El vertedero de Zaldibar contrató a topógrafos dos días antes del alud tras la aparición de una grieta
Joaquín Beltrán, uno de los sepultados, advirtió a sus superiores que debían dejar de volcar residuos y empezar a meter tierra
david s. olabarri
Martes, 11 de febrero 2020, 06:11
El lunes 3 de febrero, tres días antes del derrumbe, Joaquín Beltrán advirtió a sus superiores de que la situación en el vertedero de Zaldibar ... era insostenible. Ese día había aparecido una grieta de 20 centímetros en una de las bancadas construidas para acumular los residuos industriales. La aparición de la enorme brecha, mucho más grande de lo habitual, era un síntoma de algo «mucho más grave». Incluso se podían «escuchar ruidos» que salían del fondo de la fisura, explican fuentes de la empresa. Algo no iba bien en la estructura de la instalación, que finalmente colapsó el jueves a la tarde sepultando al propio Joaquín y a Alberto Sololuze bajo toneladas de escombro y amianto.
Joaquín Beltrán se encargaba de excavar y de extender la basura que llegaba todos los días en las distintas fases del vertedero. Llevaba semanas diciendo a los responsables de Verter Recycling que no se podía seguir con ese ritmo, que se debía frenar la recogida de residuos y priorizar la entrada de camiones de «tierra». Solo esa medida -decía- permitiría estabilizar los residuos que se iban depositando en las bancadas y garantizar la seguridad de la instalación.
La luz roja saltó con la aparición de la grieta. Joaquín se lo comunicó a los responsables de la planta, propiedad de José Ignacio Barinaga. «Hay que parar. El vertedero se está marchando», les dijo. Trataron de «tranquilizarle». Le dijeron que «iban a encargar un estudio topográfico externo. Pero los camiones seguían entrando como siempre y la grieta seguía creciendo», explica uno de sus compañeros.
Este informe fue encargado por la empresa Infotop. Esta firma topográfica acudió el mismo miércoles a analizar la grieta. Colocaron unos «testigos» para ver si se movía. Fuentes oficiales de la compañía explicaron que se trata de un informe «confidencial» y rehusaron por tanto ofrecer más datos. Desde Verter Recycling tampoco quisieron realizar comentarios. Solo señalaron que están «colaborando» con las autoridades en la investigación y que son los «primeros interesados» en «esclarecer» lo ocurrido. También dijeron que su «prioridad» ahora mismo es el rescate de los cuerpos y «arropar» a las familias.
El jueves, cuando la escombrera colapsó, seguían entrando camiones con desechos
Verter Recycling afirma que su prioridad es el rescate de los cuerpos y arropar a las familias
Los resultados del informe debían conocerse esta semana. Pero no dio tiempo. El jueves, el día del colapso, siguieron entrando camiones de residuos. En las últimas semanas había entrado incluso uno de «anchoas podridas procedente del puerto» y varios de madera, un material que tampoco debía ser depositado en Zaldibar. Joaquín -explican sus compañeros- sabía que la grieta era grave. Veía que seguía creciendo y que los ruidos que salían de su interior no cesaban. Pero «no pensaba que el vertedero se iba a caer por completo».
El derrumbe se produjo a las cuatro de la tarde. Joaquín y los trabajadores que estaban ese día en lo alto de la ladera habían llegado poco antes de comer. En un momento dado, la montaña de escombros empezó a hacer cada vez «más ruido», como si se estuviese moviendo. El trabajador vizcaíno comprendió que el vertedero se iba a derrumbar. Empezó a llamar a sus compañeros. Telefoneó a su sobrino, que estaba con él ese día, y le dijo que se marchase de allí rápidamente. El derrumbe sorprendió a dos de los palistas echando tierra. Uno de ellos cayó unos 90 metros antes de detenerse. Los trabajadores creen que la avalancha engulló a Joaquín cuando iba a avisar a Alberto, que se encontraba en la garita.
URA investiga si hay filtraciones de lindane en los ríos
La Agencia Vasca del Agua toma muestras diarias de las regatas que rodean al vertedero para comprobar si se están produciendo filtraciones de metales pesados y lindane, un material considerado altamente tóxico y cancerígeno. La responsable del área de Vertidos de URA en Gipuzkoa, Ana Ramos, aseguraba ayer que en las analíticas llevadas a cabo «no estamos viendo nada en la inspección ocular, pero hay que recoger muestras diarias para mirar por donde están saliendo los líquidos». Ramos reconocía que cuando empiece a llover se podrá obtener más información. Técnicos de Consorcio de Aguas de Bizkaia también toman muestras del agua de la fuente de Eitzaga.
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