«¡Cuánta soledad!»
Martes, 13 de noviembre 2018, 16:40
Encontrar en casa un papelajo en el que un niño ha escrito «¡Cuánta soledad!» aludiendo probablemente a una pelea por el balón en el patio de la ikastola preocupa a su madre porque ignora el alcance de la riña y la profundidad del sentimiento infantil. La sonrisa del día siguiente relaja la vigilancia maternal sobre el chaval. Pese a ser esta madre (o padre) persona tan atenta, será difícil que encuentre nada que le haga sospechar que algo pasa cuando su familiar de andar cansino casi siempre alega problemas de estómago para no acudir a una comida familiar. Tampoco en la mirada apagada de la vecina de toda la vida que hace tiempo que no sale de casa con la excusa del mal tiempo. O que busque una razón por la que alguien cercano pasa demasiadas horas en la cama y apenas se quita el pijama. Dice Trini, la sevillana triste de este reportaje, que nunca ha renunciado a maquillarse, pero explica también que cuando ha lanzado su mensaje de socorro se ha sentido todavía más sola. Porque solo le han contestado «mira, como todo el mundo». Triste respuesta propia de quien no quiere escuchar a los demás porque, en realidad, no le interesa lo más mínimo lo que les ocurre. Y los mayores tienen muchas ganas de hablar y muchas cosas que decir.