Trump busca en la cita con Putin acordar una nueva reunión en la que esté Zelenski
El presidente de EE UU reduce al 25% las posibilidades de que en la cita fracase en su camino hacia la paz para Ucrania
Antes incluso de aterrizar en Anchorage (Alaska) para un histórico encuentro con Donald Trump, Vladímir Putin ya se lo había ganado con su viaje y ... unos halagos sobre sus «·esfuerzos energéticos y sinceros» para acabar con los conflictos del mundo. «Esa es una declaración muy amable», dijo complacido Trump al oírlo. El presidente de EE UU presume de haber acabado este año con seis guerras y este viernes, en Alaska, pretende sentar las bases para apuntarse la medalla de la paz más importante: la de Ucrania.
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El mandatario estadounidense acude a la reunión con la mentalidad de anticipar la siguiente jugada, «como en una partida de ajedrez», según contó este jueves en 'Fox News Radio'. «Lo que intento con este encuentro es sentar las bases para un segundo encuentro y eso lo voy a saber en los primeros dos minutos», afirmó.
Esa segunda reunión será la importante, adelantó, y en ella participará Zelenski y «puede que algunos líderes europeos», especuló, siempre con el mapa sobre la mesa para una posible concesión territorial. «Yo no voy a negociar por ellos», advirtió. «Esta no es mi guerra, es la guerra de Biden. Yo solo estoy intentando que deje de morir tanta gente», añadió.
21:30 horas
en la España peninsular es cuando arrancará la reunión.
Mientras que el líder ucraniano, Volodímir Zelenski, piensa que Putin no busca la paz sino solo ganar tiempo, Trump llega a este encuentro convencido de que el mandatario ruso es «sincero» en sus deseos. «Creo que quería quedarse con todo, pero gracias a la relación que tiene conmigo vamos a hacer un trato», prometió. Trump estima que hay un 25% de posibilidades de que no se alcance nada en esta reunión, la primera de su segundo mandato con Putin.
La anterior fue en Helsinki en 2018, polémica por las acusaciones que planeaban sobre las injerencias rusas en la campaña electoral para facilitar la victoria del magnate. Trump sostiene que si él no fuera presidente, Putin «se quedaría con toda Ucrania. Pero yo soy el presidente y no va a jugar conmigo», aseguró en la Casa Blanca.
Desde la brutal invasión de Ucrania, el presidente ruso está imputado por el Tribunal Penal de la Haya por crímenes contra la humanidad, por lo que ya no puede acudir a cumbres internacionales, en las que previamente había coincidido con Trump en seis ocasiones durante su primer mandato. Para reunirse con él en Alaska tendrá que volar entre ocho y diez horas desde Moscú, tiempo que tardará en llegar a un territorio cargado de simbolismo ya que fue parte del imperio ruso hasta 1867.
Trump, por su parte, tendrá que cubrir seis o siete horas de vuelo, pero se siente cómodo con el hecho de que Putin «venga a nuestro país». Y si Putin acepta sus condiciones para una segunda reunión, todo podría precipitarse: «Me gustaría que ocurriese muy pronto, a lo mejor nos quedamos allí mismo en Alaska, sería mucho más fácil«.
El esquema de la reunión
La reunión de alto voltaje está prevista para las 11.30 de la mañana hora local -21:30 en la España peninsular- en la base conjunta Elmendorf-Richardson. Primero hablarán a solas, asistidos únicamente por intérpretes, y después se sumarán cinco miembros de cada delegación, entre ellos los ministros de Exteriores, Defensa y Finanzas.
Si todo sale bien, Trump llamará a Zelenski y a otros líderes europeos para transmitirles el resultado y culminará el encuentro con una rueda de prensa conjunta. «Si no sale bien, no llamo a nadie, me vuelvo a casa y apareceré un par de veces en Fox & Friends», adelantó.
Su definición de éxito parece ser un alto al fuego que le permita clamar que ha salvado vidas y poner fecha para esa segunda cita. La Casa Blanca insiste en que se trata de un «ejercicio de escucha» o, en palabras del propio Trump, una reunión de tanteo. El presidente estadounidense se presenta como el gran mediador dispuesto a explorar si existe margen para ese alto el fuego prometido.
El riesgo es una paz frágil sin garantías de seguridad, que podría servir más para que Rusia reorganice sus fuerzas que para cerrar de verdad el conflicto. Trump admite que se le ha planteado la posibilidad de contribuir con tropas estadounidenses a la seguridad de Polonia, pero dice no haberlo considerado aún.
La desconfianza en Europa se mezcla con el escepticismo de quienes ven en este encuentro una maniobra simbólica. Trump se enfrenta a un interlocutor con una estrategia milimétrica adquirida en la KGB y un largo historial de negociaciones calculadas, mientras él apuesta por la improvisación y la presión directa.
Putin quiere aprovechar para discutir otros asuntos, como la reducción de arsenales nucleares o el comercio bilateral. Como contrapeso, Trump amenaza a Rusia con una fuerte presión comercial a través de sus socios y se atribuye haberle forzado a venir a Alaska con los aranceles del 50% impuestos a India, su segundo socio comercial, por la compra de crudo ruso. Anticipa también una reunión con Xi Jinping en la que espera que China se le una en aislar a Rusia si no acaba con la guerra de Ucrania. «Si no se resuelve, claro que habrá más sanciones», advirtió. «Si no hubiera llegado yo, esto podría haber sido la Tercera Guerra Mundial»
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