Pueblos llenos, pueblos casi fantasma
Contraste ·
Durante los meses de verano, hay localidades guipuzcoanas que multiplican su población por la llegada de turistas y otras que se quedan casi vacías por el éxodo vacacionalRuido de maletas, parkings llenos, grupos guiados de turistas, cafeteras que bullen, camareros que no dan abasto en las terrazas y colas para todo. Es ... una mañana de julio cualquiera en Hondarribia. A casi 90 kilómetros de distancia, tres mujeres, desde hace tiempo ya jubiladas, ven la vida pasar sentadas en una terraza vacía, en la plaza del Ayuntamiento de Arrasate. El contraste entre estas localidades guipuzcoanas se repite también en otras como Zarautz y Eibar. DV recorre estos cuatro municipios guipuzcoanos, unos llenos de turistas y locales, otros a punto de convertirse en 'fantasma' durante los meses de verano y la rutina en cada lugar se adivina rápido: al tiempo que casi se paraliza la actividad habitual en el interior, en la costa empieza a faltar sitio.
De hecho, Zarautz, con una población de 23.370 habitantes puede superar los 35.000 durante los meses estivales con la llegada de turistas, como ocurrió el año pasado, según la estadística experimental del INE de medición del turismo a partir de la posición de teléfonos móviles. Este verano también se espera una gran afluencia; de hecho, ha sido el destino turístico de mayor ocupación de España el pasado mayo, con un 84,3% de plazas ocupadas. En Hondarribia, donde residen 17.105 personas, se repite la misma dinámica y el verano pasado se incrementaron en hasta 50.341 los residentes en esta localidad con la llegada de turistas (el 39% de origen extranjero), según datos del INE, con una ocupación hotelera de hasta el 96%.
Como contrapartida, bares que cierran y calles que se quedan medio vacías en otros municipios. Una huida a zonas más turísticas que se traduce en localidades que multiplican su población y otras que se quedan apenas sin habitantes. En verano todo se transforma.
Zarautz/Hondarribia
«Hemos pasado de ocho a 24 empleados, estos meses son una locura»
Si encontrar un sitio para aparcar en Zarautz requiere de unas cuantas vueltas, hablar con alguno de los encargados de los bares y restaurantes situados en el malecón resulta misión imposible. «Ahora no os puedo atender, estamos a tope». La cantinela se repite de lado a lado. Está saliendo el sol y el paseo y las terrazas comienzan a llenarse, también la playa, de surfistas, después de una mañana de lluvia intermitente que ha obligado a cubrirse con ponchos y paraguas.
El municipio de Urola Kosta recibe miles de turistas cada verano y donde más lo notan es en la hostelería. Txus Manterola, responsable de la hamburguesería Aka'ula, explica que «desde principios de julio ya ampliamos la plantilla y pasamos de estar 8 fijos a 24 empleados y también hemos ampliado el horario y abrimos dos horas antes de lo habitual, a las 10 horas. Además, en vez de tres días que cerramos en invierno, ahora solo cerramos uno». Y no por falta de demanda, «pero es que no encontramos a suficiente gente como para tener todos los días abiertos». Así, «este mes y agosto son los más fuertes del año. Después de sanfermines se nota un montón, aunque este año el tiempo no nos está ayudando», señala. Al estar situados en el malecón, estos locales dependen «mucho» de la meteorología y cuando sale el sol, «la playa se llena y todo el rato estamos a tope, las 24 mesas que tenemos se llenan y lo habitual es que haya colas de espera».
«La terraza está llena todo el día a pesar de que abrimos dos horas antes de lo habitual y a la hora de comer se forma cola»
Txus Manterola
Bar Aka'ula (Zarautz)
Este establecimiento, especializado en hamburguesas, abrió sus puertas en 2020 y «año a año vamos trabajando cada vez más, el julio pasado fue muy bueno», comenta Manterola, que como zarauztarra –aunque nacida en Donostia– observa cómo el municipio «se llena hasta arriba» durante los meses de verano. «En el día a día se nota muchísimo, la gente se queja del aparcamiento pero bueno, nosotros vivimos del turista y lo necesitamos. En septiembre ya se puede andar tranquilamente, es como que nos quedamos más los de casa», añade.
A 40 kilómetros de distancia, nada más poner un pie en Hondarribia, una familia extranjera enfila la calle Mayor con la maleta a cuestas. En mitad del recorrido, un grupo de turistas atiende las explicaciones de la guía, visita que prosigue a en la Plaza de Armas. Hay quienes optan por desenvolverse por su cuenta, aunque con algo de ayuda. En la oficina de turismo, una pareja venida de Huelva pregunta por las playas, aunque «estos días ha habido bandera roja por las carabelas portuguesas», les indica Manu. Este trabajador comenta que «en los últimos años se nota la desestacionalización y cuando no es verano también hay gente. Aquí siempre la hay», resume.
