Llegan las primeras carabelas portuguesas a las playas del Cantábrico, sin presencia aún en la costa vasca
Se incrementan en las últimas horas las picaduras por este organismo en aguas de Galicia y Asturias
J. F.
San Sebastián
Jueves, 24 de julio 2025, 13:58
La carabela portuguesa (Physalia physalis), el gran incordio para los bañistas en verano, ha reaparecido en el Cantábrico en las últimas horas. Las playas del oriente de Galicia y del occidente de Asturias están viviendo durante los últimos días varios incidentes por picaduras. Esta situación eleva la preocupación en la costa vasca y las playas guipuzcoanas ante la posibilidad de su llegada en los próximos días, si bien expertos de Azti ya avisaron el pasado 14 de julio del avistamiento de dos ejemplares cerca de nuestras costas.
Publicidad
El naturalista Luis Laria, fundador de CEPESMA, ha alertado en sus redes sociales de su presencia en arenales como Foz, Tapia de Casariego, Muros de Nalón y Castrillón. En Asturias, al menos cinco personas han requerido atención médica en Salinas y San Juan de Nieva tras entrar en contacto con sus tentáculos. Las carabelas portuguesas que llegaron el verano pasado a playas guipuzcoanas ya comprometieron el baño en Donostia, Hondarribia o Zarautz. «En junio pasado hubo una arribada terrible», recuerda Asier Nieto, de Azti. «Normalmente si hay un primer goteo suelen llegar más y las temperaturas cálidas facilitan la reproducción, de las medusas en general, aunque aún es muy precipitado concluir nada». Un hecho que se repite desde el verano de 2008 en las playas guipuzcoanas.
El Bioparc Acuario de Gijón ha recibido ejemplares vivos de la playa de Xagó para estudio, dentro de un proyecto liderado por la Universidad de Oviedo y el Centro Oceanográfico de Gijón del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC). Aunque los socorristas han retirado algunos ejemplares en la orilla, por el momento no se ha considerado necesario cerrar estas playas al baño.
Carabela portuguesa, ni medusa ni pez
A menudo confundida con una medusa, la carabela portuguesa es en realidad un organismo colonial, un «superorganismo» compuesto por varios individuos especializados que trabajan de forma coordinada. Su característica más visible es un flotador lleno de gas o vela de entre 15 y 30 centímetros que le permite desplazarse impulsada por el viento y las corrientes marinas. Bajo el agua, posee tentáculos que pueden alcanzar hasta 50 metros de longitud, aunque normalmente miden unos 10 metros. Estos tentáculos están equipados con nematocistos, células urticantes capaces de inocular un potente neurotóxico.
Picadura peligrosa
La carabela portuguesa es un carnívoro, que utiliza sus tentáculos venenosos provistos de cnidocitos para atrapar y paralizar a pequeñas presas acuáticas como peces y plancton, las cuales son luego introducidas en la boca hasta la cavidad gastrovascular para su digestión. A pesar de su llamativo aspecto, su belleza esconde un riesgo considerable, especialmente para niños, personas alérgicas o con problemas respiratorios previos, ya que la curiosidad de los bañistas a menudo aumenta el riesgo de contacto accidental. El contacto con estos tentáculos puede provocar dolor intenso, hinchazón e irritación cutánea, y en casos excepcionales, reacciones graves como dificultades respiratorias o incluso paradas cardíacas. El veneno de la carabela portuguesa tiene efectos neurotóxicos, citotóxicos y cardiotóxicos en el ser humano, pudiendo llegar a causar la muerte en casos menos frecuentes que los producidos por la avispa marina.
Publicidad
Mayor presencia en el Cantábrico
La llegada de la carabela portuguesa al norte peninsular se ha vuelto más frecuente en los últimos veranos. Los expertos atribuyen esta expansión a varios factores ambientales y ecológicos combinados. El aumento de la temperatura del mar Cantábrico y los cambios en las corrientes marinas favorecen que estos organismos tropicales, que originalmente habitan en aguas cálidas del planeta, lleguen a latitudes más altas. El calentamiento global es una causa principal de este avance. Además, la contaminación orgánica y la reducción de depredadores naturales, como algunas tortugas o la babosa de mar Glaucus atlanticus, también han contribuido a su proliferación. La complejidad de su ciclo de vida y su capacidad de adaptación a distintos entornos dificultan su control.
Consejos para los bañistas
Ante la presencia de la carabela portuguesa, es fundamental seguir la principal recomendación para los bañistas, evitar el contacto. Si hay carabelas portuguesas en la playa o en el agua, no te bañes y aléjate de la orilla, ya que puede haber fragmentos del animal. Nunca toques un ejemplar, incluso si parece muerto, porque sus células venenosas pueden seguir activas. Presta atención a las advertencias de los socorristas y autoridades locales.
Publicidad
Cómo actuar en caso de picadura de carabela portuguesa
-
Sal inmediatamente del agua y no frotes ni rasques la zona afectada. Evita usar toallas o arena, ya que la presión puede aumentar la liberación de veneno
-
Si quedan restos de tentáculos adheridos, retíralos con pinzas o el borde de un objeto rígido (como una tarjeta de crédito o permiso de conducir), evitando el contacto directo con las manos
-
Lava la zona afectada con abundante agua de mar durante varios minutos. Nunca uses agua dulce, amoníaco, vinagre u orina, ya que pueden activar las toxinas o ser contraproducentes
-
Para aliviar el dolor, algunas fuentes sugieren aplicar frío con una bolsa de plástico con hielo durante 10-15 minutos, mientras que otras recomiendan sumergir la zona afectada en agua caliente (unos 40-45°C) durante 20 minutos. Aplicar agua de mar templada también puede ayudar a dilatar la piel y eliminar posibles restos adheridos
-
Si es posible, aplica una pomada con corticoides para reducir la inflamación
-
Si la picadura es en el ojo, lávalo con abundante agua marina y acude a urgencias para su valoración
-
Busca atención médica urgente: Es imprescindible acudir a un centro médico o llamar al 112 si el dolor es intenso, persistente, o si aparecen síntomas graves como náuseas, vómitos, mareos, calambres musculares, dolor de cabeza, dificultad para respirar o malestar generalizado
Los expertos también aconsejan colaborar con las autoridades e informar sobre cualquier avistamiento sospechoso de carabelas portuguesas para ayudar a la seguridad de la comunidad. La colaboración ciudadana es fundamental para anticipar este peligro.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión