La desaparición del popular gato de Gizartea
San Sebastián ·
Pálido y triste... apareció el gato de Gizartea», leemos en un titular de DVel 11 de julio de 1970. ¿Qué gato de Gizartea? ¿Cómo había ... desaparecido y aparecido? ¿Por qué estaba triste?
Esta pequeña historia gatuna empezó para los lectores de nuestro diario el 31 de mayo de 1970. Por aquel entonces, el escritor José María Mendiola escribía un serial en el que visitaba sociedades populares donostiarras, intentando captar su ambiente y personalidad. La entrega que dedicó a Gizartea comenzaba con cierto suspense...
«Resulta que, tan pronto como hube franqueado su puerta situada en la calle de San Martín, me vine a topar con un miquelete y un gato. El miquelete, por cierto, estaba muy quieto, y en un principio no advertí su condición de tal miquelete. Me preció, simplemente, un caballero ocasionalmente inmóvil. El gato, en cambio, no me pareció gato. Quiero decir que no me pareció un animal vivo, sino que, no sé por qué extraño proceso mental, creí ver en él un fruto de la disecación. Al punto, el gato movió una oreja, y el miquetelete, en cambio, no movió nada. Vi entonces que mi error era mayúsculo. El gato era un ser perfectamente vivo y el miquelete, en cambio, no era otra cosa que una añoranza».
El dato
-
1970 Rubio, altivo y sibarita, el gato de Gizartea no tenía nombre pero era la mascota de todos sus socios. Causó revuelo que, tras doce años sin salir de la sociedad, de pronto desapareciera. Hasta que tal día como hoy lo encontraron, «pálido y triste»
En otro momento del reportaje, Mendiola se refería al gato, de pelo rubio y porte altivo. No tenía nombre pero era la mascota de la sociedad. Y le gustaban las angulas y los espárragos al muy «sibarita».
«No se ha escapado»
Gracias a aquel artículo, el felino, hasta entonces únicamente conocido por los socios, alcanzó cierta notoriedad en la ciudad. Muchos donostiarras se lamentaron cuando, el 30 de junio, leyeron en DV la noticia de que había desaparecido: «El gato, que tantas simpatías contaba, a los pocos días de publicarse el reportaje, desapareció de Gizartea, después de doce años de ininterrumpida estancia en dicho centro popular».
Añadían que «la desaparición de la mascota ha producido el consiguiente disgusto, pues se tiene la seguridad de que no se ha escapado, ya que pudo hacerlo antes de ahora, cuando todavía no se había aclimatado ni familiarizado con un local y unos hombres que le llegaron a tener indudable afecto».
Los socios de Gizartea, y muchos no socios, se preguntaban si habrían robado el gato y dónde se encontraría. Al fin, el 11-VII-1970, nuestro diario informó de la feliz llamada que había recibido de Gizartea...
«– Ya ha aparecido el gato, pálido, triste, cabizbajo y meditabundo.
– ¿Dónde lo han encontrado?
– En el desván de la funeraria que tenemos aquí al lado».
Dada su estancia en la funeraria, escribieron, «no nos extraña lo de pálido, triste, etc. Pero en cuanto el gato de Gizartea comience a paladear de nuevo alguna 'kokotxa' que otra desprendida de las manos de algún 'gourmet', recobrará de nuevo la 'lustrosidad'».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión