Fátima Hacine Bacha | Madre de Santi Coca
«Nadie paga por la muerte de Santi»La madre del menor donostiarra se muestra dolida tras conocer el fallo del jurado, que absuelve a tres acusados y condena a uno por homicidio imprudente
Ha sido un proceso judicial largo y agotador para la familia de Santi Coca, que se muestra «dolida y decepcionada» tras conocerse el veredicto del jurado ... , que ha absuelto a tres de los acusados de causar su muerte y ha condenado a uno por homicidio por imprudencia grave. Otro de los procesados quedó libre de cargos durante el juicio, y un sexto permanece huido de la Justicia, por lo que no ha podido ser juzgado. «Me siento desamparada y decepcionada, con una sensación de que nadie paga por la muerte de Santi», señala su madre, Fátima Hacine Bacha, quien confirma que no descartan recurrir el fallo.
El jurado emitió su veredicto el martes por la noche, tras un día y medio deliberando. Ni Fátima ni su hijo Iker acudieron a la lectura, pero había otros familiares siguiéndola en la sala, que les mantenían informados. «Al principio parecía que iba bien, y luego ya muy mal», explica la mujer, que no pudo contener la rabia al conocer el resultado. «Estuve gritando, estaba muy alterada. Han hecho todo lo posible para librarse y estamos decepcionados, porque desde el principio sabemos que han asesinado a Santi».
No hay consuelo para una madre que el 26 de abril de 2019 recibió una llamada de madrugada en la que su hijo Iker le decía que a su hermano le habían pegado y que estaba muy mal. El jurado considera probado que el argelino, el acusado que se encuentra en paradero desconocido, tuvo un altercado con Santi, donde este le golpeó y después comenzó a agredirle, una agresión a la que se sumaron más personas, que le condujeron con golpes hasta la pared del Náutico de San Sebastián. Allí Santi cayó al suelo, donde le siguieron dando golpes y patadas, algunas de ellas en la cabeza. El menor, de 17 años, quedó inconsciente e ingresó en coma en el Hospital Donostia, donde murió dos días después por una hemorragia cerebral. Siete personas fueron detenidas y finalmente seis acusadas de su muerte. «Pero eran más. Me gustaría saber dónde están», reclama la madre de Santi. Su otro hijo, quien fue testigo de los hechos, «está muy mal. Él estaba allí y no miente».
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Las acusaciones pedían 20 años de cárcel para todos los acusados por asesinato. Durante el juicio retiraron los cargos contra uno de ellos, que quedó en libertad, y modificaron el delito por el de homicidio y la petición de pena a 15 años para los cuatro procesados que restaban. El jurado, sin embargo, considera que no se ha podido acreditar que tres de ellos participasen en la agresión a la víctima. Y al que sí creen probado que pegó a Santi tanto cuando estaba de pie como en el suelo, le condenan por un delito de homicidio por imprudencia grave. «Sigo pensando que son todos culpables, y no de homicidio, de asesinato», afirma Fátima, quien lamenta que «este no es un caso aislado. No hay seguridad ciudadana, y no se hace Justicia. Hay una sensación de impunidad y de que nadie tiene un castigo, y creo que la Justicia debería hacer una reflexión al respecto». Las acusaciones piden 4 años de prisión para el único condenado, si bien el jurado está a favor de que no entre en la cárcel. «Es muy duro».
La causa de la muerte
El jurado, por otro lado, también se mencionó sobre la causa de la muerte de Santi, y determina que murió víctima de la agresión que sufrió. Este punto creó controversia entre los forenses que la calificaron de indeterminada entre la traumática y la natural, al explicar que no encontraron signos que pudiera explicar alguna de ellas, y los que concluyeron que la hemorragia que sufrió tuvo su origen en los golpes recibidos. «Nadie se cree lo de la muerte natural. Pero me crea una tristeza profunda que hayamos tenido que hacer un sobreesfuerzo tremendo para probarlo, recurriendo a otros dos informes forenses. Es un gasto de energía, de impotencia y de dinero», señala Fátima.
Por otro lado, asegura que no tiene «ninguna esperanza» de que la policía encuentre al acusado huido, y no oculta su enfado por esta circunstancia. «Yo me he tenido que cambiar de ciudad por estar amenazada, he tenido que escuchar que mi hijo ha tenido una muerte natural, y se ha permitido que el argelino huya».
Ahora quiere «poner distancia» y volver a su rutina, aunque su lucha no termina. «Esperaremos a la sentencia y la estudiaremos si es posible recurrir», en su empeño de seguir buscando Justicia por la muerte de su hijo. «Buscaré todas las vías posibles, tanto a nivel privado como en el Defensor del Pueblo. No sé sí tendré fuerzas o no, pero este juicio debería ser nulo».
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