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La normativa de la Diputación de Gipuzkoa que regula la práctica deportiva de los escolares de menos de 13 años –etapa de Primaria– y que considera «requisito indispensable» la participación en el programa escolar Multikirola para poder competir en un club deportivo, lleva vigente en Gipuzkoa desde los años 90, a finales del pasado siglo. La naturaleza de la norma es «priorizar un modelo de iniciación en múltiples deportes frente a un modelo de especialización en una única modalidad deportiva», argumentó la Diputación en la causa.
El propósito es contribuir a una mayor oferta deportiva para los escolares, que a lo largo de estos años han podido practicar deportes minoritarios, como el voleibol, el hockey... Además, busca fomentar la inclusividad entre niños y niñas y la práctica deportiva entre los que menos destreza física tienen.
Con todo, esta no es la primera vez que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco falla en contra de la normativa foral que regula la práctica de la actividad deportiva, ya que en el año 2019 dio la razón al Antiguoko y rechazó que la Diputación pudiera impedir a los niños jugar a fútbol en clubes de otros municipios, recogiendo que el regulador de este concepto debía ser el Gobierno Vasco.
En cuanto a esa alternancia «indispensable» del deporte escolar y la inscripción en un club deportivo, la Diputación Foral admitió en 2016 que estaba estudiando eliminar la imposición por la cual un menor solo podía apuntarse en un club si participaba de forma activa en Multikirola. El diputado por aquel entonces, Denis Itxaso, actual consejero de Vivienda y Agenda Urbana, abrió una puerta a «flexibilizar» esta postura, pero buscando siempre «un punto de equilibrio entre el sentido de la competición y la participación».
Las Juntas Generales de Gipuzkoa también instaron a la Diputación «a revisar el modelo del deporte escolar, contando con la opinión de familias, monitores, clubes, colegios, federaciones y otros agentes implicados».
Esta no es la primera vez que un padre guipuzcoano se acerca a las altas instancias para mostrar su descontento con la normativa. Uno de esos casos fue el de un progenitor de Errenteria que elevó su queja hasta el Ararteko, el Defensor del Pueblo Vasco. El Ararteko, una vez analizado el caso, emitió una sentencia favorable al padre, que veía cómo su hijo debía ser dado de baja de una escuela de fútbol al no estar dado de alta en esta actividad en su centro educativo.
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