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El sector del lujo vive un momento convulso y para muestra los números a la baja de casas como Gucci, Louis Vuitton o Balenciaga, entre otras. El nerviosismo es más que evidente entre los directivos de los grandes grupos empresariales que no han parado de mover ficha en los últimos meses con un baile de directores creativos jamás visto en la historia más reciente de esta industria. La burbuja poscovid y el auge del mercado del lujo quedó atrás, y parece que el cambio en el hábito de consumo ha llegado para quedarse. ¿Se va a dejar de consumir lujo? Para nada, pero dar con la clave del «nuevo» éxito no va a ser sencillo y para muestra la cantidad de colecciones que se han presentado sin director creativo, la reducción significante de 'shows' en Fashion Weeks como la de Londres o la austeridad en las producciones de muchos desfiles. Nada es casualidad. Los principales valores europeos del lujo están asumiendo cada vez con mayor desasosiego que su realidad ha cambiado por completo y parece que para siempre.
Dicho esto, y como diría «aquel», la vida continúa y Milán ha vuelto a demostrar que sigue siendo, como permiso de París, el epicentro mundial de la moda con la celebración de su siempre ansiada Semana de la Moda. Hasta la ciudad italiana han viajado algunos de los rostros más relevantes del panorama internacional para brindar su apoyo a sus casas de cabecera y conocer de primera mano las colecciones más aclamadas del panorama internacional para la temporada otoño-invierno 2025/2026.
Hasta el momento han destacado los desfiles de Gucci, sin Sabato de Sarno; Max Mara, Fendi, con la celebración de su centenario; Jil Sander, con despedida de su actual dirección creativa; y Roberto Cavalli. Propuestas muy diversas que han dejado ver cuáles serán las corrientes más potentes de los últimos meses del 2025, marcando el camino a 'trendsetters' y 'celebrities'.
La diversidad ha vuelto a ser determinante en la pasarela, sobre todo en materia de complementos. Una apuesta más que comprensible y acertada teniendo en cuenta que en etapas de crisis las masas invierten en complementos icónicos y atemporales, dejando de lado la incorporación de piezas temporales y estacionales vinculadas a determinadas colecciones.
Desde el regreso de los bolsos en clave maximalista y funcional a cinturones con capacidad para transformar la silueta, la revolución ha llegado a la capital lombarda.
Los bolsos con asas curvas de bambú, que nos remontan a la etapa dorada de la historia de la moda, han sido una constante en el desfile de Gucci, sin obviar la presencia de los bolsos XXL con grandes logos.
Estos también han destacado en el desfile de Fendi, entre modelos con asas cortas con detalles entrelazados y combinaciones de texturas. El modelo maletín, con permiso del 'Baguette', ha arrasado en todos los colores y tejidos.
Frente a la delicadeza de algunas siluetas, Miuccia Prada y Raf Simons, directores creativos de la siempre innovadora y futurista Prada, han incorporado collares rígidos combinando piezas artesanales con pedrería y diamantes.
Max Mara, por su parte, y tal y como pudimos comprobar en el 'street style' de Copenhague, ha propuesto un doble cinturón, incluso triple, para la temporada de otoño-invierno. Una combinación capaz de potenciar la silueta y transformar cualquier estilismo.
Y aunque parezca mentira y no seamos grandes defensoras de esta corriente (al contrario), no nos cabe duda de que el calzado en blanco será uno de los complementos más virales durante los próximos meses. Y si no, tiempo al tiempo.
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