«Pedí la cita en mayo y me la dieron para agosto, pero no sé qué pasará después»
Los malienses asentados en Donostia dependen de un teléfono habilitado cada lunes durante dos horas para iniciar el farragoso trámite del asilo
Desesperación en los ojos y móvil en mano. Los malienses que llevan alrededor de tres meses viviendo en las calles del barrio donostiarra de Amara ... Berri se hacinaban ayer para realizar una llamada que, al menos, pueda agilizar la resolución de su futuro. Todos los lunes, de 16.00 a 18.00 horas, la Policía Nacional habilita una línea telefónica para que aquellos que lo precisen puedan solicitar una cita para conseguir protección internacional. El punto de partida de un tedioso periplo burocrático que, según afirman ellos mismos, no les asegura nada. «Pedí la cita el 27 de mayo y me la dieron para el 8 de agosto. Es lo único que sé, no sé qué pasará después», comentaba Samba, de 21 años, mientras sus compatriotas trataban de obtener la ansiada cita.
Este joven maliense abandonó su país natal en 2023, huyendo de una guerra que enfrenta al norte y al sur desde 2012, y que sufrió una grave escalada hace tres años. Su primer destino fue Tenerife, y a partir de ahí, comenzó a encadenar desplazamientos sin rumbo fijo –Madrid, Málaga y París– hasta terminar viviendo en las calles de Donostia. «Espero que me den el asilo porque estoy bien aquí. La gente nos está tratando bien, quiero quedarme», manifestaba.
Colaboración voluntaria
La Asociación de Vecinos de Amara Berri, que ofreció ayuda voluntaria, y el trabajo de la oficina de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) en Amara facilitó, en la medida de lo posible, el contacto entre malienses y Policía Nacional a través del teléfono habilitado. «Ellos llaman y cuando la policía coge el teléfono, vienen con nosotras para que les ayudemos a facilitar sus datos», explicaba Carmen, una de las voluntarias de Amara Berri Laguntzen que, junto a sus compañeras María y Lola, prestó su ayuda a los malienses.
Se consiguieron un total de 11 citas, «la mejor cifra hasta ahora», según confirman desde CEAR
La colaboración dio sus frutos. En apenas una hora se consiguieron 11 citas y la línea telefónica tuvo que cerrarse porque, intuían las voluntarias, «hemos llenado el cupo de solicitudes». Desde CEAR confirmaron que «es la vez que más hemos conseguido». No obstante, y aunque estas citas suponen un paso adelante, decenas de personas tendrán que esperar hasta la semana que viene para conseguir su respectivo encuentro con las autoridades. Aquellos que sí fueron atendidos se reúnen hoy con la Policía Nacional, que les otorgará una nueva cita que en la mayoría de los casos llega «dos meses después, como mínimo». En esta segunda citación es cuando arranca el trámite para conseguir el asilo. «Es entonces cuando se inicia el proceso para que empiecen a ser considerados personas para las instituciones», comentaba una vecina de la zona.
Tanto malienses como voluntarios exigen que «se amplíe el horario» de la línea telefónica
Ante la evidente saturación de la línea telefónica, tanto los propios malienses como las personas voluntarias exigen que «se amplíe el horario» de esta vía. «Tienen que habilitarla durante más horas o activarla también algún otro día». Por ahora, la delegación del Gobierno central en Euskadi ya ha anunciado que la semana pasada fueron trasladados una veintena y la próxima semana está previsto que sea transportada otra treintena del centro Larraña Etxea que Zehar Errefuxiatuekin gestiona en Oñati.
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