El 'cashero de Régil': «¡Va a llover!»
Viajando a la Gipuzkoa del pasado sin salir de la hemeroteca
Con este tiempo cambiante, necesitaríamos al 'cashero de Régil', en tiempos famosísimo pronosticador del tiempo que publicaba un almanaque detallando la climatología que se iba ... a producir durante todo el año. Seguramente fallaría con frecuencia, pero en la prensa guipuzcoana aparecía una noticia cada vez que atinaba con sus pronósticos, con lo que su prestigio se disparó.
El 21 de agosto de 1950 organizaba EL DIARIO VASCO un gran festival folklórico en la plaza del Chofre, que contó con el inesperado asesoramiento meteorológico del 'cashero'…
«Por la mañana, bastante temprano, nos llamó telefónicamente:
-¡Cuidado! –nos dijo- ¡Va a llover!
Nos echamos a reír. El día venía espléndido. Todavía no apretaba el calor de bochorno que al mediodía hacia sudar a las gentes.
- ¡Pero hombre, Pachi! –le dijimos-. ¿Qué hoy va a llover?
- Sí. Mire usted mi almanaque. 'Día 21, lunes: Lluvia'.
- ¡Pues se va usted a equivocar!
- No, señor –respondió categórico-. No me equivocaré. Como no me equivoqué el día de la Virgen.
Hacia las tres de la tarde el 'cashero' estaba en la Redacción, Ya el tiempo había empeorado. Había mucha nubosidad. Se preveía galerna.
- ¿Qué dice usted ahora?
- Sí. Parece que va a llover. ¿Cree usted que no se podrá celebrar el festival vasco de la Plaza de Toros?
- Eso venía a decirles –nos contesto el 'cashero'-. No lo suspendan ni se asusten porque dentro de un rato llueva. El agua durará poco, y para las cinco o cinco y cuarto de la tarde habrá pasado el peligro y quedará una buena tarde, aunque esté nublado.
La absoluta seguridad de este mago de las predicciones atmosféricas llegó a sugestionarnos de tal modo en el periódico, que se decidió dar el festival folklórico.
Llovió abundantemente desde las tres y media a las cinco. Pero un cuarto de hora después empezó a aclarar, se levantaron las nubes y el vaticinio del 'cashero' se cumplió exactamente. Una vez más sus pronósticos, los que formulara en su ya famoso almanaque, con varios meses de anticipación, se han cumplido con exactitud cronométrica».
Así lo publicaron en DV el 22 de agosto de 1950. No extraña que el 'cashero' cada vez fuera más 'xélebre'.
Paracaidistas en la Concha
De un personaje peculiar a una imagen extraña. Avanzamos con la máquina del tiempo hasta el 25 de agosto de 1959, cuando la bahía de la Concha casi parecía ser objeto de un desembarco aéreo. De tres aviones Junkers saltaban uno, dos, tres y hasta treinta paracaidistas del Ejército de Tierra, a las órdenes del teniente coronel García Manuel.
El espectáculo fue montado como apertura de la V Quincena Comercial y seguido por el mismísimo Franco. «Momentos antes de iniciarse la exhibición, Su Excelencia el Jefe del Estado, acompañado de su esposa, miembros de su familia y destacadas personalidades de sus casas Civil y Militar, se dirigió al yate Azor, desde donde presenció las pruebas». Ante tales observadores, el espectáculo siguió escrupulosamente el escalafón militar, según leemos: «El primero en lanzarse fue el comandante donostiarra Soraluce, que tantas amistades y simpatías cuenta en nuestra ciudad. Luego lo hicieron seis oficiales, seis suboficiales, seis cabos primera, cuatro cabos y siete soldados».
El locutor del evento era militar, por supuesto: «A través de los altavoces el público fue detalladamente informado por el comandante del Estado Mayor don Luis Martín de Pozuelo, quien con una gran amenidad, conocimiento y simpatía fue anunciando los saltos». El 'movimiento de tropas' terminó con éxito: «Y la operación no pudo tener más éxito: no hubo la menor contusión entre los participantes. Y uno cayó en pleno puerto donostiarra y otro en la orilla».
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