¿Hasta cuándo aguantarán las reservas de agua en Gipuzkoa?

Según los indicadores establecidos por la Agencia Vasca del Agua en el plan especial de sequías de las cuencas internas del País Vasco, dos embalses están en estado de emergencia: el de Lareo, en Ataun, al 74,66% de llenado actual; y el de Urkulu, en Aretxabaleta, al 66,90%. El de Urkulu, el que acompaña en las fotografías de estas páginas, es el que más vacío está respecto a su capacidad total.

Por otro lado, hay dos en alerta: el de Ibiur, en Tolosa, al 70,29%; y el de Arriaran, en Beasain, al 76,18% de llenado. Todos ellos pertenecen a la gestión de Gipuzkoako Urak, cuyo director de explotación, Aitor Lander Iza, explica que ese estado, mostrado en rojo en los informes, «no es una foto del momento. El indicador señala que estamos en emergencia porque este año no ha llovido tanto –un 30% menos comparándolo con otros años–, pero nosotros nos fijamos en cuántos metros cúbicos tenemos y lo que nos durarían con un consumo normal». En resumidas cuentas, «cuánta agua nos queda en el depósito, si estamos en reserva o no».

Según esa medición, Iza afirma que «con los recursos que tenemos, nuestra estimación es que llegaríamos a principios del próximo invierno sin que cayese ninguna de gota de agua más». Es decir, sin que lloviera hasta diciembre. De todos modos, y lejos de presumir de una previsión que llama la atención visto el panorama estatal, transmite que «es preocupante que no llueva. La historia nos da referencias y nos dice qué gravedad tiene la situación actual, que no hace falta ni pararse a describirla, pero la información más valiosa para nuestra gestión es la de saber, con el consumo por habitante de cada comarca, hasta cuándo vamos a poder tener recursos».

El embalse de Añarbe, el que mayor población abastece en el territorio con 318.044 habitantes, también se encuentra por debajo de la media con un 82,90% de volumen embalsado, once puntos menos que hace un año y cuatro menos que la serie de los cinco últimos años. Sin embargo, Añarbe entraría en situación de prealerta si descendiera durante el mes de mayo al 38% de llenado, una cifra lejana y que en el norte de Gipuzkoa no debería preocupar, ya que el embalse de Endara –conocido también como el de San Antón–, gestionado por Servicios de Txingudi para toda Bidasoa, está al cien por cien de su capacidad, como en 2022. Otros que están con un gran volumen es el de Barrendiola, Legazpi, al 99,96%; y el de Aixola, en Elgeta, al 91,26%.

El Plan Especial de Sequía, que define la propia sequía como «una situación natural, persistente e intensa, de disminución de las precipitaciones producida por circunstancias poco frecuentes y con reflejo en las aportaciones hídricas», traslada medidas excepcionales a tomar según los indicadores en los que se encuentre cada embalse (normalidad, prealerta, alerta y emergencia). En el caso del naranja, el segundo más grave, cabe la posibilidad de que se ejecute la reducción de la presión nocturna en redes urbanas o cortes temporales nocturnos para impedir fugas.

Actualmente, 155.512 guipuzcoanos se verían afectados por este tipo de medidas por el estado en el que están Arriaran, Ibiur, Lareo y Urkulu, en naranja y en rojo, pero las instituciones correspondientes han decidido no adoptar esas medidas extraordinarias todavía.

Iza explica que «también debemos tener sensibilidad. Estamos en emergencia, está claro, pero todavía no hemos establecido medidas porque creemos que tenemos la capacidad para prolongar esos recursos a través de nuestra propia gestión», que puede consistir en la activación de los trasvases disponibles entre sistemas que dispongan de esta posibilidad o de bombeos de pozos de apoyo según su disposición. «Si viéramos que no llegamos con nuestros recursos, uno de los últimos pasos sería el de las medidas extraordinarias», como ya se han tomado, por ejemplo, en Cataluña.