La pista de circo, convertida en un templo católico
Año 1960 ·
El Circo Americano se asentó en Amara el 3 de septiembre de 1960. Se presentaba en su publicidad como «¡Un espectáculo gigantesco hecho para las ... grandes multitudes!» y aportaba las siguientes espectaculares cifras... «400 artistas y técnicos. 70 transportes motorizados. 100 animales y fieras. 30 atracciones internacionales. 3 horas de programa». Al finalizar su estancia donostiarra, el circo podía haber añadido otros números igualmente sorprendentes... «1 bautizo. 1 primera comunión. 6 confirmaciones».
DV informó de aquel conjunto de sacramentos tal día como hoy, en la edición del 13 de septiembre de 1960...
«Más de quinientas personas se congregaron el domingo bajo la carpa del Circo Americano para asistir a una de las ceremonias más emotivas que jamás haya tenido lugar en tal escenario circense y en verdad que nunca hemos visto un templo más original ni una 'función' más seria y edificante».
«En la pista se situaron los artistas y sus familiares, al frente de los cuales figuraban los empresarios, señores de Feijóo. En el improvisado presbiterio, el prelado de la Diócesis, sobre un altar portátil, dijo la misa del circo, seguida con la mayor unción por los centenares de personas».
En aquella carpa reconvertida en templo se celebraron, además de la eucaristía, lo que en DV resumieron como «bautismo de una niña, Primera Comunión de otro pequeño artista y confirmación de seis más». Oficiaron el obispo donostiarra Font Andreu y el padre Silva, «capellán del Circo y director espiritual de cuantos en él trabajan y viven» (también creador del Circo de los Muchachos).
«Y llegó el momento del bautizo –continuaba la noticia de hace 65 años–. Se iba a cristianar a Elisabeth René, 'Bettina' para futuros carteles. El agua vivificada le llegó en medio de una llantina desatada».
Después del bautismo entre lloros, «se acercó a una grada especialmente dispuesta el niño Hansy Traver, perteneciente a la 'troupe' de 'los Arany'. Entonces, en medio de un silencio impresionante monseñor Font Andreu dio por vez primera el Pan de los Ángeles al pequeño artista, vestido de marinero para esta circunstancia».
«Terminada la misa, se efectuó la última parte de la singular ceremonia, consistente en la administración del sacramento de la Confirmación a los niños Adolfo Rivas, Lia Nimenn, Angelita Fernández, María Blanca Fernández, Enrika Niememen y José Gómez».
Por la tarde volvería la siguiente función, incluidos los cuadros de 'Las mil y una noches' que entonces ofrecía el Circo Americano entre fiera y fiera. Pero «al filo de las dos y media, todos los asistentes abandonaron las gradas, sinceramente impresionados por lo que acababan de presenciar ante una pista sin payasos, ni monos amaestrados; con las cuerdas y trapecios inmovilizados en su altura y sin músicas estridentes de fondo».
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