos armado el primero de los trineos, lo que será en la composición definitiva la locomotora. También terminamos de montar el trineo de habitabilidad colocando la tienda encima que, dándole una vuelta más de tuerca, se ha mejorado respecto a otras ediciones. Ya les contaba hace dos años, en mi anterior expedición polar, que el trineo de viento está en constante renovación y mejora y lo de la tienda de Altus, es otra más. Con ello dimos un gran paso en los preparativos.
Preparamos minuciosamente la comida para los ocho componentes del trineo de viento, haciendo raciones diarias divididas en dos grupos de cuatro por si hubiera un momento que tuvieran que separarse, siempre adelantándonos a cualquier imprevisto para, simplemente tenerlo previsto, así de sencillo, así de complicado… Y también, mientras tanto organizamos la comida de la primera parte de la expedición en la que estoy metido y la formamos otro grupo de cinco. A los cuatro que ya les conté se añadió el quinto, otro nativo groenlandés llamado Joorut Knudsen, que, finalmente tuvo que abandonar la expedición tras aportar su gran labor y ayudarnos a desplazar el material a diferentes depósitos.
Trasladamos en varios viajes todo el material en nuestra zódiac, lo descargamos en la banquisa, no sin dificultades ya que cada día que veníamos al final del fiordo nos encontrábamos con agua por encima d los tobillos por el claro deshielo de la propia banquisa haciendo el firme nada estable y peligroso. Porteamos con ayuda de una especie de moto, el 'Snowdog' por el mar helado esos tres mil kilos hasta un muro helado desde donde izamos con las motos de nieve esos tres mil kilos de material. Fueron jornadas duras e intensas a la vez que productivas.
Nuestra misión previa consiste en tener todo el material listo y en un lugar concreto del plató de hielo para que el grupo de ocho personas acometa la travesía con el trineo de viento cero emisiones hasta Upernavik, 1.500 kms navegando por el casquete polar que presumiblemente llegarán en la primera quincena de junio.
Por fin terminamos esta misma semana de subir todo el material hasta ese punto de partida del trineo de viento en el grado 62 Norte, y como les decía al principio ya estamos inmersos en el hielo.