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Las diez noticias clave de la jornada
Ejemplar de carabela portuguesa. FERNANDO MARTINEZ SARASQUETA / OTROS

El año que conocimos a la carabela portuguesa

2008 ·

Aparecieron por primera vez en julio de 2008 y mantuvieron en jaque a consistorios, socorristas y bañistas durante cuatro veranos

Ana Vega

San Sebastián

Domingo, 5 de julio 2020, 08:21

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A princios de julio de 2008 se informaba en las páginas de El Diario Vasco sobre la presencia de una especie de medusa altamente tóxica. Javier Peñalba contaba que en las aguas del litoral vasco se habían registrado en los últimos días «la llegada de cientos de medusas, entre ellas algunas de una especie altamente venenosa. Se trata de la carabela portuguesa, una «falsa medusa» que podría incluso provocar la muerte. Las autoridades y los servicios de vigilancia de las playas se encuentran expectantes ante la posible aparición de nuevos individuos». Consultaba entonces nuestro cronista de sucesos a sus fuentes en Azti-Tecnalia quienes confirmaban la arribada días atrás de medusas a los arenales de la costa vasca, muy probablemente arrastradas por las corrientes y vientos del noroeste que predominaron en las semanas anteriores. «En opinión de los expertos, -continuaba la crónica de Peñalba- esta presencia de medusas no puede ser interpretada como preludio de otras posibles llegadas. La probabilidad de que la costa guipuzcoana sufra una situación parecida a la que desde hace varios veranos viene soportando el Mediterráneo en los últimos veranos es poco probable». Lamentablemente los expertos de Azti se equivocarían y en ese mes de julio arrancaba un periodo de cuatro años en el que las carabelas portuguesas pusieron en jaque a los ayuntamientos costeros, los socorristas que guardaban las playas y los bañistas que se arriesgaban a recibir sus terribles picaduras.

Las primeras picaduras llegaron un 3 de julio cuando dos niños menores de diez años y un varón de unos treinta tuvieron que ser ingresados en centros sanitarios tras entrar en contacto con los filamentos urticantes del animal. Javier Peñalba volvía a cubrir la noticia y contaba que «según datos facilitados por Joan Freisa, responsable de la Cruz Roja, en Gipuzkoa se llevan recogidos entre veinte y treinta ejenplares de carabelas, la mayoría de ellos en Donostia, aunque también se ha retirado un ejemplar en Zarautz».

José Manuel Etxaniz, jefe de Sanidad municipal, intentaba restar alarmismo a la situación pero no descartaba que «la llegada de esta especie de origen tropical se repitiera en un futuro». Y así fue. El 18 de julio se recogieron una docena de ejemplares en la Zurriola, algún ejemplar suelo y se informaba de que un pescador había detectado un grupo de 'carabelas portuguesas' frente a Zumaia. Los casos de picadura se siguieron repitiendo a lo largo del verano tanto en Donostia como Zarautz, Zumaia y otras localidades costeras. El 27 de agosto El Diario Vasco publicaba que en los últimos días ya había dejado de verse ejemplares de 'carabela portuguesa' para gran alegría de los bañistas.

1.200 picaduras en una semana

El verano de 2009 también se sufrió la visita de las medusas aunque, afortunadamente no eran carabelas portuguesas. El 4 de junio Borja Olaizola escribía sobre el arranque de la temporada de playas con presencia de ejemplares. La bióloga donostiarra Isabel Guzmán respondía a las preguntas del periodista y confirmaba que si se habían empezado a detectar a principios de junio «no hay nada que nos haga pensar que vayan a desaparecer cuando el mar empiece a calentarse». A finales de junio y principios de julio la invasión de medusas era ya noticia habitual en el periódico. Nuestro compañero Miguel González hacía un repaso al verano en las páginas publicadas el 23 de agosto. «El domingo 28 de junio, el peor día, se produjeron 400 picaduras en los arenales donostiarras, una cifra que se elevó a 1.200 afectados en el transcurso de esa semana. Este año, al menos, las picaduras fueron leves y no fue necesario el traslado de ningún bañista al hospital como sucedió el verano pasado con la presencia de la peligrosa carabela portuguesa», relataba el periodista. El elevado número de ejemplares «obligó al Ayuntamiento a diseñar un dispositivo de emergencia, dentro del cual se presentó una bandera blanca con dos medusas de color violeta para ser colocada en los mástiles de la Cruz Roja y avisar a los bañistas de su presencia. A partir del 11 de julio ya disponían de ella los socorristas en las playas, pero hasta el momento no ha sido necesario izarla, ya que no han vuelto a ser avistadas». Al parecer, fue ondear la bandera y desaparecer las medusas. Muy efectivo.

Arriba, recogida de ejemplares. Abajo izquierda, una carabela flotando en la bahía. A la derecha un bañista muestra las marcas que le dejó la picadura de una carabela. Fotos: Arizmendi | Aygues | Fraile
Imagen principal - Arriba, recogida de ejemplares. Abajo izquierda, una carabela flotando en la bahía. A la derecha un bañista muestra las marcas que le dejó la picadura de una carabela.
Imagen secundaria 1 - Arriba, recogida de ejemplares. Abajo izquierda, una carabela flotando en la bahía. A la derecha un bañista muestra las marcas que le dejó la picadura de una carabela.
Imagen secundaria 2 - Arriba, recogida de ejemplares. Abajo izquierda, una carabela flotando en la bahía. A la derecha un bañista muestra las marcas que le dejó la picadura de una carabela.

