Superpoblación de jabalíes, un problema sin fin
El gran número de cerdos salvajes sigue preocupando a ganaderos y baserritarras que ven cómo destrozan sus terrenos y temen el contagio de enfermedades graves al ganado
Ni los ladridos de los perros, ni unos potentes focos de luz amedrentan ya a los jabalíes. «Se han acostumbrado a los humanos y acercarse ... a los caseríos es algo normal para ellos. No les importa que estés cerca, no se asustan con nada», asegura Nerea Garitagoitia. Resignada, la ganadera elgoibartarra asegura que estas últimas semanas los cerdos salvajes se han paseado por sus terrenos con total tranquilidad mientras ella y su marido perdían muchas horas de sueño. Porque, a pesar de que los cazadores volvieron a las batidas el año pasado, al suavidad del invierno ha permitido la supervivencia de muchas crías de jabalíes que antes no aguantaban esta época del año. Y la superpoblación sigue.
Una gran carga de resignación en su voz, se mezcla con el hartazgo que siente Garrigagoitia ante situaciones que han vivido de manera repetida por la superpoblación de jabalíes que se está viviendo en Gipuzkoa: «Muchas noches, entorno a la medianoche, se acercaban en grupo hasta las puertas de nuestra casa». Nerea cuenta que «han venido grupos de ocho o nueve animales, que no se asustaban por los ladridos de los perros, ni cuando les iluminábamos directamente desde la ventana, con un potente foco. Se metían en nuestros terrenos y comenzaban a hurgar en la tierra en busca de alimento tranquilamente». Impotente reconoce que «se sienten dueños y señores y han perdido todo el miedo».
Después de haber visto esa desoladora estampa, dormir es casi imposible para Garitagoitia y su esposo. Aún más si cabe, al imaginarse el panorama que se van a encontrar al día siguiente en las zonas de pasto para su ganado, ya que, cuenta tristemente, la historia se ha repetido demasiadas veces. «Nos han destrozado muchos metros cuadrados de prados en los que pastan nuestros terneros y vacas». La ganadera de Elgoibar reconoce que «estamos esperando a que llegue la primavera, comience a brotar la hierba para sacar nuestro ganado a esos terrenos y la verdad, poco podrán comer porque a penas hay hierba tras los destrozos».
La instalación de un pastor eléctrico ha frenado la presencia de los jabalíes en los terrenos más cercanos al caserío de Garitagoitia que, asegura, es «una solución que ha hecho que se alejen de nuestros pastos, pero han pasado a los del vecino». Un zurcido que no remienda el descosido de la superpoblación de caza mayor en Gipuzkoa, ya que según reconoce Nerea, «hemos presentado un montón de partes por los ataques para denunciar los destrozos y he hablado con el guarda de la zona, pero no sirve de nada. Yo lo que sé es que no ha habido batidas en los alrededores de nuestro caserío y vienen muchos jabalíes».
A los destrozos, gastos y horas de gestión para presentar las quejas, hay que añadir la preocupación del contagio de la peste porcina africana u otras enfermedades como la brucelosis entre el ganado. Los jabalíes son los portadores de los virus, que como ya ha ocurrido en algún caso en Gipuzkoa, tras su contagio ha provocado el sacrificio de ganado estabulado o el aborto espontáneo de las crías. Su contagio se produce de manera sencilla: los jabalíes beben de los abrevaderos preparados específicamente para el ganado estabulado y no hacen ningún asco al compostaje con el que los baserritarras llenan los puntos de alimento de los animales domésticos. Focos perfectos de propagación de las enfermedades.
Según los expertos, el invierno casi primaveral que se ha producido este año ha favorecido a la supervivencia de las crías. De hecho, reconocen que «se ha detectado que se está produciendo una proliferación de crías. Las cerdas salvajes paren dos veces al año por lo menos, por lo que el número de crías es cada vez mayor».
¿Las batidas son suficientes?
Destrozos y contagios de enfermedades provocan grandes quebraderos de cabeza a los ganaderos y a un mes de que finalice la temporada de caza mayor en Gipuzkoa, la superpoblación de jabalíes no tiene visos de reducirse. En la temporada 2018/2019, ha disminuido el número de jabalíes vistos, de 3.407 a 3.163, y ha aumentado en 72 el número de ejemplares cazados, de 1.932 a 2.004. También creció el número de batidas, de 1.612 a 1.891.
La caza mayor en Gipuzkoa, hoy en día, está organizada en 12 zonas de caza controlada. En esas zonas el jabalí y el corzo se pueden cazar. En este momento en Gipuzkoa hay alrededor de 70 cuadrillas para la caza mayor. Desde la Federación de caza guipuzcoana, aseguran que esta temporada, que finaliza el 31 de marzo, «las cuadrillas han realizado semanalmente las batidas correspondientes en cada zona y a un mes de que termine la temporada de caza mayor creemos que el número de animales abatidos será algo superior al del año pasado. Añaden que «esta temporada, según los datos que contamos hasta ahora, casi se ha duplicado el número de jabalíes capturados en la zona de Idiazabal. La cuadrilla de Erenotzu también ha superado la cifra del año pasado, mientras que en otras zonas como Aia, se han abatido unos 157 ejemplares, los mismo que el año pasado».
El aumento de la superpoblación de jabalíes ha provocado que se cuestione si las batidas son una herramienta eficaz o suficiente para erradicar el gran número de ejemplares. De hecho, desde ENBA no descartan «presentar en Juntas Generales una petición que autorice la utilización de otros métodos para la captura de estos animales, como las jaulas».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión