«Teníamos muchas ganas de volver a ver el mar y de recorrer la costa»
El buen tiempo animó a los guipuzcoanos a visitar y pasear por otras calles que no fueran las de su municipio, del que ya pueden salir
El fin de semana no se ha caracterizado por albergar planes de lo más extravagantes, sino por recobrar esos paseos y esos encuentros fuera ... del municipio de residencia que tanto se echaban en falta. Atrás quedó el concepto de localidad colindante, al menos de momento, y el buen tiempo, unido a que se haya levantado la barrera y ya se permita la movilidad por todo Gipuzkoa, hizo que ayer muchos aprovecharan para coger aire en otros puntos del territorio.
Las ganas de salir a la calle sin paraguas y más allá de los límites impuestos hasta hace dos días se notó en el centro de San Sebastián. Puntos como el Boulevard, la Parte Vieja o el paseo de La Concha recuperaban el pulso perdido en las últimas semanas con terrazas llenas, parques infantiles a rebosar, paseos inundados de viandantes e incluso más de un valiente bañista dentro del mar.
Cerca del Ayuntamiento, María y Julen, una joven pareja de 23 y 24 años, disfrutaba de poder estar junta otra vez. Él, de Irun y ella, de Hernani. Sus vidas no encontraban un municipio colindante donde dar rienda suelta a su amor. Aunque reconocían que alguna escapada secreta ya había habido. Ayer lo celebraban sin tener que ocultarse. «Vamos a aprovechar para ir a comer a un restaurante de la Parte Vieja. Así aprovechamos también que la hostelería ha abierto», comentaba el joven, que se alegraba igualmente de haber podido pasear por la playa otra vez. «En Irun no he estado mal, porque allí tengo a mi familia y amigos, pero se agradece poder volver a moverse», añadía.
El mismo sentir lo compartía Miren, que venía de Urretxu con su marido Joseba y su hija Naia, para ver a su madre Josebe, de 82 años. «Ha sido duro, porque ella vive aquí sola y no hemos podido verla en todo este tiempo. Nos hacemos vídeollamadas, pero nada más. Es una situación que no es nada cómoda y estas semanas se han hecho largas», se lamentaba. Josebe afirmaba jovial todo lo contrario, entre las risas de sus familiares. «No les he echado de menos. Mi hija quiere que yo esté bien, y lo estoy, tengo la vida llena, me hago mis crucigramas y me tomo mi vino en una terraza si puedo. Hablamos por teléfono, sé que están bien, y eso ya me vale», apuntaba. Aún así, la preocupación por la situación pesa. «No hemos subido a su casa desde marzo por precaución, siempre hemos quedado en una terraza. Y la verdad es que mi madre está bien para su edad, pero no debemos bajar la guardia. Además, mucho me temo que en enero esto se pondrá chungo otra vez», auguraba.
El paseo de La Concha, como lo hará domingos y festivos, volvió a cerrarse al tráfico y permitió caminar con más espacio
A lo largo del día otros muchos donostiarras y visitantes disfrutaron de un paseo de La Concha que, por segundo domingo consecutivo, volvió a estar cerrado al tráfico rodado para uso exclusivo del peatón. «Menos mal, porque si no, no sé qué haríamos todos en esta acera con la marea alta. Esperemos que lo hagan permanente, pero bien hecho, no como está ahora», decía Eugenia, una vecina de San Sebastián. Todo lo contrario opinaba Fernando, que prefería caminar por la acera, «que creo que es suficiente con la ampliación que han hecho y además puedes ver el mar». El cierre para peatones se mantendrá todos los domingos y festivos de forma indefinida.
Zarautz, otro reclamo
El malecón de Zarautz fue otro de los entornos escogidos por muchos guipuzcoanos para disfrutar de la costa en este primer fin de semana con un confinamiento perimetral que permite moverse por todo el territorio.
«Teníamos muchísimas ganas de ver el mar», reconocían Maite Arratibel y Beni Salinas apoyados en la barandilla mirando al mar. Estaban medio hipnotizados por la olas y por los pocos surfistas que ayer se animaron a meterse al agua.
«Vamos a aprovechar para comer en un restaurante de la Parte Vieja», decía una joven pareja tras reencontrarse en Donostia
Esta pareja lazkaotarra tuvo claro desde el minuto uno que en cuanto se abriera la movilidad más allá del municipio de residencia, lo iban a aprovechar para cambiar de aires. El sábado «fuimos a Donosti» y ayer «el clásico Zarautz, Getaria, Zumaia... y comer por ahí», comentaban. «Teníamos necesidad de salir de Lazkao, y hay que aprovechar por lo que pueda pasar después de Reyes», advertían.
A unos pocos metros, en la misma barandilla, y apoyados de la misma manera estaban Iban Maritxalar y Leire Albizu, con su hija Ane. Venían de estar tomando algo en un bar cercano, donde les habían comentado que el levantamiento del cierre perimetral en Gipuzkoa se había notado mucho.
En su caso, la visita a Zarautz se debió a que «en Navidad solemos venir a ver el Nacimiento, y como hacía buen tiempo, era buen día para acercarnos», comentaba esta familia de Usurbil, que reconocía que también «teníamos muchas ganas de ver el mar otra vez».
Por el malecón, lleno de arena, caminaban Mauriñe Eizmendi y Nerea Saenz. Estas dos amigas donostiarras optaron por salir a dar un paseo, hacer Zarautz-Getaria y comer «en algún sitio sobre la marcha». «Nos apetecía salir de Donosti y ver otra parte de la costa», comentaban.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión