La mirada de los que están en el punto de mira
En la adolescencia. Seis jóvenes reflexionan sobre la crisis sanitaria: valoran más lo que han perdido y lo que han descubierto, hacen autocrítica sobre el riesgo que entraña saltarse normas, y lo encuadran en un momento vital que no va a volver
La pandemia de la Covid-19 tiene tantas versiones y visiones como personas la están padeciendo. Está siendo una crisis sanitaria en la que se ... colectiviza a héroes y villanos. Se ensalza a los sanitarios, se criminaliza a la hostelería, se protege a los mayores y se reprocha, en parte, la indiferencia de los adolescentes. Estos seis jóvenes, sin embargo, no se identifican con esos seres frívolos y despreocupados con los que muchos adultos intentan señalarles. Tienen plena conciencia de la situación que atraviesa el planeta, y los efectos que puede tener en sus seres cercanos, sobre todo en los de mayor edad, saltarse a la torera ciertas normas. Hacen una lectura positiva de lo aprendido, pero en absoluto obvian el impacto que está teniendo la pandemia en un momento vital tan importante como el suyo.
Oihane Echarri | 16 años
«Se dice de los jóvenes, pero hay muchos adultos que todavía no se han dado cuenta de la pandemia en la que estamos»
Aitor Reinoso | 18 años
«Si a un adulto le cuesta ver su vida limitada, a nosotros más. Ahora tenemos más energía, y no podemos estar del cole a casa»
Katrin Muñoz | 17 años
«Creía que no tenía nada en común con mi hermano, pero en el confinamiento me lo he pasado muy bien con él»
Olatz Cortés | 18 años
«Me gustaría que quedar con mis amigas volviera a ser lo normal y no un lujo. A ver si pasa todo, porque la gente está apagada»
Emma Herrera | 18 años
«Siento que no estoy aprovechando y me da miedo estar perdiéndome esta etapa, porque es una edad que ya no vuelve»
Oihan Urbano | 17 años
«Lo que más me fastidia es no poder juntarnos más de cuatro personas; eso nos limita porque a esta edad las cuadrillas son grandes»
¿Qué sacáis de positivo?
Emma Herrera: He aprendido a valorar un poco más lo que tengo y todo lo que hacía antes y que ahora no puedo hacer, como salir, estar en grupos grandes de amigos, ver a mis aitonas, abrazar…
Aitor Reinoso: Además de todo eso, me he dado cuenta de que puedo estar en casa y he aprendido a disfrutar de ese tiempo con mi familia. Antes estaba todo el rato en la calle, y el confinamiento inicial lo llevé mejor de lo que esperaba.
Oihane Echarri: Estar encerrada te hace reflexionar y claro que aprendes a valorar lo que tienes. A mí me ha pasado al contrario que a Aitor. Antes del covid me quedaba en casa por pereza y ahora valoro mucho más poder salir y aprovechar el tiempo.
Oihan Urbano: Al principio costó acostumbrarse al confinamiento y fue un poco rollo, pero lo aproveché para estudiar bastante.
Olatz Cortés: Siempre queremos lo que no tenemos. Tengo familia en Salamanca, me encanta ir al pueblo y estoy siempre pendiente de cuándo voy a poder ir, pero también están mis abuelos de aquí, y no poder estar con ellos tranquila es lo peor. Ahora valoro más esos momentos de antes.
Katrin Muñoz: Noto que ahora quiero aprovechar hasta el último minuto en la calle para que si nos vuelven a encerrar no quedarme con la pena de no haber hecho nada. Yo creo que he aprendido a valorar a mi familia y a hacer cosas que jamás pensé. Creía que con mi hermano no tenía nada en común, pero me lo he pasado muy bien con él.
¿Cómo os afecta la pandemia?
E.H.: Acabo de cumplir 18 años y siento que me estoy perdiendo bastantes cosas. El año pasado a una amiga y a mí nos tocó plaza en un campamento en Mallorca, era el último año que podíamos ir por edad, y obviamente se canceló y fue un disgusto. Además, siempre nos habían dicho que 2º de Bachiller era duro, pero que te lo pasabas superbien con la gente, y lo único que hago es ir del cole a casa y estudiar. Siento que no estoy aprovechando este año, me da miedo estar perdiéndome todo esto, porque es una edad que no vuelve.
A.R.: Los planes los tenemos en el aire. A mi cuadrilla nos gusta ir a pozas y miramos sitios por internet a donde poder ir, pero tendremos que esperar a que nos dejen salir.
O.E.: En mi caso, este año termino 4º de ESO y teníamos un viaje preparado a Salou, pero al final nos lo hemos perdido y da mucha rabia.
O.C.: En enero hice 18 años, y siempre me había imaginado haciendo una fiesta y celebrándolo de forma especial, pero ha sido imposible. Además, este año termino 2º de Bachiller e íbamos a ir a Londres. Es el último curso en el que vamos a estar todos juntos, porque luego cada uno irá por su camino, y me da mucha pena no poder hacer una despedida.
O.U.: Nosotros el año pasado también teníamos previsto un viaje como despedida de la ESO. Incluso habíamos ganado 5.000 euros en un concurso para pagar el viaje. Lo aplazamos, pero tenemos asumido que tampoco lo vamos a poder hacer.
K.M.: Eso es. El viaje de 4º de ESO es como la gran despedida, porque en Lezo, al no haber Bachiller, casi todos nos separamos. Y fue una pena perdérnoslo.
¿Os sentís en el punto de mira?
E.H.: Es cierto que podemos no cumplir todo al 100%, pero ni nosotros ni nadie. Es imposible ser tan estricto en todo momento durante tanto tiempo, y es injusto que nos echen la culpa, cuando hay muchos adultos que pasan de todas las medidas.
A.R.: Por mucha pandemia que haya, seguimos siendo jóvenes, y es cuando más energía tenemos. No digo que eso justifique que podamos saltarnos las normas, pero si a un adulto le cuesta ver su vida limitada, a nosotros más. No podemos estar encerrados en casa, estudiando todo el día y sin relacionarnos.
O.E.: Se dice de los jóvenes, pero hay adultos que todavía no se han dado cuenta de la pandemia en la que estamos.
O.C.: Me da rabia que nos echen la culpa de todo en general. Es el argumento fácil. He visto personas mayores por la calle sin mascarilla, cuando yo la tengo que llevar para no perjudicarles. ¿Que hay gente haciendo botellón? Sí, pero los adultos también se saltan mil normas, y no se les señala tanto. De hecho, muchos adultos me han dicho que si tuvieran ahora mi edad, se habrían saltado todas las normas. Me fastidia que se diga que solo pensamos en salir, en estar con los amigos y bebiendo en la calle. No es así.
O.U.: Lo peor son los comentarios de personas que te dicen 'Es que estos jóvenes...' y llevan la mascarilla mal puesta. Llevamos un año de pandemia, las restricciones nadie las cumple al 100%. Es cuestión de actuar con sentido común.
K.M.: Ni somos los únicos que no cumplimos ni somos todos irresponsables. Hay de todo, como en cualquier edad. Durante el confinamiento, veía desde la ventana a uno con un pan que cinco minutos después se paseaba con una lechuga... ¿Eso también era culpa nuestra?
¿Os afecta el toque de queda?
E.H.: Tener que estar en casa a las diez es superpronto, porque para llegar a la hora tienes que salir de donde estés a las 21.15-21.30, y no aprovechas igual. Pero bueno, tengo amigas en Hendaia que han tenido el toque de queda a las seis de la tarde, así que dentro de lo que cabe...
A.R.: No he sido mucho de farra, pero antes de la pandemia, solíamos estar en un banco hablando hasta las tres de la mañana. Ahora intentamos quedar antes, porque alguna vez se nos ha ido la hora, y estar todo el rato pendiente del reloj o tener que salir corriendo es un agobio.
O.E.: El toque de queda no lo noto mucho, porque todavía no quedamos hasta tan tarde, íbamos a empezar a salir este curso, así que ha sido un corte de rollo, la verdad.
O.C.: Mi cuadrilla sí era de salir antes del covid y nos gustaba mucho. Ahora no queda otra que hacer planes de día, ir al monte o a comer por ahí... No se puede negar que a nuestra edad la noche es mejor que el día, pero es lo que hay.
