1960 | Un hipopótamo gigante en el Circo Monumental
El Circo Monumental llegó al ferial de Amara con «veinte atracciones mundiales» y cien animales, como panteras de Java y leones de Kenya. Destacaba un hipopótamo de 3.000 kilos, que tenía su propia piscina
Panteras de Java! ¡Elefantes de la India! ¡Los mejores saltadores del mundo! ¡Leones de Kenya! ¡Caballitos enanos! ¡Los reyes de la televisión: 'Los Gildos'!».
Siempre ... nos ha fascinado el mundo del circo. Y las sensaciones que de niños nos provocaba la llegada al ferial de Amara de aquellas compañías misteriosas y exóticas.
El 28 de julio de 1960 llegó a nuestra ciudad la carpa del Circo Monumental. Se presentaba como «el circo gigante más famoso de Europa», como un espectáculo con muchos animales y fieras salvajes (que, siguiendo la costumbre, también podían verse fuera de las funciones, en un zoológico provisional) y como «el circo motorizado», por su abundancia de vehículos a motor.
Fieles al espíritu circense de la hipérbole y el 'más difícil todavía', uno de los anuncios previos que encargó insertar en EL DIARIO VASCO era una suma de cifras llamativas...
«100 animales y fieras. 20 atracciones mundiales. 25 vehículos motorizados. 28 remolques de material. 20 caravanas viviendas. 2 camiones cisternas. 2 grupos de luz. 1 piscina para hipopótamo. 2 caravanas cocinas. 1 bar restaurante. 2 caravanas taquillas. 4 grúas para montaje del circo en 4 horas».
Mucha insistencia en vehículos y caravanas, pero todos nos quedamos con la piscina para el hipopótamo, que en otro punto describían como «hipopótamo gigante de 3.000 kilos».
Proezas de barristas
«Con buenos entradones –feliz augurio para el señor Custilla– comenzó ayer su actuación en Amara el Circo Monumental. Magníficamente instalado y con una rapidez extraordinaria, resalta desde el primer momento una organización circense meritoria que ya predispone a la más satisfactoria acogida, como así fue».
«El público comprobó que era cierta la propaganda que se había hecho, ya que es evidente el alarde de elementos técnicos, la combinación de ejercicios y trabajos y la variedad de los diferentes géneros del arte circense. Un número de gran valía es el de los barristas 'Los Dominis', que, en cómico y en serio, realizan proezas; vaya un franco elogio para los campeones olímpicos de Roma, los Dinos; de un humor fino y sugestivo son 'Los Gildos' y la cama elástica proporciona a los cinco Johns un éxito fantástico».
El crítico consideró en 1960 que «párrafo aparte merecen los muchos números de fieras que presenta este circo, con panteras de Java, leones de Kenya, elefantes de la India y unos caballitos enanos que arrancan murmullos de admiración y simpatía en la pista. Y no olvidemos a ese hipopótamo gigante, soberbio ejemplar que impresionó su presencia».
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