1943 | El santo de los amaratarras
Hoy se cumplen 80 años de la muerte de Juan Vicente Zengoitia, el santo de Amara, enterrado en los Carmelitas
os tiempos cambian con gran rapidez, unas costumbres dan paso a otras y la inmediatez deja en el tintero situaciones que no hace muchos años ... merecían la atención del vecindario. Allá por la década de los cuarenta, cincuenta o sesenta, cuando se hablaba del santo de Amara, todo pichichi del barrio sabía que se trataba de Juan Vicente Francisco María Zengoitia Bengoa y Lasuen, el hombre que, nacido en Bérriz allá por 1862, el año 1996 figuraba en un Decreto Pontificio que introducía su causa de beatificación y canonización, y se encuentra enterrado en un mausoleo, bajo el Cristo del Perdón, en la iglesia de los Carmelitas desde su muerte ocurrida tal día como el de mañana, 27 de febrero, de 1943.
Los barrios de siempre mantienen, o simplemente recuerdan, algunos de los iconos con los que, durante generaciones, se han identificado y, escribiendo sobre el Amara de toda la vida, citado hoy como Amara Zaharra, resulta difícil desligarlo del parque de Bomberos, Guardia Municipal, Conservatorio, Escuelas de Amara y San José, el Bellas Artes o estaciones del Topo y de los vascongados…
Sociedades como Donosti Berri, Vasconia o Goi Alde… Los bares Guria, Benito, La Bella, Penalty, Esnaola, Shegundo… Los comercios de La Ramonita, La flor de Amara, Machaco, Gurutz, la Patrisi, la Juana, la Joaquina o la Matute… Las carrozas fúnebres de Goenaga, la fábrica de sifones y gaseosas Susperregui y las de lejías… El caballo, La Montañesa, El Chimbo… Las patatas fritas de Celigüeta, la chatarrería de Ferreres o el dúo Don Pablo/Mari Pepa en la parroquia de Santiago.
A todo lo citado puede añadirse una historia que comenzó en 1907 cuando el padre Bernabé de Jesús, María y José, superior del convento de Pamplona, vino a dar ejercicios espirituales a las Carmelitas Descalzas de la Parte Vieja. Dejó patente su deseo de establecer en la ciudad una residencia de los Carmelitas y en 1908, desde Oviedo y Burgos, fueron enviados a San Sebastián al padre Luis de la Virgen del Carmen y el hermano José Bruno de Santa Teresa con el fin de hacerse cargo de dicho establecimiento.
Primero fue en el tercer piso del número 40 de la calle 31 de Agosto, luego en el primero y segundo de la casa de Rafael Hériz, en la calle Mari esquina con Virgen del Coro, y más tarde en la casa vicarial del convento de Santa Teresa. La señora Rosa Seminario, viuda de Atanasio Osacar, propició la construcción de una nueva residencia para los Carmelitas y, en el barrio de Amara, se optó por un solar en la calle Pedro Egaña, inaugurándose la iglesia en 1915 bajo la advocación de la Virgen del Carmen.
Hasta nuestros días, los Carmelitas siguen siendo otro de los puntos de referencia para todo el vecindario que, en sus versiones más veteranas, mantienen en sus retinas aquellas procesiones del primer domingo de mayo, los días pasados en la 'juven' del Carmelo o los nombres de los padres Eulalio, Gil, Tirso, Crisanto, Tobías, Benardino, Antonio, Germán... Juan Vicente, carmelita descalzo, fue misionero de vanguardia y propagandista de las misiones. Profesó en Larrea (Bizkaia) en 1878 y estudio en Burgos y Markina. El año 1900 solicitó ser enviado a las misiones de la India y, llegado a Bombay, trabajó en los distritos de Verápoly, Kottayam, Ernákulan y Alwaye. Fundó iglesias, orfanatos, revistas y escuelas industriales, publicando distintos diccionarios y gramáticas latino-malabáricas. Recibido por Benedicto XV, se trasladó a Hoz de Anero (Cantabria) y creó 'La Obra Máxima' pidiendo, en 1933, con 70 años de edad, volver a las misiones, pero una parálisis impidió realizar su última voluntad y con grandes altibajos su vida concluyó el 27 de febrero de 1943.
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