«A los que vamos en moto nadie nos ve en la carretera»
Experimentados motoristas guipuzcoanos analizan el incremento de la siniestralidad mortal de este año | Los conductores atribuyen la mayor parte de los siniestros al deficiente estado de las carreteras, sobre todo las secundarias, y a la falta de concienciación de los automovilistas
Los motoristas están preocupados. Tienen motivos para ello. En lo que va de año, cinco de ellos han perdido la vida en otros tantos ... siniestros registrados desde enero en Gipuzkoa. La última víctima ha sido el eibartarra Jorge Astigarraga, de 61 años, que falleció el lunes tras sufrir una caída en la AP-8 a su paso por Itziar. Antes que él han muerto otros cuatro, y eso que solo ha transcurrido la mitad del año. Quedan por delante otros seis meses en los que se podrían superar de manera holgada registros de siniestralidad de años anteriores.
Pero no solo los moteros están preocupados. También lo están las autoridades que gestionan la seguridad vial en Euskadi. La Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco ha puesto en marcha el programa de sensibilización 'Ponte en mis ruedas' que nace de una estrategia de visión compartida iniciada en 2018 entre la Dirección de Tráfico y asociaciones de motoristas de la comunidad, para reducir la accidentalidad de uno de los colectivos más castigados por la lesividad en carretera. Uno de los objetivos del Plan Estratégico de Seguridad Vial 2015-2020 de la Dirección de Tráfico pasa precisamente por reducir la accidentalidad en los colectivos vulnerables, es decir peatones, ciclistas y motoristas.
El año pasado, una de cada tres personas fallecidas en accidente de tráfico en Euskadi era motorista. En Gipuzkoa fueron siete los que murieron en 2018, por seis en 2017 y cuatro el año anterior. Las cifras muestran una clara progresión en el sector compuesto por un parque de vehículos que en la comunidad autónoma asciende a 128.000, de los que 58.623 están en Gipuzkoa y entono a 26.000 solo en Donostia.
«En el 70% de los accidentes con implicación de moto, la culpa es del conductor del coche»
Joaquín Zabalza, Vicepresidente del Moto Club
«El deficiente estado de las carreteras secundarias está en el origen de muchos accidentes»
Óscar Anglada, Motorista
Joaquín Zabalza, vicepresidente del Real Moto Club Gipuzkoa; Jesús Oceja, Óscar Anglada, María José Lekunberri, secretaria de la misma entidad, y Luis Hevia, son cinco voces autorizadas para valorar el aumento de la siniestralidad. Entre todos acumulan más de cien años de experiencia sobre las dos ruedas. Su propia veteranía les lleva a afirmar que los motoristas vienen a ser algo así como los 'invisibles' de la carretera. «La frase más habitual que se escucha entre los automovilistas cuando un motorista se ve involucrado en un siniestro con otro vehículo es: 'no le he visto'. Es que nadie repara en nosotros, nadie nos ve», afirma Óscar Anglada.
Joaquín Zabalza corrobora estas palabras. «Te voy a dar un dato estadístico oficial. En el 70% de los accidentes con implicación de varios vehículos, entre ellos una moto, la responsabilidad es del conductor del de las cuatro ruedas».
Maniobras de conducción
Los cinco sostienen que se evitarían no pocos siniestros si las maniobras de conducción fuesen «más claras», «concretas» y se anunciasen con suficiente antelación. «Los accidentes se producen muchas veces porque los automovilistas maniobran rápido, sin señalizar ni mirar. Esto nos obliga a circular a la defensiva, pendientes de lo que puede realizar el turismo que la mayor parte de las veces no se percata de nuestra presencia. Si indicasen con antelación lo que van a hacer, el motorista detecta la maniobra y con ello evita el incidente».
Reconocen que estas prácticas son todavía más necesarias en las ciudades, focos también de constantes siniestros, y donde las alcantarillas, la pintura de los pasos de cebra y las rejillas sobre el firme se convierten en los principales peligros, unido al mal estado de algunas calles.
El «deficiente» mantenimiento de la red de carreteras del territorio, especialmente las secundarias, está en el origen de muchos accidentes, afirman los motoristas. «Estas vías son las que más frecuentamos porque, por un lado, hay menos tráfico y, por otro, podemos disfrutar más de la conducción y también de la naturaleza...» señala Jesús Oceja.