500 medusas en un día

«Sobre la arena de la playa su aspecto es el de una bolsa de plástico o un globo de reflejos rosáceos que resulta muy atrayente para los niños pequeños. Pero su interior encierra una trampa tóxica muy dolorosa y a veces muy peligrosa». Así describía Javier Guillenea los ejemplares de carabela portuguesa que volvían de visita a la costa guipuzcoana. El 17 de julio de 2010 el cronista informaba de la presencia de ejemplares en La Concha, Hondarribia y Zarautz. «La aparición de estos animales en las tres localidades activó el protocolo previsto por la Cruz Roja. En las tres playas se izaron la bandera amarilla y la blanca que alerta de la presencia de medusas en la zona».

Pero no fue hasta finales de julio cuando empezaron a aparecer día tras día y cada vez en mayor número. Los titulares de los días siguientes demuestran cómo fue evolucionando la situación. 27 de julio: Aparecen en La Concha más «carabelas portuguesas»; 28 de julio: La «carabela» obliga a poner bandera roja temporal en Donostia, Zarautz, Zumaia y Deba; 30 de julio: Diez afectados por «carabela portuguesa» en playas vizcaínas...

Vídeo.

Javier Peñalba detallaba el 10 de agosto en las páginas de este periódico la gravedad de la situación: «Desde el pasado día 1, tres embarcaciones salen todos los días a mar abierto a la captura de carabelas. En lo que va de mes han recogido cerca de un millar de ejemplares. Ayer se produjo una llegada masiva y se retiraron nada menos que 350. El lunes, retiraron del agua otras 162». Desde el inicio de la temporada de playas, los socorristas de la Cruz Roja habían practicado 122 curas por picaduras de medusas. Cuatro días después las cifras seguían aumentando: «El servicio contratado por el Ayuntamiento de San Sebastián para la recogida de medusas en aguas exteriores se cobró ayer la mejor de las «capturas» desde que el pasado día 1 entrara en funcionamiento. En Zarautz se recogieron de la playa alrededor de 200», informaba Peñalba.

A finales de agosto Miguel González volvía a hacer repaso del verano donostiarra: «Cerca de 3.000 medusas han sido retiradas de las aguas donostiarras durante las cuatro semanas que lleva en marcha el dispositivo de recogida ideado por el Departamento de Playas de este Ayuntamiento». El periodista contaba además qué se hacía con las medusas: «Las embarcaciones regresan regularmente al muelle donostiarra para descargar los ejemplares capturados, y volver a por más. Las medusas capturadas se dejan secar durante todo un día en el barco y al día siguiente, cuando han perdido toda el agua que llevan dentro, se llevan al vertedero». El 4 de septiembre por fin aparecía el titular deseado por ayuntamientos, bañistas y socorristas: 'Se fueron las carabelas portuguesas».

La pesadilla de Zarautz

La historia se repetía un año más ya que en julio de 2011 Javier Peñalba informaba de la nueva oleada: «Gipuzkoa se prepara para combatir un verano más a la carabela portuguesa. Los primeros ejemplares de esta amenazante especie han llegado ya a la costa empujados por los vientos del noroeste que durante los últimos días han predominado. Ya se han producido las primeras picaduras. El Ayuntamiento de San Sebastián activará un protocolo parecido al que ya puso en práctica en 2010. Intentará poner freno a su avance desde el agua, en una iniciativa que el pasado año resultó sumamente satisfactoria. En Zarautz se llevan retirados en los últimos días alrededor de 250 ejemplares».

El 14 de julio se convertiría en una pesadilla para los socorristas y bañistas de Zarautz. «Las playas de Gipuzkoa han registrado en las últimas horas una marea de carabelas portuguesas. Los vientos del norte que esta semana soplan con intensidad están en el origen de esta llegada. Zarautz fue el arenal más perjudicado. Ayer se retiraron más de un millar de ejemplares. En total, veinte personas fueron atendidas por picaduras, una de las cuales fue evacuada al ambulatorio. También se recogieron medusas en Donostia, Getaria y Deba. Junto a las carabelas aparecieron ejemplares de otra especie inofensiva que en un primer momento fue confundida con crías de carabelas», informaba Peñalba.

En agosto de 2010 se recogieron miles de ejemplares. Michelena

En verano de 2012 ocurrió como en 2009 y apenas aparecieron las carabelas portuguesas pero sí que arribaron gran cantidad de medusas a las costas guipuzcoanas. El 7 de julio nuestra compañera Ane Urdangarin daba cuenta de ello: «Ayer llegaron al litoral guipuzcoano las primeras medusas de la temporada de playas, que año sí y otro también, vienen a alterar las rutinas de los bañistas. Convertidas ya en un clásico de engorro y conversación playera, se estrenaron a lo grande: llegaron cientos de ejemplares, de pequeño tamaño, eso sí, a varios arenales guipuzcoanos. Pese al elevado número de hidrozoos, apenas se registraron unas pocas picaduras sin importancia. ¿Si son las temidas carabelas portuguesas? No. Desde el Ayuntamiento de San Sebastián explicaron que se trata de ejemplares «poco peligrosos», aunque aconsejaron actuar con prudencia».

Con el fin de evitar los quebraderos de cabeza de veranos anteriores el Gobierno Vasco diseñó en verano de 2012 un sistema preventivo de seguimiento y aviso. Javier Peñalba describía el 25 de julio que el ejecutivo vasco contaría a partir de entonces con «la colaboración de las cofradías de pescadores así como de patrones de embarcaciones de recreo que alertarán de la presencia de estas 'falsas medusas'

Al igual que ocurrió con la bandera blanca y morada para alertar de su presencia a los bañistas -que según ondeó desaparecieron-, el sistema de seguimiento y aviso parece que asustó a los temidos ejemplares. Durante el resto del verano sólo se informó de otros dos bañistas afectados por picadura de carabela portuguesa. Fue un 24 de agosto. Desde entonces hemos recibido alguna visita pero nada que recuerde las imágenes de 2010 que acompañan este reportaje.

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