Juicio por la muerte de Santi Coca
«Queremos cerrar esta etapa con justicia»La madre y el hermano de Santi Coca, el menor donostiarra fallecido en 2019 tras recibir una paliza, afrontan con firmezael juicio que arranca el viernes
AIENDE S. JIMÉNEZ
san sebastián.
Miércoles, 15 de noviembre 2023, 01:00
Con semblante triste, pero firme, con la idea clara de que llevan muchos años «trabajando y sufriendo» para que se haga justicia por su ... hijo, por su hermano, por Santi. Así encara la familia de Santi Coca Hacine-Bacha el juicio por su muerte, que arranca este viernes, cuatro años y medio después. Una espera que han vivido «con agonía y desamparo» y que les ha producido mucho desgaste. Reconocen que están «cansados», más que en marzo, cuando el juicio tuvo que ser suspendido por la desaparición de uno de los acusados. Pero necesitan «cerrar esta etapa» y seguir adelante, aunque saben que la condena por haber perdido a Santi «nunca terminará». Para ello piden una pena «ejemplar» para los encausados por su muerte, que se enfrentan a una pena de 20 años por asesinato. «No podemos banalizar ni normalizar que un chico salga a la calle y que le maten», dice la madre del donostiarra de 17 años, Fátima.
El agotamiento y la tristeza se refleja en sus caras. Reconocen que el proceso judicial ha estado «lleno de obstáculos» y que ha sido «muy largo», pero sienten la responsabilidad de luchar no solo por su batalla personal, sino por contribuir «a que no vuelva a suceder», lo que Fátima llama «justicia social». «Hemos tenido ganas de tirar la toalla varias veces, pero queremos contribuir a la sociedad. Mi hijo Santi era un amor de niño, venía de estudiar tres semanas en Londres y solo quería salir en Semana Grande con sus amigos y pasárselo bien. Solo queremos estar protegidos, seguros cuando salimos a la calle».
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Pero esa carga pesa en sus espaldas. «No hay humanidad. No pueden tener a una familia esperando casi cinco años. A una madre, a un hermano. Son años en los que no vives. Hasta que no acabe el juicio siempre va a estar ahí ese pensamiento de cómo va a acabar o no», explica Iker, que la fatídica noche del 26 de abril de 2019 estaba con su hermano. A él también le pegaron, cuando intentaba defenderle. Recuerda que un grupo se acercó a un amigo suyo y le quitaron el paquete de tabaco de la mano. «Les dije que las cosas no se hacían así, y noté que había tensión. Cuando me di la vuelta vi a un grupo lanzando puñetazos y patadas. Intenté separarles y me tiraron al suelo. No pude hacer nada, es lo que más me duele». Santi cayó al suelo junto a él y recibió numerosos puñetazos y patadas, según recogen los escritos de acusación. Hasta que quedó inconsciente en el suelo. Fue trasladado al hospital, donde se le reanimó durante 40 minutos. Sin embargo sufrió lesiones cerebrales irreversibles, y falleció dos días después, el 28 de abril.
La «máxima pena»
Siete personas fueron detenidas, si bien finalmente se acusó a seis. Aunque Iker asegura que allí «había muchos más». Uno de los encausados desapareció en octubre del año pasado, tras dejar de comparecer en el juzgado de Irun, y aunque se le declaró en rebeldía y se emitió una orden de búsqueda y captura, no se sabe nada de su paradero. El resto, cinco jóvenes que cuando ocurrieron los hechos tenían entre 18 y 22 años, están acusados de asesinar a Santi, y se enfrentan a una pena de 20 años de cárcel. También les acusan de otros dos delitos de lesiones, por agredir a Iker y a un amigo. «Para nosotros son todos asesinos. Lo mínimo es que tengan la máxima pena, yo les metería muchísimos más años que 20», dice Fátima, quien espera que sea «un juicio ejemplar, porque si no, con todo lo que estamos luchando, no serviría de nada, y estaríamos permitiendo que se banalice la violencia y las agresiones». Por ello ni se plantea una sentencia que no sea condenatoria. «Ni lo pienso. Espero que el jurado popular sea coherente y no mire a otro lado».
El viernes arranca la selección del jurado popular, nueve ciudadanos que serán los encargados de determinar la responsabilidad penal de los acusados. Su hijo Iker asegura que «cualquier resultado» del juicio «no vale. O se hace justicia y los meten en la cárcel o no estamos dando el ejemplo que deberíamos. Si cada uno puede hacer lo que le dé la gana y encima se libra...». Cabe recordar que todos los acusados se encuentran en situación de libertad provisional, desde hace años, lo que indigna a la familia de Santi. «No me sorprendería que el resto tampoco aparezca. Cuando se enfrentan a tantos años de cárcel, es darles la oportunidad de que puedan escaparse. La ley es así y se lo permite», denuncia su hermano.
Un juicio largo
Tanto él como su madre tendrán que declarar como testigos en un juicio que se prolongará durante casi tres semanas. Además de la Fiscalía, la familia ejerce la acusación particular y el Ayuntamiento de Donostia se ha personado en el procedimiento como acusación popular. Habrá 46 testigos, 20 de ellos ertzainas, y 25 peritos. «Tenemos ganas de cerrar esta etapa, ganas de que acabe y sobre todo haciendo justicia. Que este tipo de gente no esté en la calle. Es una injusticia. Tenían que estar en la cárcel desde el principio», lamenta Fátima, que en las últimas semanas reconoce que apenas está durmiendo. «Cada vez tenemos menos fuerza y es más desolador, agotador. Mi hijo ya no va a volver, pero siento que estoy haciendo una labor social, no personal», insiste.
Iker tampoco está llevando bien estos días previos a que empiece el juicio. «Duermo fatal, dándole vueltas a la cabeza todo el día, es revivir todo».
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