«Y por ello, sabemos en qué condiciones se encuentran. Muchas están llenas de agujeros, parches, gravilla, tierra, que para nosotros es como si pisásemos una placa de hielo. Todo ello nos obliga muchas veces a estar más pendientes del estado del firme que de otros aspectos de la circulación», señala Anglada.
Lamentan que, «por lo general», las carreteras están pensadas y diseñadas para los vehículos de cuatro o más ruedas. «Creo que todavía no existe conciencia de que por las redes que se construyen también van a circular motocicletas e incluso bicicletas», precisa Oceja.
Para ellos, por lo tanto, el mantenimiento de las carreteras en buen estado es clave y en este sentido reiteran una demanda histórica: la protección frente a los guardarraíles. «Llevamos décadas hablando de ellos y todavía ahí siguen. Es cierto que en los últimos años se han mejorado, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Hay una ley que dice que todas las curvas deben tener guardarraíles protegidos, pero curiosamente, solo se cumple en las autopistas, no en las carreteras secundarias, que son las que nosotros más frecuentamos. Y no decimos que no hagan falta también en las autopistas», coinciden los cinco.
«Los que salimos a carreteras convencionales lo hacemos a pasear y disfrutar, no a correr»
María José Lekunberri, Secretaria del Moto Club
«Nosotros también tenemos responsabilidad; el mayor enemigo es el exceso de confianza»
Jesús Oceja, Motorista
Opinan que la Administración ha de invertir más en la mejora de la red viaria secundaria. «Recuerdo que hace ya algún tiempo los sindicatos policiales Erne y ELA plantearon que los ingresos por multas de tráfico se destinasen a seguridad vial, pero siendo el estamento sancionador el mismo que el recaudador, las partidas las dirige donde quiere», señala Joaquín Zabalza.
Pero no vale culpar solo a los demás. «Nosotros también tenemos nuestra responsabilidad» dicen. «Diría que, al margen de los despistes y la falta de atención, como les sucede a los demás conductores, nuestro mayor enemigo es el exceso de confianza», señala Oceja.
¿Y la velocidad? «Es muy fácil recurrir al exceso de velocidad para responsabilizar del aumento de la siniestralidad entre los motoristas. Puede darse, no lo vamos a negar, pero yo diría que no es la principal causa. En general, no se peca de exceso de velocidad, aunque siempre hay excepciones. Todos conocen al típico 'pirado', pero ese se comporta igual con la moto que con el coche o la bicicleta. Además, en las carreteras de Gipuzkoa no se puede ir a más de cincuenta kilómetros de media en una salida motera. Sería una barbaridad», reconocen Jesús Oceja y Óscar Anglada.
Velocidad, en los circuitos
Los cincos motoristas coinciden en señalar que los amantes de sensaciones más fuertes acuden cada vez más a los circuitos «en los que se desfogan. Los que salimos a las carreteras convencionales lo hacemos a pasear y a disfrutar más que a correr», afirma María José Lekunberri. «Los jóvenes que tienen ese gusanillo van de vez cuando a Los Arcos o a Motorland, donde descargan la adrenalina. He observado que quienes van a estos espacios, luego tienen menos ganas de correr en la carretera. Son más conscientes del peligro que entraña la velocidad», explica Óscar Anglada.
Jesús Oceja interrumpe el relato. «Cuando salimos en grupo suele venir un chico que acostumbra a ir muy rápido, pero nadie quiere ir con él. El sentimiento de grupo del motero no es el de ir a toda velocidad».
«A los que les gusta la velocidad suelen ir a los circuitos de Los Arcos o de Motorland»
Óscar Anglada, Motorista
Los cinco expertos consultados son de la opinión de que la actual normativa es lo suficientemente rígida para que nadie sin apenas experiencia se ponga a los mandos de motocicletas de gran cilindrada. «En estos momentos, los jóvenes no lo tienen nada fácil para acceder a esta clase de vehículos. Creo que han de pasar cuatro años antes de poder manejar una moto sin limitar. Ya no es como antes que sacabas el carnet y valía para cualquier moto».
Los cinco motoristas son partidarios de fomentar los cursos de formación como los impulsados por trafico del Gobierno Vasco. «Son muy interesantes, aprendes mucho. Tengo 64 años y he hecho cuatro. En cada uno he aprendido algo nuevo. Debería haber más. Es como cuando aprendes a esquiar. No es lo mismo que vayas por tu cuenta o que te enseñe un monitor. Adquieres unos vicios que luego son muy difíciles de eliminar. Pues en la moto, sucede igual», concluye Jesús Oceja.
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