Aitziber Garmendia: «Tras el suicidio de mi pareja, el trabajo y el humor fueron mi salvación»
La actriz guipuzcoana cataloga su profesión como «una medicina» y denuncia el auge de la extrema derecha con un retroceso en las libertades
Trabajadora incansable, soñadora, optimista, luchadora, natural y auténtica. Aitziber Garmendia (Zaldibia, 1982) es una de las intérpretes guipuzcoanas más destacadas y mediáticas de las dos últimas décadas. Una actriz que se caracteriza por su claridad a la hora de abordar las cuestiones más relevantes que han marcado su vida personal y profesional.
– ¿En cuántos proyectos estás inmersa actualmente?
– En muchos, aunque últimamente también he recibido algunas respuestas negativas. La vida es así. Dicho esto, ahora mismo me encuentro en plena gira teatral con 'Sabes que las flores de plástico nunca han vivido, ¿verdad?' y 'Arizona'.
– El teatro lo combinas con grabaciones televisivas, proyectos a estrenar en plataformas… ¿Cómo te organizas con tanto frente abierto?
– Me gustaría ser más disciplinada, pero no lo soy. Soy un poco caótica y en ese caos encuentro mi orden. Me levanto, grabo, programo reuniones… Digo que sí a todo y no llego a los sitios porque, aunque en mi imaginario sea factible, el día a día me demuestra que no lo es. De ahí vienen muchas frustraciones, pero no culpo a nadie, es una cuestión que tengo que trabajar conmigo misma.
– ¿Y cómo compaginas esa locura profesional con la personal?
– El encaje es viable porque ella, mi pareja, pertenece a este universo. Trabaja en el área de producción, tanto en teatro como televisión, y sabe las horas que hay que invertir en esta profesión.
– Y por curiosidad... ¿Dónde os conocisteis?
– En la serie 'Martin' de EITB. Al principio no hubo 'feeling', más bien todo lo contrario. La relación era mala, y ella tenía su pareja y yo la mía. Pero a medida que nos fuimos conociendo surgió el amor y hasta hoy.
– ¿Qué te ha aportado ella?
– Todo. Me ha ayudado a entender esta industria desde el respeto. Me ha aportado calma, equilibrio e infinidad de momentos divertidos. Para mí reírme, pasármelo bien en pareja, es súper importante. Es una compañera de vida fantástica.
– Ella llegó a tu vida en un momento traumático para ti… Tal y como desvelaste, tu pareja anterior atravesó una depresión que desembocó en suicidio. Un hecho que hiciste público hace relativamente poco… ¿Por qué traspasaste esa línea roja tan personal?
– Eso que hice fue fruto de un largo recorrido en terapia. Cuando la gente dice que el tiempo lo cura todo, no es cierto. Si tu no has invertido tu tiempo en curar el alma, el tiempo per se no lo arregla todo.
– Entonces...
– Después de mucha terapia y de tratarme en profundidad, llegó un momento en el que sentí la necesidad de hablarlo públicamente y las redes sociales propiciaron todo lo que vino después. Estaba de vacaciones, se cumplía el aniversario de la muerte de Gaizka y en aquel mismo instante me di cuenta que debía contarlo, tenía que dejar de ocultarlo por miedo, por la culpa que sentía. Solté mucho lastre al revelarlo públicamente. Ninguna vida es de color de rosa y creo que me hizo mucho bien. No sé si a la gente, pero a mí me ayudó.
– ¿Qué te supuso el trabajo durante aquella etapa tan dura de tu vida?
– Fue mi salvación. Aquel 10 de agosto de 2007 estábamos en plena gira de 'Mujeres en sus camas', una de mis funciones fetiche. De hecho, profesionalmente, uno de los pocos amuletos que tengo es el camerino número 3 del Teatro Principal porque aquel fatídico día, tras cerrarlo, estuve con mi novio Gaizka, se fue a casa y ya no lo volví a ver. Al día siguiente se canceló la función y mis compañeras tuvieron que recoger mi camerino número 3. Cuando volví al Teatro Principal tiempo después, con todo mi miedo y mi vértigo, decidí ocupar el número 3 para hacer frente a esos fantasmas. Desde entonces, siempre me instalo en ese lugar de recogimiento cuando actúo en el Principal.
– ¿Cuánto tardaste en subirte al escenario tras el fatídico 11 de agosto?
– Poco, muy poco, porque murió el 11 de agosto y el 13 teníamos función en Araia. El 12 fue el funeral, el 13 decidí volver al escenario y lo disfruté. ¿Sabes por qué? Porque en esos momentos una sale de su propio cuerpo, sale de su dolor para interpretar, por lo menos durante hora y media, a otro ser, en otra piel. El teatro es súper liberador, ya que dejas de ser tú y entras en otra realidad.
– El espectáculo, la ficción, nunca se detiene...
– Mi trabajo y el humor han sido mi salvación. Subirme al escenario en aquellas circunstancias constituyó un antes y un después en mi carrera porque me hizo recolocarme en otro contexto haciéndome entender que ese 'show must go on' de Queen es real. Es mi canción de cabecera.
– Por cierto, y volviendo a la dulce actualidad en la que te encuentras con funciones de teatro y nuevos proyectos televisivos en cartera a partir de otoño… Hace poco te vi posar en una alfombra roja con tu pareja...
– Nunca posamos porque prefiero proteger de los focos mi lado sentimental. Pero últimamente me he visto en la necesidad de reivindicar la libertad en el amor. El auge de la extrema derecha es una realidad, los insultos y las faltas de respeto hacia personas homosexuales son una constante y con ese posado quise subrayar que aquí estoy yo, que esta es mi mujer, que la amo con locura y que quiero hacer una especie de defensa del derecho de ser y de estar donde queramos.
– ¿Qué opina Lucía, tu pareja, de esta exposición?
– Lucía no tiene redes sociales, pero siempre está por la labor de luchar, reivindicar y de decir que este también es nuestro mundo… ¡Faltaría más!
– ¿Este es tu mejor momento?
– Sí, puede ser.
– ¿Descartas la maternidad? Te hago esta pregunta desde el respeto más absoluto…
– No está descartada del todo, pero ya tengo 42 años... (se ríe). Es verdad que me genera muchos miedos y dudas. Adoro mi profesión y no sé hasta qué punto tendría que sacrificarla. Ya veremos…
– Pues aquí lo dejamos. Gracias por tu inmensa generosidad, Aitziber.
– Igualmente. Eskerrik asko por vuestro apoyo.