«El VIH ha vuelto a niveles previos al Covid, pero las ITS han aumentado»

– ¿Qué retos provoca que el sida sea ya una enfermedad crónica?

– El reto fundamental es que la gente llegue a envejecer con una buena situación funcional. O con la mejor posible. En las personas con VIH se calcula que ese envejecimiento se adelanta en 10 años. Hablamos de gente mayor, por encima de 50 años. Nuestro objetivo es que esa gente que va llegando a esa edad porque la infección se ha controlado, lo haga manteniendo una promoción de la salud lo más activa posible.

– Eso requerirá una adaptación de la asistencia sanitaria...

–Efectivamente. Con un manejo compartido de la infección, pero desde luego que con una participación de la Atención Primaria. Que no quiere decir que todo lo tenga que llevar Atención Primaria, pero hay muchos temas que los maneja mejor que el hospital. Lo que es la promoción de la salud, el manejo de las enfermedades cardiovasculares, la salud osteoarticular... Todo esto son cosas que ya se trabajan en los ambulatorios y centros de salud en la población general y que, si compartimos esos cuidados con las personas con VIH, seguro que va en beneficio de todos.

– Durante el congreso han desvelado que la mitad de los diagnósticos por infección de VIH son tardíos. ¿A qué se debe?

– Y eso no ha mejorado en los últimos años, fundamentalmente porque no se hacen las suficientes pruebas de detección. Habría que hacer muchas más pruebas y mucha más gente tendría que contar con hacerse la prueba. De hecho, la OMS recomienda que entre los 16 y los 65 años, toda persona que tenga vida sexual activa, que en principio es toda la población, se haga al menos una vez en la vida las pruebas de VIH. Y eso debería estar más facilitado en Atención Primaria, en farmacias o donde sea.

– ¿Para el paciente qué supone que ese diagnóstico sea tardío?

– Tiene una consecuencia en la salud terrible. Te arriesgas a tener infecciones graves, que en ocasión hay riesgo vital, sobre todo si te coge con las defensas muy bajas, y puede tener secuelas funcionales.

– ¿El VIH también repercute en la salud mental de los pacientes?

–Hay dos temas importante en este sentido. Uno es la preocupación por tener una enfermedad crónica, que no es menor porque no es cualquier enfermedad. Y dos, el estigma que supone todavía el tener la infección por VIH. El estigma sigue estando presente y eso produce sensaciones de ansiedad, depresión, estrés... Eso aparte de la gente que tiene problemas sociales añadidos.

– ¿Se le ha perdido el miedo a esta enfermedad?

– De alguna forma se ha perdido tensión en la prevención. Especialmente porque antes era una enfermedad que se asociaba con el uso de drogas y ahora tiene que ver con prácticas sexuales. Quizás se ha trivializado un poco. Pero hay que seguir insistiendo en la necesidad de prevenir, en que la gente cuando está bien tratada del VIH no lo transmite, que hay medicaciones para prevenir la transmisión en las relaciones sexuales... Lo que pasa que eso todavía llega a un porcentaje pequeño de la población en riesgo.

– ¿Esa pérdida de tensión se traduce en una cierta despreocupación?

– No sé si llamarlo despreocupación, pero sí mirar para el otro lado en muchos casos. Es difícil mantener la prevención al 100%, pero como no tenemos la idea de que es tan peligroso como lo era antes, quizá se ha bajado la atención.

– ¿Qué impacto ha tenido el Covid en las ITS?

– Ha hecho que haya menos test diagnósticos. Ha disminuido el número de ITS y VIH diagnosticados. Pero en 2022, que hemos vuelto a una situación de cierta normalidad, las ITS han aumentado y el VIH se mantiene en los mismos niveles que antes de la pandemia.

– ¿La viruela del mono es una ITS emergente?

– Más que una ITS, la viruela del mono es una infección emergente. No necesariamente asociada al sexo, o a una práctica de sexo con riesgo, porque el contagio es por contacto. Es verdad que si lo tienes en la zona genital se transmite ahí, pero ha habido contagios en la boca o en el tronco. No creo que se le pueda llamar una infección de transmisión sexual porque es más amplio que eso.

- ¿Cómo está la planta de infecciosos del Hospital Donostia?

- Habían bajado bastante los pacientes Covid y ahora en los últimos días parece que empieza otra vez a subir un poquito. Afortunadamente no es lo de antes, ni de lejos. Pero habrá que ver cómo evoluciona la cosa.

- ¿Hay pacientes con cuadros graves?

- Hay alguno, pero poquito. Poca cantidad. No sabemos qué dirección va a llevar todavía la pandemia. Se acaba de empezar ahora con la campaña de vacunación de la cuarta dosis y eso hasta que tenga efecto tardará todavía un tiempo. Por eso es mucho elucubrar lo qué va a pasar durante los próximos meses. Que vamos a ver más de lo que estamos viendo ahora, seguro. La gripe es la que empieza a asomar las orejas.

- ¿Están notando ya el impacto en el hospital?

- Todavía no, pero está empezando un poco antes que otros años.

- ¿A qué se debe eso?

- Está dentro del marco un poco razonable. Hay años que llega antes y otros que llega más tarde. Quizás como el año pasado hubo muy poco, le hemos dejado el terreno un poco más libre para que entre.

- ¿Cómo va a ser la temporada?

- Lo que pasa con la gripe es que nos ha cogido sin defensas el año previo, porque prácticamente no hubo casos debido a las precauciones que teníamos por el coronavirus. Afectó a muy poca gente. Sí que hay quien tiene miedo de que al cogerlo más vírgenes, por decirlo de alguna manera, nos dé más revolcón. Pero lo que hay que hacer es vacunarse, y hacerlo pronto.