O.U.: No puedo opinar lo que es que te corten a las diez, porque a esa hora solía estar en casa. A los padres les está viniendo fenomenal el toque de queda (ríe). Lo que sí me fastidia es no poder juntarnos más de cuatro personas. Nos limita los planes, porque a estas edades las cuadrillas son grandes.
K.M.: Mi ama siempre me decía que cuando llegara a Bachiller, saldría por la noche todo lo que quisiera, así que sigo sin saber lo que es salir hasta tarde. En mi caso, más que el toque de queda, me ha fastidiado el cierre perimetral porque Lezo es muy pequeño y la mayoría de amigos no viven allí.
¿Es difícil ligar en pandemia?
E.H.: Yo la verdad es que sí que he ligado, pero sí que es más difícil, porque no sabes si quitarte la mascarilla o no, tampoco ves bien la persona con la que estás y a una amiga le paso que el chico se quitó la mascarilla y... Uf, le dijo que mejor que no.
A.R.: Antes de que empezara el covid ya tenía pareja, así que no tengo ese problema. Hemos superado la pandemia en la distancia, haciendo videollamadas, y ha ido todo bien.
O.E.: De ese tema no puedo decir mucho (ríe).
O.C.: En el confinamiento creo que a muchos nos pasó que empezamos a hablar con gente por Instagram, aunque sabías que luego no iba a ir a más, pero como entretenimiento. Antes, con nuestra edad, la forma de ligar era de fiesta, y ahora es mucho más difícil. Además, que para el poco tiempo que tenemos, prefiero dedicarlo a estar con mis amigas.
O.U.: Lo de ligar no es lo mío. Me encanta bailar, suelo actuar, y si no bailo, no ligo (ríe).
K.M.: Yo pasé la cuarentena con pareja, pero luego lo dejamos. Para ligar, la mascarilla te dificulta porque no sabes lo que la otra persona quiere, si le parece bien que me la quite. Es raro, aunque supongo que habrá que acostumbrarse.
O.U.: Claro, al final es como que no sabes qué hacer. Le doy dos besos, un abrazo, distancia, codo, mano...
E.H.: Antes, sin la mascarilla, te lanzabas o se te lanzaban y ya está, pero ahora es muy raro, porque tampoco sabes si la otra persona tiene miedo al covid o incluso si es de riesgo.
Y a futuro, ¿qué?
O.C.: Dicen que hasta 2022 no va a acabar la pandemia, pero para una persona de nuestra edad uno o dos años es mucho tiempo. Estamos todo el rato pensando en el futuro, en si vamos a poder hacer esto o lo otro, y mientras tanto, estos años se están yendo. Solo quiero recuperar la vida que tenía antes, porque además sé que la voy a valorar mucho más. Quiero poder ir al pueblo, abrazar a mis abuelos y que quedar con todas mis amigas vuelva a ser algo normal, y no un lujo. Tengo ganas de que todo esto pase y no solo por mí, sino también por ver a la gente más contenta, porque ahora solo se ve gente triste, de mal humor, más apagada.
A.R.: Yo sí que noto que la gente tiene ansia de salir, y también de beber, pero no con restricciones, sino como se hacía antes.
E.H.: Creo que no es solo beber, es socializar. Hay gente que conocía solo de estar de fiesta, con los que te echabas unas risas y a los que no he vuelto a ver. Eso me da pena. Reconozco que estoy harta. Echo de menos las fiestas de los pueblos y lo bien que lo pasábamos. Es cierto que cuando todo vuelva a la normalidad, también volverán los índices que había antes de contaminación, por ejemplo. Todo tiene su lado bueno y su lado malo, supongo.
O.U.: Yo salgo en todo, Carnavales, Tamborrada, Cabalgata, Iñudes y Artzaiak... Así que hay que hacer una petición al alcalde Goia para que cuando todo acabe, organice un mes de conciertos para ayudar a la cultura.
K.M.: Es que han cancelado todo muy pronto. Las fiestas en Lezo son en septiembre y ya las han suspendido. Era la primera vez que podíamos salir en la tamborrada de mayores, también me lo voy a perder y eso ya no se vuelve a repetir.
E.H.: Necesitamos alguna ilusión a medio plazo. Pero todos, adultos y jóvenes. Esto se está alargando demasiado y deprime.
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