
La calle de la memoria
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1965 | Cuatro bomberos para sofocar un incendioEl año 1965 empezó en San Sebastián entre humos y llamas. El día de Reyes, un incendio en la calle Bergara «produjo daños en la ... panadería de Querejeta y cuantiosas pérdidas en la librería Ramos». Dos días más tarde, un segundo incendio se produjo en la carpintería Leunda de la calle Prim.
Además del sobresalto y disgusto por las pérdidas, de lo que más se habló hace sesenta años fue de las limitaciones de la plantilla del Cuerpo de Bomberos donostiarra. El aparatoso incendio de la calle Bergara pudo dominarse gracias a los refuerzos llegados desde el puerto pasaitarra...
Como escribieron en DV, «gracias al espíritu de sacrificio de los bomberos donostiarras, de CINCO BOMBEROS, y de los ocho, llegados de Pasajes, cuya magnífica colaboración nunca podrá agradecer San Sebastián en todo su significado, se pudo dominar el incendio a la hora de su iniciación».
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En 48 horas se produjeron dos aparatosos incendios en el centro donostiarra. Quedó claro que no bastaba con «cinco entusiastas y abnegados hombres» sino que había que ampliar y profesionalizar el Parque de Bomberos
Al segundo incendio, el de la calle Prim, sólo acudieron cinco bomberos que se quedaron en cuatro. Lo leemos en el diario del 9 de enero de 1965...
«Acudió el retén de guardia de nuestro Parque de Bomberos, con cinco entusiastas y abnegados hombres. El fuego fue atajado por tres puntos distintos y en medio de una densa humareda, que parecía anunciar graves consecuencias. Afortunadamente, a los veinte minutos fue dominado, y extinguido momentos después. Pero dicha labor la realizaron entre cuatro bomberos. Uno de ellos resultó herido». Era Fernando Hernando, con heridas en una mano. Y saltaban las alarmas...
«De nuevo, en 48 horas, el fuego ha puesto más en línea el alcance de un problema que reclama una solución, la necesidad de contar con bomberos suficientes y capacitados, de hombres preparados para efectuar los trabajos que toda extinción de un fuego exige, con un amor al Cuerpo y una total entrega a su honrosa y humanitaria profesión».
Se oponían a la idea, entonces en la mesa, de crear un equipo de 'bomberos-obreros' que combinase las tareas típicas de los bomberos con la reparación de aceras y otros trabajos. Frente a eso, defendía un Cuerpo de Bomberos especializado, profesionalizado y con suficiente personal.
«Estamos de acuerdo en considerar que no hace falta tener 140 hombres en nuestro Parque, pero sí 60, perfectamente capacitados, estimulados y retribuídos», concluían.
El incendio en la carpintería Leunda de Prim, 6 lo originó un cortocircuito y produjo pérdidas material que se cuantificaron entre las 20.000 y las 25.000 pesetas.
El otro siniestro empezó en el nuevo horno eléctrico de la panadería Querejeta, de Bergara, 5, y se extendió a la popular librería Ramos. Prendieron los libros, los hierros de las estantería se retorcieron y entre las llamas y el agua usada quedaron destrozadas «todas sus existencias o casi en su totalidad».
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