Las residencias, libres de coronavirus

Las dos únicas personas que estaban infectadas por coronavirus, una de la residencia Bermingham de Donostia y otra del centro San Juan de Dios de Arrasate, fueron dadas de alta ayer por la mañana, según anunció el diputado general, Markel Olano, durante el acto de homenaje celebrado en Zarautz a los ancianos fallecidos en residencias de Gipuzkoa, por lo que la lista de casos positivos por coronavirus vuelve a estar en blanco.

Según expresó Olano, «el día de hoy marca un momento histórico en el que ya no tenemos ningún caso con Covid-19 en las residencias de Gipuzkoa. Es una magnífica noticia y nos da un respiro, pero no nos hace olvidar todo lo que hemos sufrido».

Y es que desde que el pasado 19 de marzo se detectara el primer positivo de coronavirus en la red residencial de personas mayores de Gipuzkoa, compuesta por un total de 65 centros y 5.425 plazas, se fueron multiplicando los positivos entre usuarios y trabajadoras. La llegada de la esperada vacuna parecía ser el único antídoto contra el miedo a contagiarse o contagiar, a no tener contacto con los familiares, a enfermar, a morir. Después de largos meses en vilo, estos centros han dado esquinazo al virus, que se cebó especialmente con el colectivo más vulnerable de la población sesgando cientos de vidas.

«Durante la primera ola lo pasamos muy mal, nos pilló muy fuerte y murieron 17 personas, 12 en la residencia y 5 en el centro de Cruz Roja», recuerda con pesar Garbiñe Amotxategi, directora de la residencia Santa Ana de Zarautz, donde se registró la primera muerte por coronavirus de un usuario en Gipuzkoa, el pasado 26 de marzo. «Fue muy duro para nosotros. Sobre todo el momento en el que fallecían y nos quedábamos con ellos hasta que llegaba la funeraria», rememora. «Después ya no hubo fallecimientos y desde mayo fueron descendiendo los contagios», detalla la responsable de este centro, que celebraba ayer la noticia con ilusión.

Al igual que en este centro, la tendencia ya era a la baja en las últimas semanas en el resto de geriátricos y durante la tercera ola se han registrado índices de mortalidad y contagios más bajos, gracias a los primeros efectos de la vacuna. De hecho, cuando comenzó el proceso de vacunación en los centros de mayores de Gipuzkoa el pasado diciembre y que inauguró Bernardina Escudero, de 87 años, en la residencia Caser de Hondarribia había 147 casos activos de Covid-19; hasta ayer, cuando el contador volvió a ponerse a cero.

No es la primera vez que ocurre. El pasado 3 de julio, las residencias de Gipuzkoa notificaban estar libres de Covid-19 después de que la única persona que permanecía con diagnóstico positivo en el Hospital de Eibar diera negativo. Semanas más tarde, el 11 de agosto, se registraba el primer contagio en residencias a las puertas de la segunda ola. Sin embargo, ahora se cuenta con un factor clave en la ecuación, la vacuna, que ya ha sido inoculada – las dos dosis de Pfizer– en todos los centros residenciales del territorio.

La campaña masiva en los geriátricos finalizó el pasado 5 de febrero con los positivos entre residentes en cifras mínimas. Los casos activos en las residencias redujeron a 22. Desde comienzos de septiembre no se registraba una evolución de la pandemia tan esperanzadora. Por otro lado, en el caso de las trabajadoras contagiadas, a fecha de 10 de febrero todavía quedaban 32 contagiadas, según informó la Diputación. Desde agosto, 539 han superado la enfermedad.

Según manifestó la diputada de Políticas Sociales, Maite Peña, tras la ofrenda floral a las víctimas del Covid en residencias, «ha pasado ya el tiempo de la inmunidad con creces, de ahí que tengamos los resultados que tenemos en el territorio, sin ningún caso positivo», se felicitó, al tiempo que detalló los pasos en la vacunación. «El siguiente colectivo vulnerable es el de las personas de centros de día y las personas con discapacidad y enfermedad mental», dijo.

Pero que los usuarios y trabajadoras de estos centros de mayores se protejan contra la amenaza del virus no significa que puedan relajar las medidas de protección. Si bien el objetivo a largo plazo pasa por volver a la normalidad, para que eso suceda todavía habrá que esperar un tiempo. Al menos, hasta la próxima reunión del LABI, el día 5 de marzo, cuando el Gobierno Vasco decida si flexibiliza las medidas en vigor y comienza poco a poco una desescalada en estos centros, dado el nuevo escenario al que se acerca Gipuzkoa, con una tasa acumulada por debajo de los 260 casos.

A este respecto, la diputada foral de Políticas Sociales no se aventuró a adelantar más detalles. Según afirmó, «estamos trabajando las tres diputaciones con el departamento de epidemiología del Gobierno Vasco para proceder a la desescalada en las residencias y flexibilizar las visitas y las salidas en la medida de lo posible, siempre cumpliendo con las medidas de seguridad y los protocolos para fomentar el contacto de los usuarios con los familiares».

Asimismo, señaló que «hay que tener en cuenta que en Euskadi no vamos todos al mismo ritmo. El día 5 hay LABI y estamos trabajando con el objetivo de que en esa reunión se pueda aprobar ya un protocolo».