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Un plan diferente para un día caluroso
Muchos guipuzcoanos optan por ir a alguna de las 138 piscinas del territorio en lugar de a la playa
elene mendiola
Sábado, 24 de agosto 2019, 07:23
Estos días se presentan como el último respiro antes de la llegada de septiembre. El trabajo y las clases esperan, pero todavía queda un poco ... de verano que apurar. Y si el tiempo ayuda como en las pasadas jornadas, todavía mejor. La subida de temperaturas experimentada estos días hace aferrarse de nuevo a las tardes a remojo.
En los escasos días de sol en Gipuzkoa el plan habitual en la costa es acudir a la playa. Tumbarse sobre la arena, sentir el balanceo de las olas o tratar de comerse un helado antes de que se derrita. ¿Y qué pasa con quienes no tienen el mar cerca? No hay problema, ya que el territorio cuenta con 138 piscinas municipales repartidas según el 'Censo de instalaciones deportivas' del Gobierno Vasco. Desde Azkoitia a Idiazabal, pasando por Urretxu o Segura, los vecinos de estos pueblos invierten los días de calor sofocante en piscinas con toboganes, trampolines o chorros de agua.
Hay gran variedad para elegir, también en cuanto a precios. La entrada de los adultos suele rondar los 6 euros. Así ocurre en Asteasu y Azkoitia, por ejemplo. 5 euros cuesta en Idiazabal y Aia, mientras que en el polideportivo Usabal en Tolosa son 8,90 euros. En algunas piscinas, el precio varia en cuanto a si la entrada es para todo el día o solo de tarde, con una disminución del precio: en Asteasu bajan a cinco euros, mientras que en Aia solo son 2.
Las piscinas de Hernani son una de las más completas, lo que hace que atraiga a muchos visitantes, tanto del pueblo como de fuera. Además, el precio para los adultos es de 7,45 euros, aunque a partir de las 17.30 horas baja a 3,75. Para los menores de edad son 5,15 euros todo el día, 2,65 medio día y 2,55 euros para los menores de tres años. A partir de las 17.30 horas, el precio baja a 1,25. Los menores de seis meses tienen la entrada gratuita.
En familia o con amigos
Estas piscinas son, por tanto, un lugar estupendo para acudir en familia, ya sea por la tarde o todo el día. Ese fue el plan de Eneritz, Aitor, Maite y Jagoba junto a sus hijos. «Miramos antes de venir a qué hora abrían, y al ver que eran las once dijimos 'pues a esa hora estaremos ahí'», comentan Aitor y Jagoba sentados en un banco de la piscina disfrutando de los rayos del sol. Desde que el año pasado visitaron por primera vez esta piscina -son de Zarautz y Zumaia -, decidieron que este iba a ser su sitio «porque además de que donde nos poníamos antes se hacía un charco y era un poco incómodo, desde aquí vemos perfectamente a los niños». Se encuentran en cuesta, más arriba de la piscina, por lo que pueden ver a sus pequeños sin problema, «y ellos nos ubican mucho mejor que en la playa sin tanta toalla y sombrillas. Así, pueden andar más a su aire».
En la piscina no hay corrientes que te arrastren, ni grandes aglomeraciones de toallas que complican el paso, tampoco hay ningún problema para llegar hasta el agua. Eso sí, hay toboganes, algo que disfrutan muchísimo Mía, Marena y Alain, como también sus aitas, y muchos otros niños.
Los más pequeños de la casa son también una de las razones principales por las que Naroa Pérez y su cuadrilla acuden a la piscina. «Aquí los niños están más controlados; hay socorristas, no hay mareas y hay sombra, que es muy importante», comenta Naroa, quien también recalcó que le gusta la ausencia de arena, «así llegas a casa limpio, en lugar de ir dejando un rastro de arena por todas partes». Admite que no es una «gran fan» de la playa, pero que su interés primordial en esta radica en que cree que «para los niños es mejor la piscina, y para los padres es bueno lo que es mejor para sus hijos. Ellos se lo pasan bien y nosotros estamos más tranquilos».
Su marido es de Hernani y suelen acudir a las piscinas de ocio y recreación del pueblo con los amigos y los hijos de estos. «Nos gustan estas piscinas porque no son como las habituales que te encuentras en cualquier pueblo. Hay mucho sitio, puedes estar tranquilamente, a tu aire, hay varios espacios con profundidades diferentes...», concluye.
Más de playa
En cambio, Inés es más de playa: «He de decir que yo soy muy playera, me gusta mucho. Pero solo de pensar en ir hasta allí, el tener que aparcar el coche donde puedas y el dinero que te dejas en el parking, creo que me merece más la pena venir a la piscina». Su amiga Pilar, sin embargo, es de la opinión contraria: una gran defensora de las piscinas. «A mí no me gusta nada la arena, tampoco lo que comenta Inés sobre tener que aparcar y conducir hasta Donostia o Zarautz. Aquí entras y sales del agua en cualquier momento, y sin pringarte con nada». Por ello, una o dos veces cada quince días suelen plantar sus toallas en las piscinas de Hernani.
Las que no suelen venir habitualmente son Abigail y Sharon, pero al recibir la visita de su prima Sherleyn, que viene de Madrid, pensaron en hacer algo diferente. «Habíamos estado una vez y nos gustó, así que por hacer otra cosa nos hemos venido de Donostia hasta aquí», comenta Abigail. Quien, admite, le gusta mucho la piscina, «yo creo que incluso más que la playa», no sabe el porque pero se lo pasa mejor, concluye. A Sherleyn también le gusta, pero, sobre todo se inclina más hacia la piscina «por la seguridad. En la playa siempre estás pendiente de que no te vayan a robar. Además aquí hay muchos socorristas», explica.
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