1925 | Salvas en la bahía: llega una fragata argentina
«Infinidad de personas» esperaron alrededor de la Concha la espectacular llegada de la fragata-escuela 'Presidente Sarmiento'. El barco era hermoso y sus 275 jóvenes marineros también llamaban la atención
La rutina de la ciudad se rompía de vez en cuando con la entrada en la bahía de la Concha de algún barco especial. Ocurrió ... en 1914 con el buque-escuela francés 'Jeanne d'Arc' y pasó a finales de agosto de 1925 con la fragata 'Presidente Sarmiento', venida desde la Argentina.
Aquellas grandes embarcaciones servían para formar a los jóvenes militares de Marina de sus países pero hacían también una labor que hoy llamaríamos de relaciones públicas. Las autoridades locales subían a bordo, la tripulación era invitada a fiestas, se montaban celebraciones en el barco y en la ciudad, en aquel caso con 275 marineros jóvenes, guapos, uniformados y extranjeros. Su llegada era todo un acontecimiento, como reflejaban en la edición de 'El Pueblo Vasco' del 27-VIII-1925...
«Según estaba anunciado, ayer entró en nuestra bahía la fragata argentina, escuela de guardias marinas, 'Presidente Sarmiento'. Desde las diez y media de la mañana comenzó a llenarse la Concha, el Paseo Nuevo, el Castillo, Monte Urgull y demás lugares estratégicos, desde donde infinidad de personas esperaban contemplar la entrada de la fragata argentina en la bahía».
«El barco entró con las velas plegadas y a toda máquina. A las doce menos cuarto fondeaba la fragata en la bahía, enarbolando el pendón morado de Castilla para saludar al que era izado en el Palacio real de Miramar. Al mismo tiempo saludaba con las salvas de ordenanzas, a las cuales contestó la batería de las Damas desde el Castillo». Todo un espectáculo gratuito.
Con 85,5 metros de eslora, tres mástiles y dos chimeneas, la fragata 'Presidente Sarmiento' era una hermosa nave. Se cuenta que desde que empezó a navegar en 1989 hasta que dejó de hacer viajes internacionales en 1939 realizó 39 largas singladuras, en las que recorrió 1 100 000 millas marinas, lo que equivaldría a cincuenta vueltas al mundo.
Desembarco argentino
El comandante Steward y el embajador de Argentina en España, doctor Estrada, visitaron en Miramar a María Cristina, quien les recibió «con una encantadora cordialidad». «Se interesó mucho la Reina por los agasajos de que han de ser objeto durante su estancia en nuestra ciudad, expresando su deseo de que lleven una excelente impresión de San Sebastián».
Su estancia se hizo notar. Aquel mismo día en que fondearon en la Concha «a última hora de la tarde desembarcaron los guardias marinas libres de servicio, dedicándose a recorrer la ciudad». Algunos hicieron pequeñas excursiones en automóvil por los alrededores y otros acudieron a la verbena organizada por la Unión Artesana en el Gran Casino.
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