«En Hondarribia hay turismo durante todo el año, pero agosto es para cerrar las puertas del pueblo»
Amaia Tovar
Tienda Ongi Etorri (Hondarribia)
Esa misma constatación hace Amaia Tovar desde su negocio Ongi Etorri, dedicado desde hace ocho años a la venta de souvenirs y ropa regional y de fiestas. «Hay turismo durante todo el año, pero los meses de verano, sobre todo después de sanfermines hasta el 15 de agosto, la clientela se triplica. Agosto es para cerrar las puertas del pueblo, es tremendo», afirma. Para absorber toda esta demanda, «en verano trabajamos de 10 a 22 ininterrumpido y al ver cómo está creciendo el turismo nos estamos planteando no cerrar a mediodía durante todo el año».
Al estar situados en San Pedro Kalea, «hay muchísimo paso de gente, porque la hostelería trabaja mucho, pero aunque la tienda se llene, no significa que todos compren», apunta.
Arrasate/Eibar
«Si en un día normal sirvo unos 100 cafés, ahora no llego a 30»
Al margen del turismo masivo, Arrasate despierta cada mañana con una tenue sensación de vida. Cerca de la plaza Seber Altube, varios vecinos caminan con sus compras, otros pasean al perro, aunque si uno asoma el hocico entre calles, el paisaje urbano ha perdido todo el bullicio habitual:vías desangeladas, persianas bajadas, bares cerrados y parques vaciados de niños. «Una vez que los chavales terminan la ikastola, mucha gente se empieza a ir y se va vaciando todo», comentan tres vecinas en la terraza del bar Kajoi, en pleno corazón del casco antiguo. Uno de sus propietarios, Antonio Murillo, mide el pulso del municipio por el hueco de los aparcamientos. «Durante el año está todo bastante tensionado para aparcar y estos días puedes dejar el coche en cualquier lado».
Este establecimiento hostelero tiene mucha clientela fija, lleva 38 años funcionando desde que abrió sus puertas en este municipio de la comarca de Debagoiena, y la estampida se nota sobre todo «a mediados de julio. Mucha gente tiene casa de fin de semana y se va a Zarautz, Orio... y otros que se escapan 15 días o todo el mes», añade.
«Mucha gente tiene casa de fin de semana y se va a Zarautz, Orio... Y hay otros que se escapan 15 días o todo el mes de agosto»
Antonio Murillo
Bar Kajoi (Arrasate)
Así, en el día a día de este hostelero, el número de consumiciones se reducen de forma considerable y «si un día normal puedo servir unos 100 cafés, ahora estaremos en torno a los 30. Sí se nota, sí». Es de los pocos bares que se resiste a cerrar a mediodía y hace horario ininterrumpido, de hecho «la mayoría, sobre todo en agosto, no abren», afirma. A su alrededor se van amontonando las furgonetas de reparto. «Hay más coches que personas estos días», añade, aunque a la hora de mirar la caja, «la facturación es muy parecida en agosto a la que podemos hacer en febrero, porque en invierno la gente casi no sale».
¿Y dónde están los turistas para llenar el vacío que dejan los locales? «Aquí poco... aunque con la nueva apertura del hotel Mondragon, de vez en cuando sí que viene gente que va a visitar los alrededores y se aloja aquí porque se ahorran bastante en comparación a coger un hotel en Donostia».
«Cerramos las tardes de agosto porque no hay gente y no sale a cuenta. Muchos tienen segunda vivienda y se escapan»
Begoña Vega
Tienda Itxesi (Eibar)
El día permanece lluvioso y en Eibar también hace falta echar mano del paraguas. Las mesas dispuestas en la plaza de Unzaga bajo los arkupes se encuentran a medio gas, al igual que el interior de los bares, tiendas y pastelerías. Eso sí, el tráfico es denso «por las obras», comenta Begoña Vega, empleada de la tienda Itxesi, en la calle Bidebarrieta, que se dedica a la venta de productos ecológicos y dietéticos. Lleva 26 años trabajando en este local y ha visto cómo cada verano se vacía el municipio «cada vez antes. Hace años todo el mundo se iba en agosto pero ahora, ya desde la semana anterior a sanjuanes, se empieza a notar bajón y entre Santiago, sanignacios... la gente se va de vacaciones. Muchos tienen segunda vivienda en La Rioja, Jaca, Huesca, Deba... Y se nota».
Y ante tanta salida, los establecimientos apañan sus horarios. «Sobre todo a mediados de agosto, te cuesta hasta tomar un café porque no encuentras un bar abierto. En Itxesi hace unos años se decidió cerrar por las tardes en agosto, no hay gente y no sale a cuenta. Los vecinos hacen sus compras por la mañana y por la tarde se aprovecha más para el ocio». Eso sí, «a mí Eibar me encanta por estas fechas porque no hay nadie, es una tranquilidad total y si te vas ya a otros municipios, parecen pueblos fantasma. Mi marido tiene reuniones de trabajo en Arrasate y suele comentar que no anda nadie.
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