Patisserie Lyonnaise
Encontramos en un mercadillo de Pau unas letras oxidadas que formaban el rótulo de una antigua pastelería. Patisserie Lyonnaise. Los diógenes de los letreros viejos ... merodeamos las calles buscando comercios en traspaso. Esos rótulos acaban en la chatarra salvo que coincidas durante la reforma con los operarios que los desmontan.
Conservar esas letras repintadas es un intento de mantener vivo el espíritu de un tiempo que se desvanece. Imagino los miles cumpleaños, bodas, comidas de domingo, que alegraron con sus Éclair y Lionesas antes de bajar la persiana con un chirrido cansado. El cartel de 'cerrado por jubilación' no solo anuncia el fin de un comercio, también el de una época en la que caminábamos sin prisa y mirábamos los escaparates en lugar de una pantalla.
Esta semana ha cerrado la pastelería Izar. El recuerdo de sus tartas de hojaldre alimentará la nostalgia de una ciudad propensa a mirar por el retrovisor. Muchos de esos reposteros, sastres o ebanistas que hoy cierran por falta de relevo trabajaron doce horas al día con la ambición de enviar a sus hijos a la universidad, de dejarles un futuro mejor del que ellos recibieron. Ahora que la IA va a reemplazar muchos empleos de oficina los oficios artesanos resurgen como una gran opción para emprender un negocio.
No he encontrado en google ninguna imagen ni recuerdo sobre una Patisserie Lyonnaise. Probablemente, hoy el local albergará un starbucks o una tienda de carcasas para móvil.
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